Haz click aquí para copiar la URL
España España · mADRID
Voto de RARRA:
7
Comedia. Drama. Romance Pese a su prestigio profesional, el doctor George Bull comienza a ser puesto en entredicho por alguno de sus vecinos del pueblo en el que ejerce la medicina por sus frecuentes visitas a una viuda. Las cosas se complicarán todavía más cuando se desate en la localidad una epidemia de tifus... (FILMAFFINITY)
8 de diciembre de 2014
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
John Ford dirige su película “Doctor Bull” en 1933. Logra un producto correcto marcado por el costumbrismo norteamericano y obtiene un éxito que propiciará que en los años siguientes se complemente con otras generando la trilogía de películas interpretadas por Will Rogers.

Quizá el aspecto más destacable de la película sea su proximidad al momento del paso del cine mudo al sonoro y ver en ella uno de tantos esfuerzos por irse liberando de las ataduras del silencio. Aunque John Ford aun no tenía los 40 años había hecho numerosas películas sin sonido y ya se había adentrado con más de una decena de películas en el campo del sonoro a partir de 1927. Es uno de los destacados directores que supieron saltar sin problemas de un estilo a otro y dejaron rastro de su sentido de innovación o de adaptación, según los casos y las exigencias.

La película tiene ese sentido cuidadoso que John Ford aplica a su obra. En este caso, tras vagabundear por otras temáticas, se introduce en la comedia y lo hace con cierta prudencia de forma que, tratando problemas personales, los aborda despojándolos de cualquier aspecto dramático y los alivia con pequeños toques de humor. Lo que no le es ajeno es el espíritu de crítica social. Así caricaturiza sin tapujos a la pequeña comunidad donde ejerce el doctor, aunque sin adquirir en ningún momento aire moralizante.

Como corresponde a esa peculiar época de la comedia, el guion es también liviano y sin complejidades, lindando en ocasiones con lo simplón. El centro del mismo es Will Rogers, que parece imponer su forma de actuar construyendo una figura simplemente amable del Doctor Bull. Pero todo encaja sin problemas en el marco general de la obra que constituye una comedia ligera que irá, con otras de los años 30, abriendo paso a la comedia norteamericana de los 40 y los 50. Pero “Doctor Bull” no será una de esas grandes películas que inaugurarán nuevas etapas del cine. Como el propio John Ford hizo poco después con “La diligencia”.

Una película, en todo caso, para conocerla.
RARRA
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow