En el fondo me lo temía y es lo que esperaba. Y es que las adaptaciones de grandes películas a formato cutre/serie, suelen dar como resultado una mala e innecesaria copia de la película.

Bill Paxton, secundario de Hollywood, da vida al corrupto policía Frank Roarke, se agradece que lo intente con ese look de policía sucio, pero pierde comparado con Denzel Washington. Peor parado sale el inexpresivo Justin Cronwell como el novato Kyle Craig, en el papel que Ethan Hawke tuvo en la película. Su pésima actuación te deja con la sensación de que el pobre Justin hacía pellas en las clases de interpretación.

Que Antoine Fuqua, director de la película, produzca la serie, tampoco aporta nada, salvo que se mencione al personaje de Denzel en la película, Alonzo, al principio de la serie cuando un superior pide a Kyle Craig que acepte ser policía encubierto para encontrar pruebas de la corrupción de Roarke antes de que se convierta en otro Alonzo. Eso sólo sirve para estropear la sorpresa que suponía en la película descubrir que Alonzo era corrupto.

También está ambientada en Los Angeles, pero es que no aprovecha los escenarios de sus calles como la película y el ligero toque de comedia que tiene la serie, ignoro si les ha salido sin querer, fruto de un pésimo guión o es consciente, para darle un toque personal que la aleje de la película, pero es que acaba siendo otro error.

Otra serie más de policías. Pierde tanto en todos los apartados, comparada con la película, que al final para quitarse el mal sabor de boca te quedan ganas de ponerte de nuevo la peli y alucinar con la actuación (eso sí, en Versión original) de Denzel Washington.