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Voto de Strhoeimniano:
7
Terror Seis amigos que viajan por carretera para asistir al partido de fútbol más importante del año, la víspera deciden acampar al aire libre. A la mañana siguiente, se dan cuenta de que su coche ha sido manipulado, así que aceptan la invitación de un conductor que los lleva hasta Ambrose. Al llegar, visitan la principal atracción de la ciudad: la Casa de Cera de Trudy, que está llena de esculturas de cera cuyo parecido con los modelos es ... [+]
13 de julio de 2005
5 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
“La casa de cera” responde a ese género de terror adolescente que hemos padecido desde “La matanza de Texas”. Bajo estas premisas, la película tiene todos los puntos para diluirse en el olvido; sin embargo, siguiendo al pie de la letra todos los códigos de este género de tan fácil consumo, “La casa de cera” despega de sus antecesoras añadiendo a todos sus ingredientes un ingenio e inteligencia que la salvan de la quema en la que todas acaban.
Como no podía ser menos, la primera mitad se consume en presentarnos a ese grupo de cachorros de cuerpos vigorosos y cerebros poco brillantes que, por supuesto, se tienen que dirigir, la disculpa es lo de menos, a la boca del lobo. Ya ahí, uno empieza a hacer las típicas apuestas a las que te llevan este tipo de películas: ¿Quién morirá primero? Y cuando esto llega, la tensión ya no te abandona en todo lo que queda de película. Este mérito corresponde sin duda a la desenvuelta dirección de Jaume Serra, con una estética a medio camino entre el video clip y el anuncio de turno, pero también conocedora de inspiraciones más clásicas, como a la hora del clímax final donde el derroche de medios no sepulta las sugerencias que el director muestra sobre el origen de esos locos asesinos, así como sobre su atávico final.
“La casa de cera” no es un remarke sobre esta historia tan conocida por los amantes del género de terror; es más bien un cóctel que combina esas referencias con toda la tradición que han traído a este género gente como Romero, Craven o Hooper. Su salvación son las pinceladas que aquí y allá va soltando un guión más elaborado de lo que es habitual. El horror no se instala como en sus predecesoras en un siniestro museo, sino que abre sus puertas para estar presente en todo el decorado (muy cuidado para lo que nos suele ofrecer este tipo de películas) y en un “gore” que no escatima el humor negro a la hora de presentarse.
“La casa de cera” no pretender ser más de lo que da; pero esto lo hace de una manera sobresaliente.
Strhoeimniano
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