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Vietnam Vietnam · Sigo estando en Saigon
Voto de El dependiente:
10
Comedia. Romance. Drama La historia comienza cuando un ejecutivo se lanza al río Han para suicidarse... e inesperadamente despierta en una isla desierta en medio del río, donde vive apartado de la civilización. Una joven, recluida en su habitación durante años, lo observa de lejos... (FILMAFFINITY)
11 de enero de 2011
112 de 127 usuarios han encontrado esta crítica útil
Querido lector:

No sé en qué momento pasó, pero jamás me he alegrado tanto de darme cuenta de una mentira. Al principio ni siquiera me lo olía, pero estaba cansado. Cansado de préstamos que no podía pagar, órdenes que no podía cumplir, vejaciones tanto a nivel profesional como a nivel personal. Estaba cansado de ser observado constantemente por una lupa. Cansado de llevar siempre una soga al cuello, aunque esa soga fuera de seda.
Sí, lo reconozco, al principio quería volver. Me arrepentí de inmediato, pero no tardé en darme cuenta de que, como el pobre perdedor de American Beauty, estaba despertando deliciosamente de un coma. No necesitaba las tarjetas, ni el dinero, ni el tráfico ni a mi exnovia, la cual no hacía más que juzgarme todo el rato, como todos. De pronto, solo necesitaba mis manos, algo de mierda de pájaro y un trozo de metal contra el que poder estrellar un par de palabras al día. ¿Qué mas iba a querer? Era libre... era feliz.
El ego humano nos lleva por caminos bastante preocupantes: ¿Es nuestra la tierra? ¿Es nuestra la potestad para juzgar a nuestro entorno? ¿O seremos más una plaga que otra cosa? Después de todo, no tenía por qué formar parte de una estúpida marabunta de ofertas, trajes y convenciones sociales sin sentido. Solo necesitaba un objetivo...
¿Qué hay de la soledad? Puedes, también, aislarte del mundo y verlo con tus propios ojos. Inventarte una vida, o dos, o mil, y satisfacer la primaria necesidad de un poco de sol sobre nuestra piel. ¿Qué somos? ¿Elementos individuales, o miembros de un todo? ¿Tiene que ser todo blanco o negro? ¿Tengo que comerme su sociedad podrida o renunciar a la gente? ¿A una sonrisa de complicidad? ¿A un simple "hola"? Porque, si esas son tus condiciones, te las puedes meter por donde te quepan, y dejarme a mí, con mis objetivos, y mi propia búsqueda de la felicidad, que no tiene por qué ser la misma que la acartonada visión del resto, con las cuatro "c" (coche, curro, casa y churri), y que precisamente sean estas cuatro "c" las que me causen la muerte por una de las tres "c". Gracias, pero no, me niego. Si quieres buscarme, ya sabes dónde estoy, pero si quieres alienarme, simplemente déjame en paz.
El dependiente
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