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Terror. Intriga
Adaptación de una novela del escritor inglés Arthur Conan Doyle. Sobre los Baskerville pesa una maldición que ha traído muerte y desgracias sin cuento a las sucesivas generaciones de la familia. Cuando Sir Charles Baskerville aparece muerto en los páramos, Sherlock Holmes sospecha que el único miembro de la familia que permanece vivo, Sir Henry, será la siguiente víctima, pero no a causa de la maldición, sino debido a la ambición de ... [+]
9 de septiembre de 2007
14 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
m1- El impío Sir Hugo Baskerville propone a sus nobles amigos una violación múltiple. Mas la criada, recluida arriba, en la estancia al final del corredor, escapa por la ventana a través del páramo. Con un contrapicado de Sir Hugo, cuya enorme ira se desata a la vez que un rayo y su trueno inundan la estancia, la cámara le sigue violentamente al bajar las escaleras, sin cambiar el plano; incluso ajusta la escala de enfoque cuando se acerca al objetivo y, en primer plano, grita con incontenible cólera: “Deprisa, los perros”. Su rostro es esculpido por una luz lateral que ensombrece medio rostro. La escena transmite furia y maldad. La criada corre hasta unas ruinas. Un plano las muestra en oscuridad amenazadora. Un aullido. Los perros retroceden atemorizados. Sir Hugo no cede. Llega a las ruinas. El mismo plano de éstas se repite, pero con la silueta de la mujer entre sus arcos. Ella corta la espesa bruma pero no puede zafarse de su perseguidor, que la mata con una daga. Se repite el aullido. Sir Hugo busca con la mirada en torno. Oye un gruñido. Un corto traveling se acerca a su rostro aterrorizado, que tapa con los brazos mientras una sombra se abalanza sobre él.
m9- Dos siglos después, en el 221B de Baker Street, en Londres, el Dr. Mortimer relata la maldición de los Baskerville a Sherlock Holmes y al Dr. Watson: “Evitar el páramo en las horas infernales para no toparse con el perro del infierno”. Informa de la muerte de Sir Charles Baskerville, en las mismas ruinas, fruto de una experiencia terrorífica que provocó una parada en su enfermo corazón. Holmes utiliza la lógica deductiva mientras fuma en pipa, coloca un cuadro torcido, toma notas en su mano… Cuando es elogiado por su extraordinario sentido de la deducción declara: “No hay nada extraordinario en emplear los ojos”. El Dr. Mortimer, que le contrata para proteger al último descendiente de los Baskerville, da a entender que cree en la leyenda. El detective le dice: “Usted necesita un sacerdote”.
m15- Sir Henry Baskerville, rico heredero tan prepotente como educado, es presentado a Holmes. Ambos se jactan de no creer en leyendas. Sir Henry coge una de sus botas y de ella sale una tarántula que le recorre el brazo y se aproxima amenazante al cuello. Holmes le advierte que vuelva la cabeza pero aquél, en un persistente primer plano de su rostro empapado en sudor frío, contesta horrorizado y vencido por el miedo: “No puedo”. Una vez matada la araña, Holmes le advierte: “Su vida corre peligro. No se aventure solo en el páramo por la noche”. Holmes propone que Watson acompañe a Sir Henry en su viaje a Devonshire. Él debe permanecer unos días en Londres, asegura.
m21- Panorámica del páramo solitario. El cochero advierte de que un criminal evadido vaga por las tierras.
m23- Barrymore, el mayordomo, informa al nuevo señor de la desaparición de un retrato de Sir Hugo. Y de que oyó un terrible aullido la noche anterior a la muerte de Sir Charles.
m25- Watson va a sus aposentos y oye gemidos...
m9- Dos siglos después, en el 221B de Baker Street, en Londres, el Dr. Mortimer relata la maldición de los Baskerville a Sherlock Holmes y al Dr. Watson: “Evitar el páramo en las horas infernales para no toparse con el perro del infierno”. Informa de la muerte de Sir Charles Baskerville, en las mismas ruinas, fruto de una experiencia terrorífica que provocó una parada en su enfermo corazón. Holmes utiliza la lógica deductiva mientras fuma en pipa, coloca un cuadro torcido, toma notas en su mano… Cuando es elogiado por su extraordinario sentido de la deducción declara: “No hay nada extraordinario en emplear los ojos”. El Dr. Mortimer, que le contrata para proteger al último descendiente de los Baskerville, da a entender que cree en la leyenda. El detective le dice: “Usted necesita un sacerdote”.
m15- Sir Henry Baskerville, rico heredero tan prepotente como educado, es presentado a Holmes. Ambos se jactan de no creer en leyendas. Sir Henry coge una de sus botas y de ella sale una tarántula que le recorre el brazo y se aproxima amenazante al cuello. Holmes le advierte que vuelva la cabeza pero aquél, en un persistente primer plano de su rostro empapado en sudor frío, contesta horrorizado y vencido por el miedo: “No puedo”. Una vez matada la araña, Holmes le advierte: “Su vida corre peligro. No se aventure solo en el páramo por la noche”. Holmes propone que Watson acompañe a Sir Henry en su viaje a Devonshire. Él debe permanecer unos días en Londres, asegura.
m21- Panorámica del páramo solitario. El cochero advierte de que un criminal evadido vaga por las tierras.
m23- Barrymore, el mayordomo, informa al nuevo señor de la desaparición de un retrato de Sir Hugo. Y de que oyó un terrible aullido la noche anterior a la muerte de Sir Charles.
m25- Watson va a sus aposentos y oye gemidos...
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
… en el corredor del piso de arriba. Cesan, pero un aullido entra por su ventana, desde la que se ve el páramo, tan negro que, al finalizar el plano con un fundido a negro, casi ni se nota.
m30- Watson pasea por el páramo y conoce a Stapleton, que en un primer momento le toma por Sir Henry. Hombre rudo, con una mano palmeada y dueño del yermo páramo, le indica el camino y le aconseja no desviarse; hay arenas movedizas. Luego, conoce a una muchacha de boca cerrada y piernas abiertas que, al oír que va al palacio de Baskerville, borra su sonrisa y corre hacia la ciénaga. Pero Watson, tras ella, cae en las arenas. Stapleton le salva.
m35- La muchacha, Cecile, hija de Stapleton, conoce a Sir Henry y le seduce. Él, encantado.
m37- Los lamentos nocturnos atraen a Sir Henry y Watson. Hallan una vela en la ventana. Al moverla, una luz surge en la negrura del páramo. Se aventuran, se topan con el fugado y le persiguen. Un aullido hace que a Sir Henry le sobrevenga un ataque de corazón, herencia familiar. Regresan y Watson ve una vigilante figura negra en el horizonte.
m42- Watson vuelve al páramo y, en las ruinas, se encuentra con el centinela, el mismo Holmes. La negrura de la noche, la espesa bruma y unos brillos rojos y verdes dan a las ruinas una atmósfera irreal y perversa, potenciada por el aullido y los gritos que se oyen después. Los detectives acuden tarde, Sir Henry yace destrozado.
m46- Holmes llega a la mansión y escudriña con sus ojos (excelente Cushing). Sir Henry está vivo. Murió el preso, hermano de la Sra. Barrymore, confundido con Sir Henry. Ella le proveía de alimentos y ropa.
m49- Por la mañana, el cadáver ha sido mutilado y trasladado a las ruinas. Hallan una antigua daga con el escudo de la familia Baskerville bañada en sangre.
m53- Holmes visita al reverendo, entomólogo. La tarántula era suya. Desapareció el mismo día que el Dr. Mortimer y Stapleton le visitaron. “Combato el mal con el mismo empeño que lo hace usted”, le dice Holmes.
m58- Sir Henry visita la casa de Cecile, que está sola. Se besan. Él: “¿Quiere ir al páramo esta noche?”. Ella: “Si usted me lo pide”, mientras mira a su padre, que acaba de llegar.
m72- La daga que Holmes guardaba bajo llave ha sido robada. “Sir Henry va a morir esta noche”. Holmes deduce, por el cuadro ausente, que Stapleton es descendiente ilegítimo de Sir Hugo. Él y Watson acuden a las ruinas.
m75- Bajo la atenta mirada del detective, Cecile amenaza a Sir Henry con la muerte. Él se asusta. Un aullido le azora por completo. Se oye el rugido de la bestia y se muestra un colosal perro de enorme cabeza. Sir Henry cae aterrorizado, atacado por el animal. Holmes lo mata de un tiro. “El perro ha muerto. Debe usted verlo”. Pero Sir Henry no puede. “Es mejor que lo vea. No tiene que temer (…) Le ponían esta máscara para parecer más terrorífico. Lo tenían sin comer”. Vence al miedo, mira y muere la leyenda. El terror se sustenta en el artificio y la mentira. Y no está fuera sino dentro de la mirada.
m30- Watson pasea por el páramo y conoce a Stapleton, que en un primer momento le toma por Sir Henry. Hombre rudo, con una mano palmeada y dueño del yermo páramo, le indica el camino y le aconseja no desviarse; hay arenas movedizas. Luego, conoce a una muchacha de boca cerrada y piernas abiertas que, al oír que va al palacio de Baskerville, borra su sonrisa y corre hacia la ciénaga. Pero Watson, tras ella, cae en las arenas. Stapleton le salva.
m35- La muchacha, Cecile, hija de Stapleton, conoce a Sir Henry y le seduce. Él, encantado.
m37- Los lamentos nocturnos atraen a Sir Henry y Watson. Hallan una vela en la ventana. Al moverla, una luz surge en la negrura del páramo. Se aventuran, se topan con el fugado y le persiguen. Un aullido hace que a Sir Henry le sobrevenga un ataque de corazón, herencia familiar. Regresan y Watson ve una vigilante figura negra en el horizonte.
m42- Watson vuelve al páramo y, en las ruinas, se encuentra con el centinela, el mismo Holmes. La negrura de la noche, la espesa bruma y unos brillos rojos y verdes dan a las ruinas una atmósfera irreal y perversa, potenciada por el aullido y los gritos que se oyen después. Los detectives acuden tarde, Sir Henry yace destrozado.
m46- Holmes llega a la mansión y escudriña con sus ojos (excelente Cushing). Sir Henry está vivo. Murió el preso, hermano de la Sra. Barrymore, confundido con Sir Henry. Ella le proveía de alimentos y ropa.
m49- Por la mañana, el cadáver ha sido mutilado y trasladado a las ruinas. Hallan una antigua daga con el escudo de la familia Baskerville bañada en sangre.
m53- Holmes visita al reverendo, entomólogo. La tarántula era suya. Desapareció el mismo día que el Dr. Mortimer y Stapleton le visitaron. “Combato el mal con el mismo empeño que lo hace usted”, le dice Holmes.
m58- Sir Henry visita la casa de Cecile, que está sola. Se besan. Él: “¿Quiere ir al páramo esta noche?”. Ella: “Si usted me lo pide”, mientras mira a su padre, que acaba de llegar.
m72- La daga que Holmes guardaba bajo llave ha sido robada. “Sir Henry va a morir esta noche”. Holmes deduce, por el cuadro ausente, que Stapleton es descendiente ilegítimo de Sir Hugo. Él y Watson acuden a las ruinas.
m75- Bajo la atenta mirada del detective, Cecile amenaza a Sir Henry con la muerte. Él se asusta. Un aullido le azora por completo. Se oye el rugido de la bestia y se muestra un colosal perro de enorme cabeza. Sir Henry cae aterrorizado, atacado por el animal. Holmes lo mata de un tiro. “El perro ha muerto. Debe usted verlo”. Pero Sir Henry no puede. “Es mejor que lo vea. No tiene que temer (…) Le ponían esta máscara para parecer más terrorífico. Lo tenían sin comer”. Vence al miedo, mira y muere la leyenda. El terror se sustenta en el artificio y la mentira. Y no está fuera sino dentro de la mirada.