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Voto de Alexei:
3
6.0
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Drama
Durante el período de la Restauración en una sociedad dominada por la hipocresía, por el peso de las apariencias y el dinero, la intriga relata los sobresaltos de una historia de amor sin esperanza, mezcla de pasión y rencor entre el general de Montriveau y la duquesa de Langeais. Adaptación de la novela "La Duchesse de Langeais" de Honoré de Balzac. (FILMAFFINITY)
11 de agosto de 2008
5 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Una de las películas que había pensado ver tenía las entradas agotadas, así que el jueves 8 de noviembre de 2007 vi en su lugar dos documentales, de la serie, como comentaba en mi anterior crónica, “Cinéma, de Notre Temps”.
16:00 p.m.- Le Dinosaure et le Bébé, Dialogue en Huit Parties entre Fritz Lang et Jean-Luc Godard (El Dinosaurio y el Bebé, Diálogo en Ocho Partes entre Fritz Lang y Jean-Luc Godard): Entrevista de una hora de duración que le hizo Godard a Fritz Lang bajo la realización de André S. Labarthe. Data del año 67.
El título hace referencia a que por aquella época Godard era más o menos (o en comparación) un primerizo, y Lang un héroe consagrado del cine. Cuatro años antes Lang había actuado en el célebre film de Godard Le Mépris.
La entrevista muestra a un humilde Godard, antagonista y admirador de Fritz, y a un Lang retirado, bonachón y pedante (en el buen sentido). El cine clásico frente al cine moderno, uno moribundo y el otro vencedor, representado en dos figuras que dialogan sobre los avatares del celuloide. Una realización en blanco y negro atractiva para un documento sumamente interesante.
17:30 p.m.- Tarkovski, une Journée d’Andreï Arsenevitch (Tarkovski, un día de Andreï Arsenevitch): Documental realizado por Chris Marker (sobran las presentaciones) cuando Tarkovski se hallaba en el exilio en París, ya hospitalizado.
Comienza con la visita de parte de su familia (entre ellos su hijo Andriushka) al centro donde se encuentra hospitalizado. El encuentro madre-padre-hijo sirve como detonante de un viaje inquieto y personal por la obra de uno de los mayores visionarios de la historia del cine, incluyendo la elaboración del ya mítico plano-secuencia de Sacrificio, uno de los planos más complejos y difíciles de rodar que se han hecho.
El documental, revelador y deslumbrante, concluye con una anécdota enigmática: la primera película de Andrei (La Infancia de Iván) se abre con un plano de un árbol y un niño, y la última, Sacrificio, se cierra con un plano de un árbol y un viejo.
En ambas proyecciones contamos con la presencia del, digámoslo así, personaje medular de la crítica francesa y veterano combatiente del cine de autor (entre otras cosas), André S. Labarthe, creador, junto con Janine Bazin (viuda de André Bazin, co-fundador de Cahiers du Cinema), del proyecto “Cinéma, de Notre Temps”. Junto con André vinieron dos reputados productores de la cadena ARTE: Xavier Carniaux y Thierry Garrel, hermano del director Philippe Garrel.
Tras la proyección de “Tarkovski, une Journée d’Andreï Arsenevitch”, a la salida del cine, me acerqué a Labarthe, concluido con su sempiterno sombrero, le tendí mi mano y balbucí unas cuantas frases en francés, tras lo cual me despedí preguntándome qué diablos quería decirle y qué diablos le había dicho.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
16:00 p.m.- Le Dinosaure et le Bébé, Dialogue en Huit Parties entre Fritz Lang et Jean-Luc Godard (El Dinosaurio y el Bebé, Diálogo en Ocho Partes entre Fritz Lang y Jean-Luc Godard): Entrevista de una hora de duración que le hizo Godard a Fritz Lang bajo la realización de André S. Labarthe. Data del año 67.
El título hace referencia a que por aquella época Godard era más o menos (o en comparación) un primerizo, y Lang un héroe consagrado del cine. Cuatro años antes Lang había actuado en el célebre film de Godard Le Mépris.
La entrevista muestra a un humilde Godard, antagonista y admirador de Fritz, y a un Lang retirado, bonachón y pedante (en el buen sentido). El cine clásico frente al cine moderno, uno moribundo y el otro vencedor, representado en dos figuras que dialogan sobre los avatares del celuloide. Una realización en blanco y negro atractiva para un documento sumamente interesante.
17:30 p.m.- Tarkovski, une Journée d’Andreï Arsenevitch (Tarkovski, un día de Andreï Arsenevitch): Documental realizado por Chris Marker (sobran las presentaciones) cuando Tarkovski se hallaba en el exilio en París, ya hospitalizado.
Comienza con la visita de parte de su familia (entre ellos su hijo Andriushka) al centro donde se encuentra hospitalizado. El encuentro madre-padre-hijo sirve como detonante de un viaje inquieto y personal por la obra de uno de los mayores visionarios de la historia del cine, incluyendo la elaboración del ya mítico plano-secuencia de Sacrificio, uno de los planos más complejos y difíciles de rodar que se han hecho.
El documental, revelador y deslumbrante, concluye con una anécdota enigmática: la primera película de Andrei (La Infancia de Iván) se abre con un plano de un árbol y un niño, y la última, Sacrificio, se cierra con un plano de un árbol y un viejo.
En ambas proyecciones contamos con la presencia del, digámoslo así, personaje medular de la crítica francesa y veterano combatiente del cine de autor (entre otras cosas), André S. Labarthe, creador, junto con Janine Bazin (viuda de André Bazin, co-fundador de Cahiers du Cinema), del proyecto “Cinéma, de Notre Temps”. Junto con André vinieron dos reputados productores de la cadena ARTE: Xavier Carniaux y Thierry Garrel, hermano del director Philippe Garrel.
Tras la proyección de “Tarkovski, une Journée d’Andreï Arsenevitch”, a la salida del cine, me acerqué a Labarthe, concluido con su sempiterno sombrero, le tendí mi mano y balbucí unas cuantas frases en francés, tras lo cual me despedí preguntándome qué diablos quería decirle y qué diablos le había dicho.
(Sigue en spoiler por falta de espacio).
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Después, a las 20:30, dio comienzo la “Noche ARTE” en el Teatro Lope de Vega, donde tuvo lugar la entrega del Giraldillo de Oro como reconocimiento a la carrera del actor francés de padres gaditanos Jean Reno. Entre mucho chovinismo estúpido y ladridos del alcalde sobre el folklore andaluz y su importancia (qué manía de mezclar el arte con la política), destacaron las sinceras palabras de Reno.
Pasada la entrega del premio se proyectó Ne Touchez Pas la Hache (No Toque el Hacha), última película de Jacques Rivette, basada en una novela de Honoré de Balzac; curiosamente, en España, para ser afines a algo para variar, hemos sido afines con tal desatino al título original de la novela que hemos llamado al film La duquesa de Langeais.
De nuevo con la presencia de los tres mosqueteros, Labarthe, Xavier y Thierry, el primero nos habló un poco sobre el cine de Rivette y nos contó unas cuantas metáforas sobre el mismo y unas cuantas anécdotas sobre el personaje.
Tras su visionado, sinceramente pienso que una ambientación asombrosa, unos interiores muy cuidados y elaborados, una iluminación delicada y sublime, unas actuaciones portentosas, y, en general, una factura impecable, no son lo suficientemente capaces en este caso de elevar el sopor, la pedantería y el tedio de un película cuyo cáncer terminal es la presencia de una historia deficiente conducida por multitud de diálogos, siempre demasiados diálogos. No sé si parte de la culpa la tuvo que los asientos del teatro son incomodísimos y que la duración se extendiese hasta las dos horas y cuarto…
En cualquier caso, tras el mal sabor de boca derivado de la película, el día concluye con un agradable cóctel en el Casino de la Exposición, edificio colindante al Teatro; corriendo a cargo del festival, eso sí.
Pasada la entrega del premio se proyectó Ne Touchez Pas la Hache (No Toque el Hacha), última película de Jacques Rivette, basada en una novela de Honoré de Balzac; curiosamente, en España, para ser afines a algo para variar, hemos sido afines con tal desatino al título original de la novela que hemos llamado al film La duquesa de Langeais.
De nuevo con la presencia de los tres mosqueteros, Labarthe, Xavier y Thierry, el primero nos habló un poco sobre el cine de Rivette y nos contó unas cuantas metáforas sobre el mismo y unas cuantas anécdotas sobre el personaje.
Tras su visionado, sinceramente pienso que una ambientación asombrosa, unos interiores muy cuidados y elaborados, una iluminación delicada y sublime, unas actuaciones portentosas, y, en general, una factura impecable, no son lo suficientemente capaces en este caso de elevar el sopor, la pedantería y el tedio de un película cuyo cáncer terminal es la presencia de una historia deficiente conducida por multitud de diálogos, siempre demasiados diálogos. No sé si parte de la culpa la tuvo que los asientos del teatro son incomodísimos y que la duración se extendiese hasta las dos horas y cuarto…
En cualquier caso, tras el mal sabor de boca derivado de la película, el día concluye con un agradable cóctel en el Casino de la Exposición, edificio colindante al Teatro; corriendo a cargo del festival, eso sí.