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España España · La Coruña
Voto de Raskólnikov:
10
Drama Gran Bretaña, en un futuro indeterminado. Alex (Malcolm McDowell) es un joven muy agresivo que tiene dos pasiones: la violencia desaforada y Beethoven. Es el jefe de la banda de los drugos, que dan rienda suelta a sus instintos más salvajes apaleando, violando y aterrorizando a la población. Cuando esa escalada de terror llega hasta el asesinato, Alex es detenido y, en prisión, se someterá voluntariamente a una innovadora experiencia de ... [+]
23 de abril de 2008
414 de 468 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace algún tiempo, me encontraba cenando en el salón de mi casa cuando ví una noticia en los informativos de la noche que me dejó sin aliento. Se trataba de unas imagenes captadas por la cámara de "seguridad" del metro de Madrid. En esta grabación veíamos como un varón de unos 20 años, con la cabeza rapada, agredía física y sexualmente a una mujer sudamericana. En aquellas imagenes, el agresor le propinaba patadas indicriminadamente a la pobre mujer, insultándola y abusando de ella sexualmente.
Tras ver esta grabación recordé con una clarividencia casi profética una imagen, la que para mí es la escena más brutal de la historia del cine: la imagen de Alex cortando con unas tijeras el vestido naranja de la mujer dejando sus pechos descubiertos y violándola en el suelo, mientras, sus drugos obligan al anciano a que lo vea con sus propios ojos |"Videa bien hermanito"|.

Lo más estremecedor del episodio de la casa ("Home"), es: que no es ficción, Anthony Burguess fue asaltado por unos ladrones que violaron y mataron a su esposa, por ello que sintiese la necesidad de escribir su novela. No fue un acto de indiferencia que Kubrick rodase de la manera en que lo hizo esa escena. La auténtica fuerza de realidad en esa escena radica (además de en Malcolm y su Singing in the rain) en que Kubrick se adentrá en el hogar, en el interior de nuestra cálida casa en la que pensábamos, nadie podría hacernos daño. En cambio él lo hace, rompe cualquier vínculo de seguridad (entre él y el espectador) que pudiese existir y concibe la imagen como si de un jugador de ajedréz profesional ruso se tratase.

En el año 71', cuando se estrenó por primera vez la naranja mecánica, tanto la crítica como el público se abalanzaron sobre Stanley Kubrick, lo acusaban de inducción a crímenes de jóvenes que imitaban las fechorías de sus personajes y le echaban la culpa a su película. Cuando sucedió toda esta tragedia y despúes de cartas que amenazaban de muerte a su familia, Kubrick retiró su película de los cines en el Reino Unido. Anthony Burguess dió la cara por él, defendiendo la película a capa y espada. Aún así hay algo que Burguess jamás perdonó a Stanley Kubrick: al final de la novela Alex sufría una metamorfosis , sin embargo, creo que para que su obra perdurase en el tiempo, Stanley prefirió dejar a Alex intacto con ese aire de inmadurez e insana ironía que destila durante toda la obra.

Olvidando lo anterior, ningún director en la historia del cine ha sabido combinar la música clásica (Beethoven-Symphony No.9, Rossini-William Tell...) con las imagenes como lo hizo Kubrick y, seguramente, nadie será capaz de hacerlo jamás.

En realidad, esta es la venganza personal de un genio que tuvo la osadía de responder al Estado con la misma moneda, el trabajo de un director que tuvo la valentía e inteligencia de crear una obra adelantada a su tiempo, mostrándonos una verdad pesimista pero cierta que como una profecía se ha ido cumpliendo hasta nuestro días.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Raskólnikov
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