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Voto de Miquel:
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Drama
En una pequeña ciudad del estado de Tennessee se juzga a un profesor por enseñar a sus alumnos la teoría de la evolución de las especies. El darwinismo se enfrenta a una burda y fundamentalista teoría del creacionismo en una explosiva batalla judicial entre el abogado defensor Henry Drummond (Tracy) y el líder ultraconservador Matthew Harrison Brady (March). Basada en hechos reales. (FILMAFFINITY)
13 de junio de 2009
67 de 80 usuarios han encontrado esta crítica útil
Quinta realización sobre un total de 15 de Stanley Kramer (1913-2001), director y productor, independiente y liberal, aficionado a los temas trascendentales y espectaculares. El guión, de Ernest Gold, adapta la obra de teatro “Inherit The Wind” (1955), de Jerome Lawrence y Robert Edwin Lee, basada en hechos reales. El film se rueda en estudio con algunas tomas de exterior. Nominado a 4 Oscar, gana el Oso de plata de Berlin (F. March). Producido por Stanley Kramer para Stanley Kramer Productions, se estrena el 18-VI-1960 (Fest. Berlin).
La acción dramática tiene lugar en el juzgado local de Hillsboro, pequeña localidad fictícia de Tennessee, en julio de 1925. El joven profesor de biología del Instituto, Bertram T. Cates (York), es acusado de infringir la “Butler Act” (ley Butler), recientemente aprobada, al enseñar a los alumnos de un centro público las tesis evolucionistas de Charles Darwin sobre la aparición de los seres vivos en la tierra y su evolución posterior. Es detenido por orden judicial y sometido a juicio. Intervienen Henry Drummond (Tracy), como abogado defensor; el famoso letrado Metthew Harrison Brady (March), como apoyo del fiscal; el juez John T. Raulston (Morgan) y el columnista periodístico E. K. Hornbeck (Kelly), del diario “Baltimore Herald”. Drummond, de 68 años, es astuto, temperamental, agnóstico, relativista, liberal y de Chicago. Brady, de 65 años, antiguo secretario de Estado, 3 veces candidato presidencial, es populista, fundamentalista y especialista en la Biblia. Cates, de 24 años, inseguro e inexperto, está enamorado de Rachel Brown, de 22 años, hija del fanático reverendo Jeremiah Brown (Atkins).
El film suma drama, drama judicial, historia, romance y análisis social. Se basa en hechos ocurridos en Dayton (Tennessee) en julio de 1925, dramatizados en la obra de teatro “Inherit The Wind”, que se presenta en Broadway en abril de 1955 como medio de denuncia de la “caza de brujas” (1950-56), liderada por el senador por Wisconsin Joseph McCarthy. El film no presenta un debate entre las tesis evolucionistas y las tesis creacionistas, como la mayoría de espectadores esperan. Se limita a debatir algo tan anodino, como si las explicaciones evolucionistas del profesor Cates en sus clases en el Instituto están o no prohibidas por la “Butler Act” en el ámbito de las escuelas públicas de Wisconsin. Tampoco se dice nada sobre la constitucionalidad de la norma citada, de reciente aplicación. La inconstitucionalidad de la misma fue la causa de la declaración de su nulidad años más tarde.
(Sigue en el "spoiler" sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en el juzgado local de Hillsboro, pequeña localidad fictícia de Tennessee, en julio de 1925. El joven profesor de biología del Instituto, Bertram T. Cates (York), es acusado de infringir la “Butler Act” (ley Butler), recientemente aprobada, al enseñar a los alumnos de un centro público las tesis evolucionistas de Charles Darwin sobre la aparición de los seres vivos en la tierra y su evolución posterior. Es detenido por orden judicial y sometido a juicio. Intervienen Henry Drummond (Tracy), como abogado defensor; el famoso letrado Metthew Harrison Brady (March), como apoyo del fiscal; el juez John T. Raulston (Morgan) y el columnista periodístico E. K. Hornbeck (Kelly), del diario “Baltimore Herald”. Drummond, de 68 años, es astuto, temperamental, agnóstico, relativista, liberal y de Chicago. Brady, de 65 años, antiguo secretario de Estado, 3 veces candidato presidencial, es populista, fundamentalista y especialista en la Biblia. Cates, de 24 años, inseguro e inexperto, está enamorado de Rachel Brown, de 22 años, hija del fanático reverendo Jeremiah Brown (Atkins).
El film suma drama, drama judicial, historia, romance y análisis social. Se basa en hechos ocurridos en Dayton (Tennessee) en julio de 1925, dramatizados en la obra de teatro “Inherit The Wind”, que se presenta en Broadway en abril de 1955 como medio de denuncia de la “caza de brujas” (1950-56), liderada por el senador por Wisconsin Joseph McCarthy. El film no presenta un debate entre las tesis evolucionistas y las tesis creacionistas, como la mayoría de espectadores esperan. Se limita a debatir algo tan anodino, como si las explicaciones evolucionistas del profesor Cates en sus clases en el Instituto están o no prohibidas por la “Butler Act” en el ámbito de las escuelas públicas de Wisconsin. Tampoco se dice nada sobre la constitucionalidad de la norma citada, de reciente aplicación. La inconstitucionalidad de la misma fue la causa de la declaración de su nulidad años más tarde.
(Sigue en el "spoiler" sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
La obra promete más de lo que da. Ciertamente, aporta sendas interpretaciones de dos grandes actores veteranos muy diferentes, que trabajan juntos por primera vez y que se miden en un duelo interpretativo vistoso y singular. Aporta un retrato de las gentes sencillas del profundo Sur norteamericano. Presenta un discurso narrativo poco claro. Se echa en falta una distinción terminante entre el ámbito de la ciencia, única fuente fiable del conocimiento racional, y otros ámbitos de conocimiento no racional, si los hay. En lugar de defender el método científico como única vía para obtener conocimientos solventes y contrastables, el film se enreda en propuestas ambiguas y pasteleras sobre la compatibilidad de la ciencia y la revelación (Biblia), que dejan al espectador actual entre la decepción y la insatisfacción.
La banda sonora, de Ernest Gold (“Vencedores o vencidos”, 1961) incorpora dos fragmentos del espiritual tradicional “Give MeThat Old Time Religion”, a cargo de la vocalista Leslie Uggams. Hacia el final ofrece un fragmento del canto coral de “Battle Hymn of the Republic”. La fotografía, de Ernest Laszlo (“Vencedores o vencidos”), en B/N, subraya visualmente el cinismo de Hernbeck, el fundamentalismo de Brady, el fanatismo de Brown y la ironía resabiada y descreída de Drummond. El juicio real dura 12 días con dos fines de semana. Se dicta sentencia el 21-VII-1925.
El film me ha traído a la memoria recuerdos entrañables del curso 1951/52, cuando mi promoción estudiaba tercero de bachillerato en el Instituto de la localidad. La profesora de biología, Catalina P., dedicó dos clases consecutivas a explicarnos el origen y el desarrollo de la vida. Naturalmente de acuerdo con la tesis evolucionista. Lo hizo sin afectaciones, sin solemnidades y sin aspavientos. No eran necesarias: sabíamos que aquéllos eran unos momentos excepcionales. Fue clara, pedagógica y brillante, como siempre. Unos días más tarde, el profesor titular de religión, el capellán Juan C., personaje estudioso, culto e inteligente como pocos, algo nervioso y sorprendido, interrumpe su programa para incorporar en él una lección no prevista e inmediata. Nos habla de la compatibilidad del evolucionismo y la religión. Está bien: se abstiene de descalificaciones y contradicciones, como las que pedía el director del centro y catedrático de latín, el también capellán Bartolomé B., después justamente destituido como director. Juan C. gana (1956) por oposición la cátedra de Teología Dogmática del antiguo Seminario Diocesano de Córdoba. Por entonces, Catalina P. ya había ganado (1954) la cátedra de biología del Instituto de Ibiza.
Catalina P., nos dejaste un recuerdo admirable de categoría humana, personal y profesional. Te lo dije en nombre del grupo en la cena del 25 aniversario de la promoción y te lo repito ahora. Gracias por tu discreción, por tu sabiduría, por tu valentía y por lo bien que nos eseñaste biología y muchas cosas más. Gracias, Catalina.
La banda sonora, de Ernest Gold (“Vencedores o vencidos”, 1961) incorpora dos fragmentos del espiritual tradicional “Give MeThat Old Time Religion”, a cargo de la vocalista Leslie Uggams. Hacia el final ofrece un fragmento del canto coral de “Battle Hymn of the Republic”. La fotografía, de Ernest Laszlo (“Vencedores o vencidos”), en B/N, subraya visualmente el cinismo de Hernbeck, el fundamentalismo de Brady, el fanatismo de Brown y la ironía resabiada y descreída de Drummond. El juicio real dura 12 días con dos fines de semana. Se dicta sentencia el 21-VII-1925.
El film me ha traído a la memoria recuerdos entrañables del curso 1951/52, cuando mi promoción estudiaba tercero de bachillerato en el Instituto de la localidad. La profesora de biología, Catalina P., dedicó dos clases consecutivas a explicarnos el origen y el desarrollo de la vida. Naturalmente de acuerdo con la tesis evolucionista. Lo hizo sin afectaciones, sin solemnidades y sin aspavientos. No eran necesarias: sabíamos que aquéllos eran unos momentos excepcionales. Fue clara, pedagógica y brillante, como siempre. Unos días más tarde, el profesor titular de religión, el capellán Juan C., personaje estudioso, culto e inteligente como pocos, algo nervioso y sorprendido, interrumpe su programa para incorporar en él una lección no prevista e inmediata. Nos habla de la compatibilidad del evolucionismo y la religión. Está bien: se abstiene de descalificaciones y contradicciones, como las que pedía el director del centro y catedrático de latín, el también capellán Bartolomé B., después justamente destituido como director. Juan C. gana (1956) por oposición la cátedra de Teología Dogmática del antiguo Seminario Diocesano de Córdoba. Por entonces, Catalina P. ya había ganado (1954) la cátedra de biología del Instituto de Ibiza.
Catalina P., nos dejaste un recuerdo admirable de categoría humana, personal y profesional. Te lo dije en nombre del grupo en la cena del 25 aniversario de la promoción y te lo repito ahora. Gracias por tu discreción, por tu sabiduría, por tu valentía y por lo bien que nos eseñaste biología y muchas cosas más. Gracias, Catalina.