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Voto de Luis Guillermo Cardona:
9
Drama Andrew Manson, un joven médico que consigue su primer empleo en una población minera de Gales, se entrega al cuidado de trabajadores enfermos y gentes oprimidas. Las circunstancias, sin embargo, acabarán poniendo a prueba sus principios morales. (FILMAFFINITY)
10 de marzo de 2014
7 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Si hay algo que me haya producido desencanto en la vida, es encontrar a tres excompañeros de la universidad, con los que pregonábamos la justicia social y la transparencia en el ejercicio de nuestra educación, matriculados dos de ellos después, en rancios y corruptos partidos políticos, y el tercero haciendo de médico en uno de esos hospitales donde la honestidad apenas entra por una rendija. Ver a un par de amigos, con los que compartí experiencias alrededor del arte en el que nos movíamos ávidos de despertar conciencias y elevar el nivel cultural de nuestro pueblo, haciendo de pastor, el uno, en una desvergonzada iglesia, y el otro sirviendo a un laboratorio de fármacos donde cuenta vender pero nunca sanar; y mayor desencanto me ha producido, ver a uno de mis exalumnos a quienes tanto insistí sobre el carácter y la dignidad, y sobre el respeto a sí mismos y hacia los demás, trabajando para una de esas empresas donde ganar dinero es lo único que cuenta… y hasta lloré, el día en que descubrí a una preciosa alumna que ahora estaba prostituyéndose.

¿Qué es lo que nos cambia? ¿Qué es lo que nos arranca ese esplendoroso brillo que teníamos en la mirada con el cual podíamos ver amorosamente a cada ser humano? ¿Qué es lo que nos saca de la luz y nos mete en la oscuridad como si en esta hubiera esperanza alguna?

En “LA CIUDADELA” hay algunas respuestas. King Vidor ha hecho un filme directo, objetivo y basado en hechos reales, pues el autor de la novela, el escocés A. J. Cronin (Archibald Joseph Cronin, 1896-1981) fue un médico cirujano graduado con honores y quien ejerció en lugares como los que vemos en la película pues, algo de ficción, pero mucho de autobiográfico resplandece en ella, y el objetivo era mostrar como, una ciencia nacida para servir a la humanidad y no para llenarse de dinero, en adelante ha funcionado completamente a la inversa. De no ser por una tomas con back-projection donde se evidencia demasiado el proceso, creo que “LA CIUDADELA” hubiera sido una película perfecta. Pero, en cualquier caso, es imprescindible.

Se trata aquí de un médico, Andrew Manson (muy bien representado por el estupendo Robert Donat) quien junto a su gran amigo, Philip Denny (magnífico Ralph Richardson), comienza un ejercicio limpio y consecuente de la medicina, pero cansado después de las limitaciones y de la obtusa oposición que encuentra en sus proyectos, se deja seducir por una particular oferta donde, con algo de maña, trabajando en un particular equipo, y sabiendo cobrar a quienes se puede cobrar, es muy fácil llenar una caja de caudales y poder acceder a todos los lujos que nos ofrece el mercado.

Vidor trata a sus personajes con la mayor altura, no hace juicios, no condena a nadie -excepto a un personaje que colma la tasa del atrevimiento- pero la denuncia está ahí, directa y muy precisa. Y cuanto nos duele saber que, ¡77 años después de escrita la novela y 76 de realizada la película “LA CIUDADELA”!, las cosas siguen peor y la medicina es cada vez un negocio más oportunista, excluyente e infame, con un espíritu de servicio elevado a la mínima potencia.

Me llega al alma la frase que, Philip, tiene el valor de decirle a su amigo Andrew en un momento crucial: “El mundo está lleno de miserables, pero cuando tu mejor amigo se une a ellos, eso es lo que duele… y en realidad duele mucho”.
Luis Guillermo Cardona
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