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Voto de Orlando Tirapu:
9
Drama. Romance Retrato de la vida cotidiana de un matrimonio burgués que atraviesa una crisis de pareja. En Milán, tras visitar a un amigo enfermo terminal en un hospital, el escritor Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni) acude a una fiesta por la publicación de su último libro. Mientras, su mujer Lidia (Jeane Moreau) visita el lugar donde vivió muchos años atrás. Luego, durante la noche, ambos acuden a una fiesta en la mansión del Sr. Gherardini, ... [+]
19 de mayo de 2009
13 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Comprometido y descorazonador retrato de una pareja en el apogeo de una crisis afectiva y comunicativa. Antonioni, fiel a su trazo característico de corte existencialista, encarna en “La Noche”, dos de los temas que más le conmueven: El vacío conyugal y la contante busqueda de respuestas de plano emotivo/sentimental.
Una película en búsqueda constante de la perfección. Los silencios cobran excelso protagonismo muy por encima de los diálogos. Estos, tortuosos por momentos, abren el juego de las miradas y las pulsiones contenidas para dar pie, a un profundo simbolismo recurrente en la filmografía Antoniniana.
Pero es que estamos ante una de las cumbres de Antonioni. El libro, repasa no solamente el tedio matrimonial devastado por la rutina, sino que también, se toma parte a la disimulada crítica burguesa de los años 50. Al mismo tiempo, los protagonistas comparten un enfermizo deseo de sentirse traicionados sentimentalmente el uno al otro y en cierta forma se confabulan en forma tácita para que esto suceda.
Otro de los aspectos que hacen de “La Noche” una película indispensable, resultan ser aquellos factores concomitantes alrededor de la pareja como eje protagónico de la película. Me refiero a la gama de personajes y objetos que percuden indirectamente en la pareja, como así también aquellos que disparan directamente en el vínculo conyugal, que, herido de muerte encuentra la agonía personificada en 24 horas en la vida de Giovanni Pontano (Mastroianni) y Lidia (Moreau).
Este “hombre débil” es invitado por su propia mujer al encuentro de otra (de 22 años), en el marco de una fiesta insulsa y vacía por donde se la mire. De esa bandada de “buitres” emerge solemne la figura de Vitti, (magistralmente retratada por Antonioni apoyada al marco de una entrada). Esta obnubila a nuestro conflictuado protagonista quien a estas alturas está probablemente entregado a la derrota de un irremediable presente.
La otra cara de la tribulación está simbolizada en la paseo a pie de Lidia camino al lugar donde comienza esta desgastada historia de amor. En el trascurso, se encuentra con sobrecargados elementos que simbolizan situaciones en las que Lidia se ve reflejada (Ej., la niña llorando y no encuentra consuelo).
Casi dos horas de metraje pesimista, pausado y entristecedor al estilo de Antonioni, construyen el muro de aislamiento al que las personas se someten, sean de la clase social que sean, sean del sexo que sean y profesen el credo que sea. Antonioni enlaza una serie de relaciones interpersonales mutiladas por el desasosiego del hombre moderno y de la sociedad en la que este vive y convive, en donde los espacios para el amor y la familia son cada vez más acotados. Como Antonius Block lo hace en un juego de ajedrez, Giovanni busca respuestas a las preguntas claves de la vida, el amor y la felicidad pero, en el espacio de la vida nupcial.
Orlando Tirapu
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