Claro, a quién si no, se le hubiera podido ocurrir semejante derroche de genialidad, de talento, sino al estimadísimo Rodo Antúnez (gran y meritorio creador de glorias ya medio olvidadas como "Los únicos", "Son de fierro", "Son amores" y otras maravillas injustamente aplastadas por este incuestionable éxito actual), a quién ya conocemos muy bien todos aquellos que solemos gastar los botoncitos del control remoto cada vez que vemos algo nos da arcadas o entumecimiento cerebral. Decía, que este maestro del séptimo arte, este iluminado, este preclaro, este cráneo de la pantalla, este poeta incomprendido, es el autor intelectual de esta grandísma mierda, llamada "Solamente vos".

Creo que el título, sugestivo y directo, nos da a entender que el mensaje que encierra, para con el abrumado cliente (perdón, quise decir televidente), es absolutamente franco; es decir, los trata de idiotas. Solamente vos -USTEDES- (esto va dirigido a el conjunto de seres humanos que se juntan, en aquella fantasía llamada "familia" -desunidas espiritualmente, anímicamente atrofiadas y que no quieren escucharse ni mirarse- alrededor del televisor, mientras digieren una hamburguesa y con sus engrasados dedos se chupan una coca cola o una cerveza de las baratas, con emociones de feria y risitas algo bobas que se mezclan con los eructos producidos por la azucarada gaseosa o el alcochol y que cuentan los minutos con cierta y determinada angustia por el tiempo que resta al capítulo, a la ficción del momento, aunque ese malestar se deba a que en realidad intuyen (muy vagamente, son demasiado torpes y están ya dormidos, muy anesteciados) que el tiempo se les escapa- como a mi, ahora, en este momento- estúpidamente, mirando algo en la tele que ni siquiera los llena, pero que los emborracha un rato de superficialidad y pelotudez, y que los hace hablar, luego de finalizada la tira diaria, algo de que mierda hablar sin profundizar nada.

Solamente A vos, es decir, "a ustedes", se les ocurre ver algo así, y disfrutarlo...esto piensa el director, muy agradecido, y que cuenta los billetes mientras se balancea a la sombra, en una hamaca, en el caribe, mientras chupa de un sorbete un agua fresca y dulce de coco, y que suavemente, muy suavemente los coloca -los billetes- uno a uno, en el corpiño azul de una hermosa atorranta pagada por los giles que a al otro día tienen que volver al laburo y que al finalizar el día, cuentan los minutos, para llegar de nuevo a su ratonera, para ver como siguen los inverosímiles y payasescos amores y dramas, dirigidos con gallardía e inteligencia, por los extraordinarios Antúnez/Ferrari.

Todos tenemos nuestra droga, nuestro pasatiempo. Son necesarios, son comprensibles. Intento que sean, estos mismos, al menos algo edificantes, no meras diversiones berretas. Conmigo, esta manga de parásitos, se cagarían de hambre..pero el pueblo manda; el pueblo, la masa, la mayoría, la cansada y triste manada; ¡ah, que circo, que circo!