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Voto de Quatermain80:
9
Drama Relato en tono semidocumental sobre la vida durante el cambio de siglo (XIX-XX) de los campesinos bergamascos (Lombardía), que llevan una vida dura y sacrificada, pero llena de gran dignidad. La ambientación es solemne y serena como la música de Bach que le sirve de fondo. Obtuvo excelentes críticas. (FILMAFFINITY)
1 de mayo de 2011
52 de 53 usuarios han encontrado esta crítica útil
Impresionante retrato de un mundo hoy extinguido (al menos en nuestras sociedades occidentales), este insólito filme de Ermanno Olmi penetra, como pocas obras artísticas lo han logrado, en el alma del campesino y la vida del campo.

Sé que puedo parecer exagerado si afirmo que esta película debiera ser vista por los jóvenes de hoy día, más aún si tenemos en cuenta su metraje y esa sensación, legítimamente expresada por otros usuarios, de que no hay un verdadero argumento, de que no pasa nada en el filme. En mi opinión, la cinta tiene un alto valor educativo, pues ilustra con asombroso realismo cómo fue la vida de nuestros antepasados recientes, la mayoría de los cuales procedía del campo, abordando también -con notable delicadeza y respeto- sus sentimientos y forma de ser característicos. Yo no estoy de acuerdo con la afirmación de que en el filme no ocurre nada; al contrario, ante nuestros ojos vemos sucederse las estaciones, las diversas labores del campo, el clasismo, el nacimiento de los hijos, la fe, el cortejo y el matrimonio, la magia, el sacrificio, un milagro, la sabiduría popular, la fiesta y la injusticia. Creo sinceramente que pocas películas pueden presumir de contener tantos aspectos de interés y trascendencia, y que lo que ha chocado a algunos espectadores es que no existen protagonistas únicos o muy definidos.

Empeño personalísimo de su director, el filme respira autenticidad y amor a partes iguales; autenticidad por el verismo con el que se recrean las casas, el vestuario, las labores del campo, por emplear actores no profesionales, escenarios naturales, y también por la acertada fotografía, atenta en la distinción de las estaciones. Amor por el respeto y afecto sinceros con los que el director se acerca a una realidad dura, llena de esfuerzo y privaciones, pero cuyos protagonistas son retratados desde la dignidad y la admiración. Así, en las pequeñas historias que se suceden en la película hay momentos verdaderamente emocionantes, como el nacimiento del niño (las miradas del padre, su timidez, son excepcionales), las enseñanzas del viejo Anselmo, su hábil plantación de semillas de Tomate, o la historia del árbol de los zuecos, hermosa y terrible a un tiempo.

Si a todo ello añadimos una excelente selección musical, un guión consecuente y creíble, y algunos momentos de pausada belleza visual (algunos planos generales de los campos y el cielo, el viaje en barcaza por el río), sólo queda admitir que hemos presenciado una gran obra, como lo son todas aquéllas que sirven como testimonio de un mundo pasado y de la sociedad que lo pobló y lo hizo tal cual fue.
Quatermain80
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