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España España · barcelona
Voto de avanti:
8
Comedia. Aventuras En 1910, tiene lugar una gran carrera entre Londres y París que es patrocinada por el rico editor de un periódico británico. Los participantes proceden de todas partes y protagonizan toda clase de peripecias, rivalidades y aventuras amorosas. (FILMAFFINITY)
25 de julio de 2019
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Estrenada en USA el 16 de junio de 1965, Those Magnificent men in Their Flying Machines (Aquellos Chalados en sus locos cacharros, dirigida por Ken Annakin en 1965. Realizador de cerca de una cincuentena de películas en las que ha tratado temas como la aventura, la comedia, la intriga, el drama o el romance entre otros donde la multiplicidad de situaciones se genera continuamente.

Era la época de un conjunto de películas donde el espíritu aventurero, la revancha o la carrera por ser el vencedor de algún sustancioso premio, pone en escena el amplísimo elenco que tan generosamente intervino en sus logros finales siendo considerados hoy en día como grandes clásicos de la comedia de aventuras.

Tras una suculenta presentación del Narrador (James Paterson Justice) junto al Hombre probador (Red Skelton) a través de diferentes periodos históricos, la película nos sitúa en los albores del siglo pasado, teniendo como testigo la locura de una serie de personajes que, dejados llevar por la nueva maravilla de volar con grandes e ingeniosas máquinas creadas por arriesgados incompetentes (¡solo en algunos casos, claro!).

La situación llegó a provocar una reacción en cadena a la llamada de cualquier suculenta competición financiada, como no podía ser de otra forma por un amante de las inversiones y del buen nombre de su país: Lord Rawnsley (Robert Morley) y la hábil intervención de su preciosa hija Patricia Rawnsley (Sarah Miles), y de su prometido a medias… Richard Mays (James Fox).

Lo que Annakin nos muestra a continuación es un bullicio de enfrascados participantes en los preparativos de tan magno acontecimiento: momentos en los que las tropelías, los accidentes, las indirectas entre competidores, o algún que otro momento amoroso abren el camino hacia los cielos que les llevará hasta la arriesgada y peligrosa aventura de cruzar un canal que les llevarán hasta la meta deseada.

Aventureros como el americano Orvil Newton (Stuart Whitman), el elegante padrazo y conde Emilio Ponticelli (Alberto Sordi), el mujeriego enamoradizo Pierre Dubois (Jean-Pierre Cassel), el noble japonés Yamamoto (Yujiro Ishihara), o el estricto Manfred Von Holstein (Gert Fröbe) y, sin olvidarnos de fullero Sir Percy Ware-Armitage (Terry-Thomas); nos ofrecen en conjunto una multitud de situaciones que en algunos casos ronda la fullería tramposa y malintencionada de algunos de ellos con evidente y obligada participación de personajes de dudosa fiabilidad.

El mayordomo con sed de venganza reprimida Courtney (Eric Sykes), o la encantadora enamoradiza Brigitte, Ingrid, Marlene… (Irina Demick), son personajes imprescindibles en la trama para conseguir los objetivos de Sir Percy o los de Pierre, aunque por motivos bien diferentes; casos muy distintos que gracias a la intervención inicial de un dudoso cuerpo de bomberos dirigido por su jefe Perkins (Benny Hill) ponen a punto la extraordinaria carrera aérea más espectacular que ser humano alguno hubiese podido presenciar.

La evolución de los acontecimientos nos permite asistir al verdadero espíritu competitivo de unos, a la realidad imposible de otros, al espíritu científico-competitivo de algún iluminado aeroplanista o a la entrega sentimental de quien sabiéndolo desde los principios de la aventura deberá encontrar la solución en meta.
avanti
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