Haz click aquí para copiar la URL
Voto de seagal4ever:
10
Western Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos. (FILMAFFINITY)
3 de enero de 2011
9 de 10 usuarios han encontrado esta crítica útil
Escribo estas líneas con los ecos de la grandiosa banda sonora compuesta por Morricone aún resonando en mis oídos. Pocas melodías tienen tanto poder como el que se desprende de esta imborrable composición, esas brutales distorsiones, esa epicidad desbordante que es capaz por sí sola de destrozar los sentidos y provocar arrolladores delirios. Y es que, contando con una sinfonía tan brutal como la que el maestro Morricone regaló a la humanidad, no quiero decir que sea fácil, pero no es tan complicado cargar de emotividad y trascendencia un duelo a muerte bajo el intempestivo sol de la frontera de Utah. Y Leone no es que sea manco, precisamente.

Más allá de la trama, más allá del contenido (que haberlo, lo hay), más allá de todo, está la forma. Un lirismo imperturbable de la imagen como pocas veces se ha visto en el cine. Un despliegue de dirección tan sumamente portentoso que consigue deslizarse suavemente a través de nuestras retinas mientras somos testigos de excepción de una composición pictórica apabullante. Leone imprime su indeleble sello personal a cada uno de los fotogramas del filme dotándolos de una significación tan sumamente recargada y virtuosa que logra eclipsar por completo el resto de elementos del filme.

Sin embargo, bajo ese eclipse, bajo esas sombras en que se transforman el resto de elementos de la cinta, encontramos maravillas como las magistrales interpretaciones de Charles Bronson, Jason Robards o Gabriele Ferzetti. Pero si hay alguien que sobresale por encima de todos ellos, alguien que logra crear un personaje absolutamente inolvidable e imperecedero, ese no es otro que Henry Fonda.

Con su impagable recreación del despiadado Frank, Fonda sube algunos peldaños más en su particular periplo por la escalera hacia el paraíso interpretativo en el que merece sin duda estar. Esa continua sensación de ambigüedad que se desprende de sus miradas; esos ademanes tan parsimoniosos pero tan letales, esa suficiencia con la que mide cada una de sus palabras.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
seagal4ever
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow