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Mongolia Mongolia · Pandereta's Land
Voto de tantra:
2
Drama Kim Ki-duk ha rodado íntegramente en Europa su nueva película. Su cámara sigue la extraña e inquietante odisea de una joven coreana que llega a París en busca de una persona a la que tiene que seguir hasta Venecia y Avignon. Un misterioso personaje que se oculta tras una máscara antigas la sigue a todas partes y la acosa sin cesar... (FILMAFFINITY)
18 de septiembre de 2011
27 de 35 usuarios han encontrado esta crítica útil
Desconocía los antecedentes personales de Ki-Duk antes de sufrir la enésima tomadura de pelo "made for festivals". Había disfrutado con Hierro 3 y con Primavera, verano... y eso parecía ser suficiente para darle mi confianza al director coreano. Craso error.

Al igual que el año pasado con las parturientas de la Kawase, he vuelto a dar con la típica pelicula "árida, contemplativa" (eufemismos de los críticos que no son Boyero, que llama a las cosas por su nombre), la cual todo el mundo aplaude al terminar aunque hayan bostezado más que en el campeonato del mundo de petanca. Todo sea por recuperar a Kim para el cine, oiga.

La película, por llamarla de alguna manera, es una excusa de turista para visitar Paris y Venecia, y de paso darse un baño de geografía para visitar Avignon y después volver "a Francia" (sic). El trayecto sería de lo más agradeble si la compañera de viaje no tuviese la misma expresividad que una piedra pómez y la frase más larga que pronuncia tuviese más de dos palabras.

La no-trama contiene una violación sugerida de un enajenado con mascarilla antigás, alguien que pasa totalmente desapercibido por delante de media Interpol. Lo cojonudo es que ella se enamora de él porque le devuelve sus cosas (bueno, quizá termina odiándole porque su cara permanece igual de inicio a fin).

Mención especial merece el sonido ambiental: Inconexo y a un volumen insoportable, tanto como para denunciar a la organización por daños en el tímpano. Y no hablo en broma, que muchos espectadores tuvimos que taparnos los oidos para soportar la tortura del camión de la basura con la protagonista en un descampado.

Y para rematarlo, la puta cámara en mano. Dan ganas de coger a todo el grupo Dogma 95 y sodomizarles con trípodes. Se llama Amén como se podía haber llamado Aire, que es lo que realmente vende.

En fin, me alegro porque Kim conozca la exquisita gastronomía donostiarra y duerma en el Maria Cristina. Pero la próxima vez que avisen y me gasto el dinero de la entrada en pintxos.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
tantra
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