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Voto de Jark Prongo:
8
Drama
Durante una representación teatral, un grupo de hombres armados irrumpen en la escena, invitando a espectadores del público a que reinterpreten la obra. (FILMAFFINITY)
9 de septiembre de 2017
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"Have you considered the way people might react to all the things that your characters say?
And are their actions hand in hand with what you want to portray?"
Storytelling, Belle & Sebastian
Un teatro neo-minimalista en medio de una ciudad. Se representa Orestes de Yung Eurípides solo que desde un prisma que mezcla teatro con performance e instalación vanguardista. Hasta las trancas de público, que ya se puede aventurar con poco márgen de error a que estrato sociocultural pertenece y cuantas liquidaciones de IBI distintas ha de hacer al año: sociedad pudiente y con estudios de posgrado, vaya. Los actores hacen cucamonas a la manera de Marina Abramovic tirando un jadouken, declaman como si viviesen en un anuncio de perfume francés. Se meten en el interior de una jaula de cristal trasnslúcida. Unos desconocidos irrumpen en la obra y dejan encerrados a los anteriores actores en la jaula. Uno de ellos asume el control de la narrativa desde el cuadro de mandos de la escenografía. Va instando a elementos del público a que se unan a la obra y a que hablen de ellos. Se vuelven a asignar los papeles de Orestes. Se vuelve a representar. Los de interior de la jaula flipan, pero el público sigue sin inmutarse. Varios planos fijos muestran la sala de control y varias estancias del teatro: parece cosa de la tranquilidad que parecía regir el Nakatomi Plaza de Jungla De Cristal desde fuera de tan bien que tomaban Alan Rickman y los suyos el edificio y a sus rehénes; de hecho misma educación y maneras mostraba Hans Gruber en su faceta de secuestrador de alta cultura que el presunto jefe de El Coro aquí, que así se hace llamar ¿la banda terrorista? ¿el grupo de teatro experimental? que toma la función sin reivindicar nada. Se sientas todos a debatir qué vuelta de tuerca u opciones presentaría hoy día el mito de Orestes: unos dicen que matar jamás, otros opinan que los mitos son sagrados y tal como nos vienen dados han de permanecer, el niño se saca un moco y se lo da a probar a su madre, La Fura del Baus ríe.
And are their actions hand in hand with what you want to portray?"
Storytelling, Belle & Sebastian
Un teatro neo-minimalista en medio de una ciudad. Se representa Orestes de Yung Eurípides solo que desde un prisma que mezcla teatro con performance e instalación vanguardista. Hasta las trancas de público, que ya se puede aventurar con poco márgen de error a que estrato sociocultural pertenece y cuantas liquidaciones de IBI distintas ha de hacer al año: sociedad pudiente y con estudios de posgrado, vaya. Los actores hacen cucamonas a la manera de Marina Abramovic tirando un jadouken, declaman como si viviesen en un anuncio de perfume francés. Se meten en el interior de una jaula de cristal trasnslúcida. Unos desconocidos irrumpen en la obra y dejan encerrados a los anteriores actores en la jaula. Uno de ellos asume el control de la narrativa desde el cuadro de mandos de la escenografía. Va instando a elementos del público a que se unan a la obra y a que hablen de ellos. Se vuelven a asignar los papeles de Orestes. Se vuelve a representar. Los de interior de la jaula flipan, pero el público sigue sin inmutarse. Varios planos fijos muestran la sala de control y varias estancias del teatro: parece cosa de la tranquilidad que parecía regir el Nakatomi Plaza de Jungla De Cristal desde fuera de tan bien que tomaban Alan Rickman y los suyos el edificio y a sus rehénes; de hecho misma educación y maneras mostraba Hans Gruber en su faceta de secuestrador de alta cultura que el presunto jefe de El Coro aquí, que así se hace llamar ¿la banda terrorista? ¿el grupo de teatro experimental? que toma la función sin reivindicar nada. Se sientas todos a debatir qué vuelta de tuerca u opciones presentaría hoy día el mito de Orestes: unos dicen que matar jamás, otros opinan que los mitos son sagrados y tal como nos vienen dados han de permanecer, el niño se saca un moco y se lo da a probar a su madre, La Fura del Baus ríe.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Tras dos cortos notabilísimos de esos de hincharse a ganar premios a miles allá en toda tómbola en la que participan Yorgos Zois debuta con una película que, por una parte, se atreve a deconstruir mitos de su tierra, en este caso una tragedia. Y, por otra, realiza una fascinante labor de difuminado de esa línea que marca lo limítrofe entre la realidad y la ficción: en un ejercicio de mecanismo netamente Pirandelliano (quizá de naturaleza inversa, pues aquí son seres procedentes de la realidad quienes no pueden dejar de asumir un rol primero de forma voluntaria y ya después impuesta pero sí que al final pesa también el determinismo de no poder dejar de ser reales, pues terminan por volver al ámbito de la realidad del que proceden) se reflexiona sobre en qué medida la realidad imita al arte y qué posibilidad existe de discernir de pleno entre lo real y lo ficticio así como que preponderancia de lo uno existe sobre lo otro. Y todo con la forma de El Teatro De La Amenaza de Harold Pinter: minimalismo en los diálogos, desconocimiento casi pleno sobre motivaciones, procedencia etc etc de los personajes y enorme austeridad en la puesta en escena y en el número de escenarios. Un estilo este, el de El teatro de la amenaza, que al nuevo cine griego le va de fábula: no son pocas las características comunes entre uno y otro.
Y el momento Deux Ex Machina. Qué forma de metértela doblada. Qué forma de cuestionar la mirada del espectador/público encuadrando la platea de forma sostenida. Cómo te quedas con el final, ¿eh?
Y el momento Deux Ex Machina. Qué forma de metértela doblada. Qué forma de cuestionar la mirada del espectador/público encuadrando la platea de forma sostenida. Cómo te quedas con el final, ¿eh?