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8
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Drama. Romance
Retrato de la vida cotidiana de un matrimonio burgués que atraviesa una crisis de pareja. En Milán, tras visitar a un amigo enfermo terminal en un hospital, el escritor Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni) acude a una fiesta por la publicación de su último libro. Mientras, su mujer Lidia (Jeane Moreau) visita el lugar donde vivió muchos años atrás. Luego, durante la noche, ambos acuden a una fiesta en la mansión del Sr. Gherardini, ... [+]
17 de septiembre de 2008
37 de 41 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una cinta imprescindible para los amantes del cine clásico italiano, aunque no sea clasificable de manera pura dentro del Neorrealismo.
Describe de un modo frío y sin juicios morales aparentes (alguna frase se le escapa a Antonioni en boca de Giovanni Pontano al final del film que hace pensar lo contrario) la incompatibilidad entre el amor y la amoralidad de los personajes, al estilo de El año pasado en Marienbad, o La Aventura, del mismo autor ésta última.
Mastroianni, tal vez uno de los mejores actores europeos de todos los tiempos, borda de nuevo su papel de seductor, mascullando las palabras, con su hablar dulce, grave y sordo. ¿Por qué a las mujeres les gusta tanto este prototipo de hombre egoísta y enamorado de sí mismo, que conduce a la perdición? ¿Por qué los hombres encuentran irresistible a la mujer elegante, culta, pero fría y distante como Lidia (Moreau) o Valentina (Monica Vitti) y despechan el amor encendido y apasionado, pero real, como el de por ejemplo, Yvonne Furneaux en La dolce Vita?
En fin, película bella, inquietante y lenta, con encuadres bellísimos (las manos de Moreau, al final de la película) y silencios estremecedores.
Describe de un modo frío y sin juicios morales aparentes (alguna frase se le escapa a Antonioni en boca de Giovanni Pontano al final del film que hace pensar lo contrario) la incompatibilidad entre el amor y la amoralidad de los personajes, al estilo de El año pasado en Marienbad, o La Aventura, del mismo autor ésta última.
Mastroianni, tal vez uno de los mejores actores europeos de todos los tiempos, borda de nuevo su papel de seductor, mascullando las palabras, con su hablar dulce, grave y sordo. ¿Por qué a las mujeres les gusta tanto este prototipo de hombre egoísta y enamorado de sí mismo, que conduce a la perdición? ¿Por qué los hombres encuentran irresistible a la mujer elegante, culta, pero fría y distante como Lidia (Moreau) o Valentina (Monica Vitti) y despechan el amor encendido y apasionado, pero real, como el de por ejemplo, Yvonne Furneaux en La dolce Vita?
En fin, película bella, inquietante y lenta, con encuadres bellísimos (las manos de Moreau, al final de la película) y silencios estremecedores.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Me recordó mucho a La Dolce Vita, estrenada si no recuerdo mal un año antes, y con la que guarda incluso algunas sonrojantes casualidades de guión: un escritor intelectual con inquietudes de transformación iniciales, que sucumbe ante la fascinación de la vida disoluta y vacía de la alta burguesía; las fiestas vanales, con conversaciones triviales; una mujer guapa, inquietante y sofisticada (Anouk Aimée allí, Jeanne Moreau aquí), una esposa engañada, la música de jazz en lus guateques, el empleo de la tecnología (magnetofones, helícópteros, etc.) como metáfora de un progreso económico pero desalmado, etc.
Más inquietante y descorazonadora si cabe es esta película, pues la crítica de Antonioni recae en una clase social a la que se supone algunos valores propios, como es la alta burguesía milanesa, enriquecida por la industria, pero sin abolengos, mientras que en Fellini la decadencia moral que se critica es la de la alta nobleza romana, cuya futilidad se presupone de antemano.
Todo esto conduce, en opinión de ambos autores, hacia la disolución dela pareja, hacia el abismo del placer hedonista y a la tristeza., sin capacidad de redención ni de reacción final.
Más inquietante y descorazonadora si cabe es esta película, pues la crítica de Antonioni recae en una clase social a la que se supone algunos valores propios, como es la alta burguesía milanesa, enriquecida por la industria, pero sin abolengos, mientras que en Fellini la decadencia moral que se critica es la de la alta nobleza romana, cuya futilidad se presupone de antemano.
Todo esto conduce, en opinión de ambos autores, hacia la disolución dela pareja, hacia el abismo del placer hedonista y a la tristeza., sin capacidad de redención ni de reacción final.