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España España · Madrid
Voto de McTeague:
9
Drama Adaptación de la novela de Victor Hugo en tres partes. Un ladrón convicto, Jean Valjean, obtiene libertad condicional tras diecinueve años de cárcel. (FILMAFFINITY)
16 de marzo de 2011
15 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
De las muchas versiones cinematográficas que se han hecho de la novela de Victor Hugo, ésta de Raymond Bernard es la más fiel, completa y emocionante que yo haya visto.

Dicho esto, y advirtiendo de que tampoco he visto tantas, creo que la fidelidad y la integridad con respecto del texto original no son valores positivos en sí mismos, sino simplemente una característica que quería poner de manifiesto para los que, como yo, puedan amar la novela. Lo que sí es un valor fílmico muy admirable, relacionado con esa fidelidad, es que se pueda condensar un texto que podría dar para una serie de unas veinte horas en unas cuatro horas (según la versión que se vea, ya que la película ha circulado con varios montajes). Y es que la película comienza maravillando por su perfecto sentido de la síntesis y el ritmo cinematográfico: con una narración depuradísima y un montaje sorprendentemente dinámico se cuentan muchos detalles de los personajes principales de vital importancia que suelen ser obviados por la mayoría de las versiones. Así, la película salta con agilidad pasmosa de Valjean a Fantine, de ésta a Javert y de éste a los Thénardier, regalándonos en el camino escenas de una aguda intensidad como el juicio de Champmathieu, con soluciones visuales muy imaginativas que consiguen transmitir en términos cinematográficos, sin palabras, esa “tempestad bajo un cráneo” de que hablaba Hugo al describir los sentimientos del protagonista. Y antes de continuar quiero dejar constancia de que Harry Baur interpreta al mejor Valjean que yo he visto.

Cuando la acción se traslada a París encontramos toques ligeramente expresionistas que dotan de un tono sombrío de la narración, y al estallar la revuelta de la calle Saint-Denis Bernard se atreve incluso con un montaje de influencia soviética que transmite toda la épica de la epopeya estudiantil.

Es, en definitiva, una obra eminentemente canónica, que traslada muy bien a lenguaje cinematográfico lo que era en esencia pura literatura, recurriendo con personalidad, imaginación y unidad de estilo a muchas de las herramientas e influencias estéticas acumuladas por el cine en sus primeros treinta años de vida, con el fin de capturar fielmente la complejidad del libro. La historia es tan apasionante como siempre lo ha sido, y está contada perfectamente de forma que, aunque no deje de ser literatura traducida a cine, el resultado es plenamente satisfactorio. Solamente una cierta precipitación narrativa en los últimos compases, y pequeñas ocasiones en las que el tono vira, extraña e improcedentemente, hacia algo que recuerda a la comedia sofisticada de los años treinta, empañan algo lo que es por lo demás una versión inmaculada. ¿Demasiado canónica? Quizá, pero la infinidad de versiones que hay demuestran que no es tan fácil hacer buen cine de semejante novelón, y el resultado es tan admirable, emocionante y hermoso que poco importan las disquisiciones sobre si es cine o es literatura.
McTeague
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