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Rusia Rusia · Stalingrado
Voto de Ferdydurke:
5
Comedia. Drama. Romance El juez William "Billy" Priest vive en una patriótica y muy confederada región sureña. Allí, viudo y muy dedicado a su trabajo, Priest se enfrentará al caso más difícil de su carrera. Mientras, también tendrá que ejercer de casamentero con su tímido sobrino. (FILMAFFINITY)
15 de junio de 2016
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El casamentero.
El sur de Huckleberry Finn, el sur del julepe, el pollo frito, el caramelo estirado y el viento que huele como un pastel de fruta, un sur en el que los negros sirven alegremente a los blancos y se pasan el día entero cantando y gozando, un sur que perdió la guerra pero ganó la gloria, ese espacio mítico lleno de furor, honor y recuerdo, mágico-poético, donde el amor y el humor se confunden, donde los juicios son como partidos de fútbol, los jueces, dioses buenos, y los malos, siempre de tebeo. Tres hurras por el juez Priest. Hip, hip, hurra, hip, hip...
Culebrón épico-cómico en forma de fábula infantil, sencilla y maniquea que, debido a sus casi cien años de soledad y tiempo transcurrido desde su inspirada realización y al doblaje infame en la versión española que yo degusté y a la fotografía cada vez más temblorosa, se cae a cachos la pobre de hecho, en cierto modo se padece más que se ve o se disfruta, casi como una nota necrológica o una reunión de ectoplasmas al fondo del tiempo, pero que gracias a su glorioso final, muy bueno sería quedarse muy corto, es agua pura y bendita, como derramada por el mismo Dios, esencialidad anti solemne y cachonda, abrupta y feliz, vale por una vida entera, y a su levedad bien humorada y humanista, a pesar del contexto bruto y arcaico, y a su capacidad para transmutar la realidad, con toda su carga de sordidez e injusticia, en un idealismo bienaventurado y jubiloso, pleno de fe, esperanza y caridad, uno la termina con las irresistibles ganas de irse a pescar con el juez ese, su ayudante negro de voz alelada y corazón tan blanco y grande y, ya que estamos y si nos dejaran, lanzarnos de cabeza a la seguramente cercana boda del mozalbete abogado recién licenciado con la doncella estupenda que le concede sus enormes favores con tanta discreción y discernimiento como donosura y buen tono.
Venga, vamos todos a desfilar por los nuestros mientras la escupidera resuena y recibe la sabia savia recién salivada de la tierra de los antepasados.
Ferdydurke
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