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Voto de Cinemagavia:
9
Drama. Comedia Explora la historia real sobre cómo Dick Cheney (Christian Bale), un callado burócrata de Washington, acabó convirtiéndose en el hombre más poderoso del mundo como vicepresidente de los Estados Unidos durante el mandato de George W. Bush (Sam Rockwell), con consecuencias en su país y el resto del mundo que aún se dejan sentir hoy en día. (FILMAFFINITY)
10 de enero de 2019
94 de 141 usuarios han encontrado esta crítica útil
Puntuación: 8,5

Verdades y mentiras

Antes de dirigir películas lo suficientemente serias como para recibir premios, el escritor, productor y director Adam McKay nos trajo comedias tan disparatadas como La leyenda de Ron Burgundy, Hermanos por pelotas y Pasado de vueltas.

La gran apuesta, donde trató un tema tan serio como la crisis económica de 2008 con gran dosis de humor, llevó a Mckay a hacerse un hueco en la primera división de la industria. Todo parece indicar que no tiene prisa por volver atrás. Y con razón. Si La gran apuesta le valió el Óscar a mejor guion adaptado, con El vicio del poder, McKay podría llevarse más de una estatuilla, incluyendo a mejor guion original. Y es que el retrato que el director hace del que fue el hombre más poderoso del mundo es tan despiadado como divertido.

La realidad que McKay comparte con nosotros supera con creces a la ficción. La película abarca, en solo dos horas, tanto el panorama político del país a lo largo de tres décadas como la vida privada de los personajes principales. Se sirve para ello de una imaginación desbordante a la hora de conectar historias y eventos entre sí. Y tal vez sea ese estilo tan ingenioso y osado el que haga difícil creer que todo lo que Adam McKay nos cuenta es verdad.

Grandes interpretaciones

Cuando Christian Bale recibió el Globo de Oro a mejor actor interpretar a Cheney, el actor galés agradeció a Satanás el haberle servido de inspiración a la hora de dar vida a su personaje. También lo podríamos hacer nosotros, los espectadores, afortunados de poder disfrutar de una interpretación certera, trabajada y, en resumidas cuentas, impecable.

Sus compañeros de reparto no se quedan atrás. Amy Adams interpreta a Lynne Ann Vincent, la esposa de Cheney y su hacedora. La actriz dota a su personaje de tanta personalidad que bien podría ser protagonista de su propio biopic.

Steve carell y Sam Rockwell tienen papeles mucho más pequeños pero no por ello fáciles de olvidar. El primero se pone en la piel de Donald Rumsfeld, un hombre arrojado e inteligente y el mentor perfecto para un hombre decidido a llegar lejos. Sam Rockwell, por su parte, da vida, literalmente, a George W. Bush, el presidente que dio a Cheney el poder para liderar el mundo desde las sombras.

Encajando las piezas

Tan importante como cada uno de los personajes que protagonizan El vicio del poder es el montaje a manos de Hank Corwin, quien ya trabajó con McKay en La gran apuesta, Como si se tratara de un juego, y con la intención de quitarle un poco de hierro a una historia tan demoledora, Corwin hilvana escenas que discurren en un mundo imaginario, falsos finales y momentos alejados entre sí con una agilidad asombrosa.

Conclusión

El vicio del poder es una película sin pelos en la lengua que cuenta una historia digna de toda nuestra atención. Con unas actuaciones estelares y una gran puesta en escena, McKay juega con el espectador de la misma forma que lo hizo Dick Cheney con los ciudadanos estadounidenses pero sin causar estrago alguno.

Escrito por Esther Alvarado
https://cinemagavia.es/el-vicio-del-poder-critica/
Cinemagavia
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