Haz click aquí para copiar la URL
España España · Córdoba
Voto de Ziryab:
6
Western Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos. (FILMAFFINITY)
19 de junio de 2009
23 de 36 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hay una honda poética de la desconfianza, del temor y de la duda en esos silencios eternos cuajados de miradas clavadas y de labios resecos... Sergio Leone, no me cabe la menor duda, entendió el cine como una obra de arte pura en el más estricto sentido de la palabra, y la obra de arte no se caracteriza por estar dominada por un denso guión, sino por la fuerza arrolladora de la intuición inasible. Alguien ha escrito por aquí que “la máxima pureza en el cine se obtiene mediante la abstracción: la forma no es vehículo de contenido sino que es contenido en sí misma”, y estoy de acuerdo con ello.
“Hasta que llegó su hora” está en la línea del mejor arte de Sergio Leone, pero, en mi modesta opinión, no es su mejor western. Las grafías de autor que hacen inconfundible una obra de Leone están presentes una por una en esta película, pero al maestro se le va ligeramente la mano esta vez en su pormenorizada escrutación de la punta del iceberg..., hasta el punto de que no sé si estamos ante un iceberg o simplemente ante un sencillo y hermoso trozo de hielo flotante...
Hay cosas que elevan esta obra de Leone al parnaso del Séptimo Arte, entre las que descuella especialmente la música sobrecogedora de Morricone, tanto que sin ella no hubiera cantado el mismo gallo a esta película. Otro acierto incontestable es la presencia magnética de Claudia Cardinale, cuyo personaje es quizá el mejor personaje femenino que jamás haya poblado un western. Jason Robards borda su papel; a Henry Fonda le basta con poner sus ojos al servicio de la cámara escudriñadora de Leone para dar la talla de un personaje por lo demás tan plano como poco expresivo. Y Charles Bronson es, en mi opinión, lo más endeble del casting, con esa sonrisa perenne y ese nulo movimiento facial. Tampoco es que Clint Eastwood se prodigara en muecas en las anteriores películas de Leone, pero hay una distancia muy larga entre el gesto alelado de Bronson y el áspero y ceñudo Eastwood de “El bueno, el feo y el malo”.
En definitiva, una película de obligado visionado para todo cinéfilo que se precie, probablemente imprescindible, pero eso no quiere decir que sea ni mucho menos redonda. Puede ser que quizá también en su imperfección tenga parte de ese encanto capaz de encandilar a tantos... Bien pensado, es algo que ocurre a menudo con las obras de arte.
Ziryab
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow