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Tajikistan Tajikistan · Demonlandia
Voto de Neathara:
9
Drama Una mujer, profesora de piano en un conservatorio, frecuenta cines porno y tiendas de sexo para escapar de la influencia de su dominante madre. Uno de sus alumnos se propone seducirla. (FILMAFFINITY)
12 de mayo de 2008
264 de 284 usuarios han encontrado esta crítica útil
No podría ser sino Haneke quien le hiciese justicia al verbo acerado y visceral de su paisana, la austriaca Elfriede Jelinek, que poco tiempo después de rodarse la película, recibiría el premio Nobel de Literatura (para algunos merecido; para otros, no tanto). Tampoco podría ser otra sino Isabelle Huppert la que encarnase a la terrorífica y sin embargo, convulsa y bella profesora de piano, uno de los personajes femeninos mejor trazados de toda la historia del cine europeo. Combinación de fría intelectualidad y una sexualidad viciada, casi animal, el personaje de Erika parece condenado a expresar sus pasiones a un nivel tan primario como exquisita es la fachada que transmite hacia el exterior: una fachada que empieza a resquebrajarse en el momento en el que un joven y atractivo alumno comienza a seducirla, haciendo que se tambaleen los cimientos en los que la profesora ha apoyado su retorcido universo.

Ambos iniciarán un peculiar juego del ratón y el gato en el que nunca estará bien claro quién desempeña cada papel: alternativamente, ambos personajes se buscan y se rehúyen en un angustioso tour de force que ha dado lugar a algunas de las escenas más polémicas y perturbadoras de esta película. La capacidad revulsiva de la historia no sólo reside en el carácter enfermizo de la relación amorosa entre profesora y alumno, sino también en la maravillosa capacidad de Haneke de convertir en transparente para el espectador a un personaje que nunca abandonará su gélido hermetismo hacia los demás y de tensar con maestría los hilos que someten a esta mujer a su entorno, desde aquellos que la unen con su madre medio demente (¿o no?) hasta los que determinan su relación con lo más degradante y con lo más elevado del espíritu humano.

“La pianista” no es ninguna fruslería para pasar el rato; se trata de una intensa disección de un personaje en cuya enigmática dualidad reside gran parte del atractivo de la película. Al igual que Erika, el espectador se encontrará dividido entre la admiración y la repulsión por lo que se está narrando y sobre todo, por la manera en la que se está narrando.
Es una película incómoda, pero terriblemente fascinante de la que cuesta abstraerse...muy recomendada.
Neathara
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