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Mongolia Mongolia · Pandereta's Land
Voto de tantra:
8
Drama. Romance Drama de infidelidad entre dos adultos cuyas respectivas parejas no les prestan mucha atención. El arquitecto Larry Coe, casado y con dos hijos, se siente atraído por Margaret Gault desde el momento en que la ve en la parada del autobús escolar. El hijo de Margaret es compañero del hijo menor de Larry. Margaret admira a Larry desde que vio en una revista la casa por la que le dieron un premio. Y también se siente atraída por él. La ... [+]
18 de abril de 2011
12 de 15 usuarios han encontrado esta crítica útil
Había sido una jornada dura y estresante. Como cada tarde, él despidió con una sonrisa y un saludo mecánicos a sus compañeros. Afuera, le esperaba una bóveda blanca de caprichosas formas, uno de esos melancólicos y habituales atardeceres norteños de Febrero.
Sin embargo, su cabeza ya bullía con la idea de un nuevo e intenso encuentro. Se apresuró en llegar a casa para ducharse y sentirse un hombre nuevo, pues era este ritual una especie de catarsis que borraba de su cabeza la anodina rutina diaria que deseaba hacer desaparecer mediante un cambio de aires. Aires que soplaban de nuevo con la llegada inesperada de ella.
¿A dónde me llevará hoy?- se preguntaba inquieta mientras se maquillaba con aire sensual. Se abrochó la camisa estampada que cubría su exuberante anatomía y salió con paso firme al encuentro. Al subirse al coche, sonaba la aterciopelada voz de su cantante favorita.

- Hola preciosa, saludo él, con un corto pero intenso beso en su boca. Ella se recostó con comodidad en el asiento y dejó que fuera él quien desvelase el destino.
- Hoy iremos al mirador de la bahía, hay una pequeña ermita con vistas al mar, espero que te guste.

Ella le relató cómo había sido la jornada, haciendo comentarios jocosos sobre la fauna variopinta que visitaba su lugar de trabajo. Mientras, él escuchaba atento con la vista pegada en la carretera, que ascendía en zigzag hacia el horizonte anaranjado de la costa.

Desde hacía tiempo se encontraban de manera furtiva y viajaban juntos a lugares apartados, lejos de miradas indiscretas, lejos del mundanal ruido. Durante unas pocas horas, se comían el tiempo a besos, conversando sobre sus gustos, fobias, anhelos, sueños y sobre cómo el azar había hecho que volvieran a encontrarse.

- ¿Te sientes culpable? preguntaba él.
- Mucho... no sabes las vueltas que le doy cuando él está en casa. Pero aunque mi cabeza dice que no debemos vernos, lo deseo con todas mis fuerzas.
- Yo sobrevivo 8 horas para vivir 4, comentaba él. Quería largarme, cambiar, recuperar la ilusión de hacer cosas, como cuando entré en la Universidad. Y apareciste tú...y esta situación. Y luego está el entorno... miro a las parejas que caminan entrelazadas por la calle y siento envidia. Duele vivir a escondidas. Pero sobre todo duele saber que tiene que acabar.
- Yo no quiero que nada cambie entre nosotros- dijo ella tomando sus manos. Sabes que nunca te he ocultado nada, y que esto tiene que seguir así.
- No puedes hablar en serio, si alguien lo descubre muchas personas pueden resultar heridas. Y tú no quieres renunciar a tu vida...

Los dos se miraron fijamente a los ojos, sabiendo que no había vuelta atrás. Se fundieron en un abrazo mientras caía la noche. Era hora de partir.
tantra
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