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España España · Madrid
Voto de Charles:
7
Serie de TV. Acción. Ciencia ficción Serie de TV (2017-2018). 2 temporadas. 23 episodios. El multimillonario Danny Rand (Finn Jones) regresa a Nueva York, tras haber estado desaparecido durante años tratando de reconectar con su pasado y su legado familiar. Sus conocimientos de kung-fu y su puño de hierro permitirán que Rand vuelva para controlar el crimen de la ciudad. (FILMAFFINITY)
18 de marzo de 2017
42 de 58 usuarios han encontrado esta crítica útil
No entiendo por qué a todas las series de Marvel/Netflix debería juzgárselas por un mismo rasero, más allá de que vayan encaminadas a unir sus héroes en una serie mayor.
Daredevil y Jessica Jones, pese a su condición callejera, siempre fueron primeras espadas de la editorial, presentes en todos sus grandes eventos y referentes entre sus personajes.
Mientras que Luke Cage y Puño de Hierro no dejaban de ser, con todo el respeto, una festiva recreación de los tópicos de la época que les vio nacer: para el primero iba el cine "blaxploitation" reivindicativo, y las artes marciales setenteras eran terreno del segundo.

Contando con eso, 'Iron Fist' se transforma en un viaje del héroe tan clásico como es el del extrañado occidental intentando comprender esencias orientales, y por el camino se divierte explotando todos los aspectos de ese atractivo desarrollo.
Danny Rand llega a Nueva York tras largos años de ausencia, pies descalzos destacando contracorriente a los mocasines generales, y su actitud es la de alguien que cree que va a ser bien recibido por la feliz infancia que dejó atrás.
Nada más lejos de la realidad: su renovado espíritu ayuda, pero no basta para ocultarle la triste verdad de que esta ya no es la ciudad que conoció, algo confirmado por los fríos trajeados que le desprecian, a los que antes llamaba familia, y la empresa con un nombre que ya no le pertenece.

El apellido de Rand significó algo hace mucho tiempo, para el propio Danny, para sus casi hermanos Brand y Joy, y para una ética empresarial que ha acabado por anteponer el beneficio a la necesidad social.
El recién llegado, tratando de conectar con la pureza mística de su hogar de acogida cada vez que se siente perdido, intenta insuflar esa misma pureza a este redescubierto mundo suyo, solo para que le respondan con violencia, traición e intereses fraudulentos.
Y es por eso que su naturaleza de elegido por el Iron Fist, otorgada en el mítico monasterio de K'un-Lun, empieza a hacer más falta que nunca.

El acierto sin embargo es despojar a K'un-Lun de toda veracidad, haciendo que sea solo ensoñaciones, recuerdos semienterrados, conversaciones en las que Danny no para de insistir sobre su mágica naturaleza, dejando así un poso de duda sobre si todo lo que le ha sucedido ha sido real.
No sabemos si el rico heredero es un iluminado o un loco, pero de alguna manera vemos como esa experiencia ha cambiado su manera de actuar y percibir a sus semejantes.
Y es entonces cuando empezamos a apreciar que existen más personas a su alrededor embargadas por fuerzas místicas, en deuda con ellas, pero carentes de la elevación espiritual que Danny ha conseguido.

Dichas fuerzas actúan misteriosamente, cierran tratos en la oscuridad, reconstruyen la ciudad a su imagen y semejanza, y mantienen presas a las pocas personas que pueden hacerles frente.
Colleen Wing es una de esas personas, devaluando su instrucción de lucha en peleas callejeras, cubriendo sus ganas de cambiar las cosas con una fina capa de cinismo, y en general siendo la bala perdida que el viejo misticismo dice que debe ser en una ciudad deshumanizada y dependiente de los negocios, hasta que encuentra una razón en la cruzada de Danny.
Existe un trasfondo del ser humano que ha perdido su pureza, tan inocente pero a la vez tan claro que se gana tu simpatía y se convierte en el corazón de la serie.

Danny, en su retorno a la vida que dejó, se ve afectado por esa falta de brújula moral, dudando de si realmente volvió para ser el legendario Iron Fist... o simplemente volvió porque quería experimentar, por una vez en 15 años... cómo era ser Danny Rand.
"En este mundo no hay lugar para las artes místicas" le dice una persona que conoce por igual los fríos mecanismos del negocio y las milenarias técnicas de K'un-Lun, certificando que el rico heredero no va a encontrar la honestidad y bondad que tanto busca, da igual que mire entre sus amigos y allegados.
Incluso, más adelante en la serie, el elegido por el Iron Fist deberá plantearse si sus poderes del puño brillante van a ser los de un mítico defensor con la tarea de restablecer el orden, o los de un pobre diablo que los robó para acabar sirviendo a su propia venganza.
¿No se puede volver a la civilización sin contaminarse de la pobreza moral general?
¿O la civilización estaba ya contaminada y solo sus nuevas habilidades pueden arrojar luz sobre ella?

Un necesario fondo para un efectivo entretenimiento, que disfruta, como todas las de Marvel/Netflix, de dar una seria relevancia a conceptos inequívocamente juguetones.
Por dios, si dicen que una organización de ninjas es "real, no como los Illuminati", y acto seguido meten duelos milenarios, chiflados guardianes de sectas secretas o personas capaces de burlar a la muerte.
El enterramiento por gran parte de la crítica y de los aficionados suena a un pedirle peras al olmo que carece de sentido.

Porque esta serie no está nada mal, para una incursión al estilo Marvel en el mundo de las místicas artes marciales orientales.
Y todo ello sin perder en ningún momento ese aura de cómic menor pero agradecido, que siempre le ha caracterizado a este personaje.
Charles
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