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España España · Zaragoza
Voto de JVMarq:
4
Drama. Comedia Caden Cotard (Philip Seymour Hoffman) es un director teatral que proyecta representar una obra utilizando una réplica de Nueva York, de tamaño natural, dentro de un almacén. (FILMAFFINITY)
30 de octubre de 2011
7 de 9 usuarios han encontrado esta crítica útil
Synecdoche, New York es una rara avis más que sumar a la lista de historias, y conjunto de ideas, que han salido de la cabeza de Charlie Kaufman, pero en esta ocasion como director con lo que ello supone. Seguramente lo digo más como un halago, que como un reproche, aunque en realidad sea una cualidad, lo distinto al resto que resultan sus propuestas cinematográficas, ese toque especial que tiene toda historia que sale de su mente, aunque sea alguna en parte fallida, o lo parezca, salga bien o mal.
Indudablemente tiene momentos logrados y sus detalles interesantes, pero el conjunto resulta demasiado denso para mi gusto. No obstante, todo lo que realiza tiene sus cosas buenas, no cabe duda. Como genio que es considerado como tal, teniendo ese estatus se puede permitir hacer una película como esta sin despeinarse, casi se da el caso de que su propio publico se lo esta pidiendo y están deseando aplaudirle. Pero en ocasiones la realidad cae por su propio peso.

Kaufman se pasa prácticamente una hora para arrancar la historia, sumiendo en el sopor más absoluto, seguida por la confusión de lo que se necesita varios visionados mínimo para darle el sentido y atrapar en la red todos los detalles que parece dejar cuidadosamente, para que posteriormente monte cada uno en su casa cual puzzle. El problema es que no resulta estimulante, y la frialdad en las formas y el contenido no animan precisamente.
Seymour Hoffman deambula de un lado a otro, sin rumbo aparente. El tipo escondido detrás del árbol, al que luego encuentras explicación, bueno explicación al estilo Kaufman, o el dialogo a lo Wilder o Allen sobre un niño escritor, son esos pequeños instantes que sin ser algo novedoso, tienen su encanto, pero ahí acaba. No pueden sostener una película por si solos.
El batiburrillo formado a base de diálogos con Dostoievski, Nietzsche y Freud de por medio, tampoco ayuda a la causa. No resulta pedante, pero es un recurso facil.
Cuando empieza a dar forma a la obra, y vemos a actores interpretando a otros personajes, y van envejeciendo, y al mismo tiempo Hoffman se va creciendo, y la banda sonora de Brion cobra mayor protagonismo, ilusionando con toques melódicos identificables que recuerdan irremediablemente a Eternal Sunshine, incluso hay escenas con cierta ternura y sentimiento, y por un instante te ilusionas creyendo que llegara un final que cierre el circulo y lleve a algún sitio, aunque no te convenza mucho. Pero Kaufman deja la película en el limbo, en el que solo el puede tener una sonrisa al acabar de verla. Al menos creo que solo en el sera sincera, pues solo el puede llegar a cada recoveco de la historia.
JVMarq
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