Que Jordan Peele es alguien a quien seguir no creo que lo dude mucha gente. Que luego igual pasa como con directores como James Wan y su efecto se acabe dispersando demasiado entre títulos de un calado similar, no lo sabemos, pero sus dos primeras películas han sido un soplo de aire fresco en un género con tremendas dificultades para compaginar calidad cinematográfica+sorpresa y frescura.

Lupita Nyong'o está tan bien como dice todo el mundo. El resto de actores la acompañan y casi están al servicio de la protagonista que colmará el 90 % de la película en pantalla. Sin embargo, es la idea la que brilla por encima de todo, a pesar de dejar con varias dudas en su finalización que tienen una mayor o menor lógica.

Peele abusa de una fotografía de alto contraste, potenciando mucho el uso de las sombras pero evitando entrar en esas películas oscuras donde no se ve casi nada. La selección de planos es un poco más básica, y hay menos juegos visuales de los que podíamos encontrar en su ópera prima. Tengo la sensación de que Peele de momento arriesga poco a la hora de aventurarse a probar cosas, quizá buscando hacerse un hueco importante antes de lanzar toda su artillería.

La esperaba con muchas ganas y fue tan buena como apuntaban los trailers (los cuales considero que tenían demasiada información, así que si los evitáis y vais a la sorpresa de la película mejor).