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Polonia Polonia · Terrassa
Voto de Taylor:
8
Western El sheriff Chance (John Wayne) encarcela por asesinato al hermano de un poderoso terrateniente que intentará liberarlo por todos los medios. Para impedirlo, Chance cuenta con la colaboración de dos ayudantes: un alcohólico (Dean Martin) y un viejo tullido (Walter Brennan), a los que se une un joven y hábil pistolero llamado Colorado (Ricky Nelson). Todos ellos se encierran en la oficina del sheriff para impedir que el preso pueda ser ... [+]
21 de junio de 2008
146 de 155 usuarios han encontrado esta crítica útil
Todos los amantes del western tenemos nuestras preferencias. La genialidad de cineastas como Ford, Mann, Peckinpah o Leone resulta tan genuina y acusada que su cine suele generar en el espectador un grado de devoción prácticamente ilimitado. Yo me decantaría por los dos últimos pero, curiosamente, si me viera obligado a escoger un solo western capaz de aunar las claves y el espíritu global del género, mi principal opción sería “Rio Bravo”, de Howard Hawks. Y no creo que fuera el único.

Probablemente “Rio Bravo” no sea el mejor western jamás rodado. Es más, para mi no lo es. Ello no impide, no obstante, que le guarde a la peli de Hawks un cariño especial y que la considere como un inmejorable paradigma para que cualquier neófito deseoso de adentrarse en el legendario universo del far west pueda hacerlo a través de ella.

Os contaré una anécdota. En cierta ocasión tuve que apuntar con un Winchester (figuradamente, claro) a una amigo para que me revelara cuál sería el único western que salvaría ante una hipotética hecatombe nuclear. Tras resoplar varias veces y maldecir todos los huesos de mi cuerpo, masculló: ¿Sólo uno?. Me has matado. Ufff!!!... “Rio Bravo”. Su traumática elección me animó a revisar nuevamente la peli de Hawks. Quería corroborar si la magia de su recuerdo permanecía aún allí. Inalterable y eterna.

Afortunadamente, el sheriff Chance (John Wayne) seguía allí, en Presidio, con su firmeza e integridad intactas. A su lado, un atormentado borrachín (Dean Martín) y un tullido cascarrabias (Walter Brennan), se mantenían incombustiblemente fieles a su sheriff, patrullando las calles y custodiando esa famosa celda mientras los secuaces de Burdette aguardaban la ocasión propicia para liberar al detenido. Feathers (Angie Dickinson) permanecía aún en el hotel, bellísima y espléndida, como siempre. Renunciando una y otra vez a coger esa maldita diligencia que habría de separarle de Chance para siempre.

Y, como la primera vez, el viejo Hawks me sorprendió nuevamente en el saloon. Con ese patadón a la escupidera y ese certero balazo a un contrapicado traidor. Con esa sabia combinación de drama, comedia, acción y romance. Con esa capacidad narrativa tan cómoda y natural. Con esa canción del degüello que sublima aún más, si cabe, una peli muy muy grande.

Aquella noche me acosté convencido de una cosa. El western jamás morirá mientras alguien, en algún lugar, vea por primera vez “Rio Bravo”.
Taylor
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