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Voto de Natxo Borràs:
9
Western Brett McBain, un granjero viudo de origen irlandés, vive con sus hijos en una zona pobre y desértica del Oeste americano. Ha preparado una fiesta de bienvenida para Jill, su futura esposa, que viene desde Nueva Orleáns. Pero cuando Jill llega se encuentra con que una banda de pistoleros los ha asesinado a todos. (FILMAFFINITY)
2 de enero de 2014
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El más americano de los “spaghetti western” lo tenía que rodar el maestro de éste sub-género, el hombre que lo creó y que incluso se eleva a la categoría general del “western”: es decir, el spaghetti más espeso gentileza del sello Leone dejando la salsa yanqui de la marca John Ford o Howard Hawks, profesionales con quien solo el italiano podía competir.

Con la experiencias extraídas de su celebrada “trilogía del dólar” formadas por “Por un Puñado de Dollares” (Per un Pugno di Dollari, 1964), “La Muerte tenía un Precio” (Per qualche Dollaro in più, 1965) y “El Bueno, el Feo y el Malo” (Il Buono, il Brutto, il Cattivo, 1966) Sergio Leone se vio obligado a sentirse inmerso en un proyecto más colosal y basándose en un argumento que podría parecer simple (pero enriquecido de con la pluma de unos principiantes Dario Argento y Bernardo Bertolucci) pero es en el ambiente y en el paisaje que la intensidad va ganando a pasos agigantados.

Lo que empieza en un desierto debería terminar en un vergel donde se establece la futura población de Sweetwater tras llegar la viuda McBaine (Claudia Cardinale) que tras el asesinato de su marido e hijastros es convencida por el misterioso hombre de la harmónica (Charles Bronson) y el bandido Cheyenne (Jason Robards) de que se quede en el lugar y no convenza a Frank (Henry Fonda) y a sus hombres que han sido contratados por un hombre de negocios (Gabriele Ferzetti) empeñado en trazar la línea del ferrocarril de un extremo a otro del país.

Magnífica puesta en escena fraguado con la sedición de una venganza vista al o lejos y aproximándose con el sonido de la banda sonora musical (brillante y temblorosa harmónica que lo define todo) y la mirada sin pestañear de Charles Bronson y Henry Fonda. Pero el principal artista es, y con diferencia, Ennio Morricone.
Natxo Borràs
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