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Voto de Miquel:
9
7.8
4,712
Drama. Romance
Retrato de la vida cotidiana de un matrimonio burgués que atraviesa una crisis de pareja. En Milán, tras visitar a un amigo enfermo terminal en un hospital, el escritor Giovanni Pontano (Marcello Mastroianni) acude a una fiesta por la publicación de su último libro. Mientras, su mujer Lidia (Jeane Moreau) visita el lugar donde vivió muchos años atrás. Luego, durante la noche, ambos acuden a una fiesta en la mansión del Sr. Gherardini, ... [+]
11 de abril de 2009
96 de 103 usuarios han encontrado esta crítica útil
Séptimo largometraje de Michelangelo Antonioni (1912-2007) y segunda entrega de su trilogía de la incomunicación. El guión es de Antonioni, Ennio Flaiano y Tonino Guerra. Se rueda en escenarios reales de Milán y alrededores durante el verano/otoño de 1960. Gana el Oso de oro (Berlín), un David di Donatello (director) y 3 Silver Ribbon (director, banda sonora y actriz de reparto). Producido por Emanuele Cassuto para Nepi Film (Roma), Silver Film (Roma) y Sofitedip (Paris), se estrena el 24-I-1961 (Milán).
La acción dramática tiene lugar en Milán, a lo largo de una jornada de 24 horas del verano de 1960. El novelista de éxito Giovanni Pontano (Mastroianni) y su mujer, Lidia (Moreau), forman una pareja sin amor, sin ilusiones en común y en crisis. Él es un novelista joven de fama, pero la escasez de sus ingresos le hace depender económicamente de su mujer. Él, de unos 35 años, es culto, simpático, indolente, voluble y débil de carácter. Ella, de unos 30 años, es lúcida, resistente, voluntariosa, rica y bastante más estable que las personas de su entorno.
El film explora el drama de apatía, aburrimiento, desamor y cansancio, que vive la pareja. Las ideas centrales que informan el relato giran en torno de la utopía del amor, la inviabilidad de la amistad duradera, la felicidad inalcanzable de modo continuado, el inevitable aislamiento personal derivado de la incapacidad de comunicarse con los demás, en la doble vertiente de dar y recibir. La sociedad burguesa actual integra personas vacías, confusas, superficiales, neuróticas, fracasadas sentimentalmente, sin emociones ni sentimientos y en crisis. La mujer es más consciente, sensible y estable que el hombre. Giovanni y Lidia, tras varios años de matrimonio, se encuentran en un punto álgido de desafecto, indiferencia y desencuentro. No tienen hijos, no tienen temas de interés común, no se conocen mutuamente y el amor de antaño se ha disipado. No se aman ni se odian, no se profesan afecto ni animadversión, no se necesitan ni se echan en falta, no simpatizan ni se pelean. A lo sumo, lo único que les une ocasionalmente es el deseo insatisfecho tras una larga noche de frustraciones y de vacío existencial.
La narración a penas se basa en palabras. Los diálogos son escasos, lacónicos, insignificantes e intrascendentes. A veces sobresalen por su frivolidad y superficialidad. Las personas cuando hablan ocultan con palabras lo que piensan, sienten o desean. Sus actitudes y sentimientos se ponen de manifiesto a través de la expresión corporal (rostro y gestualidad). Por lo demás, el espectador es invitado a deducir lo que piensan y sienten los protagonistas a través de símbolos, alegorías, metáforas, sugerencias y signos.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar en Milán, a lo largo de una jornada de 24 horas del verano de 1960. El novelista de éxito Giovanni Pontano (Mastroianni) y su mujer, Lidia (Moreau), forman una pareja sin amor, sin ilusiones en común y en crisis. Él es un novelista joven de fama, pero la escasez de sus ingresos le hace depender económicamente de su mujer. Él, de unos 35 años, es culto, simpático, indolente, voluble y débil de carácter. Ella, de unos 30 años, es lúcida, resistente, voluntariosa, rica y bastante más estable que las personas de su entorno.
El film explora el drama de apatía, aburrimiento, desamor y cansancio, que vive la pareja. Las ideas centrales que informan el relato giran en torno de la utopía del amor, la inviabilidad de la amistad duradera, la felicidad inalcanzable de modo continuado, el inevitable aislamiento personal derivado de la incapacidad de comunicarse con los demás, en la doble vertiente de dar y recibir. La sociedad burguesa actual integra personas vacías, confusas, superficiales, neuróticas, fracasadas sentimentalmente, sin emociones ni sentimientos y en crisis. La mujer es más consciente, sensible y estable que el hombre. Giovanni y Lidia, tras varios años de matrimonio, se encuentran en un punto álgido de desafecto, indiferencia y desencuentro. No tienen hijos, no tienen temas de interés común, no se conocen mutuamente y el amor de antaño se ha disipado. No se aman ni se odian, no se profesan afecto ni animadversión, no se necesitan ni se echan en falta, no simpatizan ni se pelean. A lo sumo, lo único que les une ocasionalmente es el deseo insatisfecho tras una larga noche de frustraciones y de vacío existencial.
La narración a penas se basa en palabras. Los diálogos son escasos, lacónicos, insignificantes e intrascendentes. A veces sobresalen por su frivolidad y superficialidad. Las personas cuando hablan ocultan con palabras lo que piensan, sienten o desean. Sus actitudes y sentimientos se ponen de manifiesto a través de la expresión corporal (rostro y gestualidad). Por lo demás, el espectador es invitado a deducir lo que piensan y sienten los protagonistas a través de símbolos, alegorías, metáforas, sugerencias y signos.
(Sigue en el “spoiler” sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El paseo de Lidia por la ciudad entre edificios impersonales, fríos y desproporcionados, concentra todo su sentido y significado en las imágenes. A lo largo del metraje abundan las rejas, los muros de separación, los desniveles, los obstáculos que cierran el paso (jardineras, biombos...). Son elocuentes las presencias de la lluvia, las paredes desnudas, los ejercicios contorsionistas de la bailarina del night club, los candelabros con velas encendidas, las sombras, etc. Es notable la cantidad y diversidad de elementos significativos que contiene el film: arquitectónicos, escultóricos, literarios, pictóricos, musicales y anecdóticos. Añade citas cultas, referidas a Hemingway, Gabriele D’Annunzio, Arthur Koestler (“Los sonámbulos”, 1959), etc. Los temas de algunas pinturas de la casa del rico industrial que ofrece la fiesta, y otros elementos, evocan el pasado y hablan de la mentalidad anacrónica y retrógrada del anfitrión y de los invitados.
Las interpretaciones de los dos grandes actores protagonistas, Mastroianni y Moreau, dan al film un relieve que no tenían los precedentes. Monica Vitti, en su segunda colaboración con Antonioni, es digna merecedora del Nastro d’Argento (Silver Ribbon) que le otorga el Sindicato de Periodistas Cinematográficos Italianos. El estreno se da acompañado de un considerable éxito de público y crítica. El paso del tiempo la convierte en una de las obras más populares del autor.
La banda sonora, compuesta y dirigida por Giorgio Gaslini, ofrece una partitura de melodías jazzísticas acertadamente pausadas y sensuales, que interpreta el “Giorgio Gaslini Quartet” (saxo, piano, contrabajo y batería). Las melodías a cargo del saxo son sugerentes y cautivadoras. Gana un merecido Nastro d’Argento. La fotografía, de Gianni di Venanzo (“El eclipse”, 1961), aporta una excelente visualidad, de planos largos, frecuentes encuadres generales, composiciones de luces fuertemente contrastadas y un cromatismo que combina negros sólidos y blancos intensos. El tenebrismo de las escenas nocturnas refleja el estado de ánimo de los protagonistas y envuelve el relato en una ambientación visual opresiva. Abundan las iluminaciones horizontales que alargan y deforman las sombras que proyectan.
Las interpretaciones de los dos grandes actores protagonistas, Mastroianni y Moreau, dan al film un relieve que no tenían los precedentes. Monica Vitti, en su segunda colaboración con Antonioni, es digna merecedora del Nastro d’Argento (Silver Ribbon) que le otorga el Sindicato de Periodistas Cinematográficos Italianos. El estreno se da acompañado de un considerable éxito de público y crítica. El paso del tiempo la convierte en una de las obras más populares del autor.
La banda sonora, compuesta y dirigida por Giorgio Gaslini, ofrece una partitura de melodías jazzísticas acertadamente pausadas y sensuales, que interpreta el “Giorgio Gaslini Quartet” (saxo, piano, contrabajo y batería). Las melodías a cargo del saxo son sugerentes y cautivadoras. Gana un merecido Nastro d’Argento. La fotografía, de Gianni di Venanzo (“El eclipse”, 1961), aporta una excelente visualidad, de planos largos, frecuentes encuadres generales, composiciones de luces fuertemente contrastadas y un cromatismo que combina negros sólidos y blancos intensos. El tenebrismo de las escenas nocturnas refleja el estado de ánimo de los protagonistas y envuelve el relato en una ambientación visual opresiva. Abundan las iluminaciones horizontales que alargan y deforman las sombras que proyectan.