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España España · Zaragoza
Voto de Paco Ortega:
9
Drama A finales del siglo XIX, en una población sureña, la calculadora y despiadada Regina Giddens entabla una lucha sin cuartel contra sus hermanos para quedarse con la herencia familiar. En sus planes no tienen cabida los sentimientos, ni siquiera hacia su marido, un hombre honrado que regresa a casa después de sufrir una grave enfermedad. En medio de la asfixiante atmósfera creada por la desmedida ambición de su esposa, sólo encontrará ... [+]
3 de febrero de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Extraordinaria película de William Wyller que consolida con ella no solo un equipo de producción, sino la relación artística entre éste y Bette Davis, después de haber protagonizado dos magníficas: “Jezabel” (1938), con la que ganó un Oscar, y “La carta” (1940), por la que estuvo nominada. En este caso, el estupendo guión de Lillian Helmann estaba inspirado en su propia obra teatral “The little foxes”, de enorme éxito en los escenarios de Broadway. De hecho, el reparto estaba lleno de actores y actrices que habían encarnado papeles significativos en la versión escénica.

El texto es una maravilla. Se sustenta en unos personajes de honda significación sicológica, arquetipos, a su vez, tanto de la codicia y la ambición desmedida, como de la generosidad y la tolerancia. Ni el guionista ni el director podían imaginarse que estaban creando el precedente y la referencia de series televisivas posteriores cuyos protagonistas eran miembros de familias adineradas que todavía querían tener más dinero. Mucho menos de lo que la realidad de comienzos de este siglo nos ha hecho conocer como los grandes culpables de una crisis económica contra la que todos los gobiernos del mundo luchan con todas sus fuerzas. Personas sin escrúpulos, capitalistas que han llevado a la quiebra a sus propias empresas y a sus propios bancos por excederse en sus pretensiones de enriquecimiento.

La factura formal de la película es extraordinaria. Lo es la fotografía en general, y lo son algunos momentos memorables, como la escena de la muerte del marido del personaje protagonista. La tensión se percibe en el ambiente. Las miradas, los encuadres, la gestualidad de los actores componen un puzzle lleno de belleza y perfección.

Una vez más, Bette Davis está soberbia. No es nada fácil su personaje, un personaje que ella, por cierto, rechazó en un primer momento. Pero en él aplica todo su talento interpretativo y su experiencia, toda su capacidad para transformarse, para ser brutal y persuasiva a la vez. Wyller la dirige como nadie y extrae de ella lo mejor de sí misma, algo que reconoció al final de su carrera. En esta ocasión vuelve a coincidir con Herbert Marshall, que está magnífico también. Su trabajo le valió para ser nuevamente nominada al Oscar. Teresa Wright, en el papel de hija inconformista y lúcida, también fue nominada con todo merecimiento.

Es cine de alto nivel.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Paco Ortega
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