Distinta porque es menos pausada y tiene más acción. Si la primera arrancó con un prólogo de unos 15 minutos mostrando un Londres vacío y devastado, esta arranca con otro prólogo de similar duración donde muestran como los infectados acaban con un grupo de supervivientes, y termina parecido a aquella, dando un mensaje anti-belicista y contra el ejército.
Casi 10 años después, llama la atención la presencia de actores hoy consagrados, entonces más desconocidos: Carlyle, Jeremy Renner o Idris Elba.
Los zombies siguen igual de veloces y con las mismas ganas de matar por ira y rabia, la novedad está en la posibilidad de una cura. La película de nuevo tiene un ritmo infernal con grandes momentos del género zombie. Además se nota el mayor presupuesto que la primera.

Aunque me ha gustado, voy a atreverme a poner un pero. El padre infectado no pierde el control al modo del resto de infectados. Él conserva la ira y el objetivo de matar a su propio hijo, como si intuyera que el chaval es la clave para encontrar una cura. Esa parte me chirría bastante, pero bueno, gran película.