Los hobbits, que vivís en la comarca.
Aragorn, que derrotaste a los Naz-Gul en la atalaya de los reyes.
Elrond y Arwen, que apurabais vuestros últimos días en Rivendel.
Gandalf, que luchaste a muerte contra el balrog en las Minas de Moria.
Galadriel, reina del bosque de los Elfos, que regalaste a Frodo la luz de Elendil.
La compañía del anillo, que avanzabais por el río atravesando en silencio el paso de los Argonath.
Boromir, que redimiste tus pecados recibiendo tres flechas por Merry y Pippin.
Theoden, que esperabas sentado en tu trono de Rohan a ser liberado.
Gollum, que acariciabas tu anillo en una caverna abandonada.
Merry y Pippin, que cruzasteis el bosque de Fangorn a lomos de Bárbol.
Légolas y Gimli, que os picasteis a ver quién se cargaba más orcos en la batalla del Abismo de Helm.
Faramir, que siempre estuviste ensombrecido por tu hermano, perdiste Osgyliath a manos del orco predilecto de Peter Jackson.
Los malvados Saruman y Lengua de Serpiente, que juntos corrompisteis Isengard y su torre blanca.
Denethor, que te empeñaste en dejar Minas Tirith a su suerte.
Orcos, que desfilasteis para la batalla desde la horrible ciudad de Minas Morgul.
Aragorn, que entraste en la cueva de los muertos a hacerles cumplir su promesa.
Eowyn y Merry, que demostrásteis que vosotros también podíais luchar en la batalla de los campos del Pelennor.
Samsagaz Gamyi, que luchaste contra Ella-Laraña en el paso de Gorgoroth y rescataste a tu amigo Frodo en la torre de Barad’dur.
Sauron, que te liaste a garrotazos con Isildur y que no fuiste capaz de ver a dos pequeños hobbits moverse en tu propio territorio, Mordor.
Gollum y Frodo, que fuisteis la viva imagen de la codicia sobre la lave del Monte del Destino.

Y yo, que me lo tragué todo sentado en el cine con la baba caída.