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Voto de Capitan Ahab:
9
7.4
5,288
Documental Alemania, año 1934. Adolf Hitler acababa de llegar al poder un año antes. En Nuremberg, el partido nacionalsocialista celebra un triunfalista y patriótico congreso en el que se exaltan los valores del pueblo alemán y la raza aria. (FILMAFFINITY)
5 de julio de 2019
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Como considero que nadie se hace nazi ni por leer libros ni por ver buen cine (en todo caso, por lo contrario), independientemente de lo que uno llegue a leer, ver u oír en esa práctica, recomiendo vivamente este clásico del Tercer Reich, donde Leni Riefenstahl, con una concepción excepcional de la composición visual y del montaje cinematográfico, consigue hacer poesía con algo tan siniestro como el partido nacionalsocialista. El documental sobre el congreso celebrado por los nazis en Núremberg durante seis días de 1935 resume en menos de dos horas todo el despliegue de simbología y arrogancia que realizó este partido y consigue dar la ilusión de que se albergaba una concepción heroica de la vida donde ahora sabemos que no había más que bravuconadas, vacías de todo menos de violencia. Baste decir que, según las crónicas, los aliados estudiaron en su época este documental y les pareció demasiado bueno como para intentar ridiculizarlo (como se podía hacer fácilmente con las obras de ficción del Tercer Reich, tan zafias y pobretonas que hasta el propio Goebbels suspiraba en sus diarios de envidia hacia la manera de hacer de Hollywood). No es que Riefensthal no fuera nazi, pero era una nazi que sí sabía lo que era el cine. Pasea con total agudeza su cámara por los rostros de las diversas gentes que asistieron al congreso y muestra las escenas de diversión y de camaradería que rodean los actos oficiales. Realiza certeros ensamblajes entre los planos de Hitler y los de las gentes que le miran con atención o veneración, logrando la misma síntesis ideológica que preconizaban los cineastas marxistas. Casi todos los principales líderes del momento del partido nazi pasan por delante de la cámara dando sus discursos. Se habla de paz y de no por ello dejar de mostrarse valientes; se habla de la humillación sufrida por Alemania en la primera guerra; y se desmiente que se vayan a disolver las SA. Pero da la impresión de que en los nazis lo principal no se transmite en las palabras, sino en la simbología y en las actitudes, y así lo entiende Riefenstahl, que, junto con su estupendo fotógrafo, se las arregla para dar una dimensión mítica a las cuidadas formaciones de las milicias hitlerianas, a sus hileras de estandartes y a sus grandes banderas, evitando perderse en el esteticismo.
Capitan Ahab
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