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Western
Al forajido Wes McQueen le ayudan a escapar de prisión para que colabore con su banda en un último asalto al tren. Pero no le agradan sus nuevos compañeros, excepto Colorado Carson, una bella mujer ex-bailarina de music-hall. (FILMAFFINITY)
5 de mayo de 2009
29 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Western realizado por Raoul Walsh en 1949. El guión, de John Twist y Edmund N. North (“Ultimátum a la Tierra”, Wise, 1951), adapta la novela de cine negro “High Sierra” (1940), de William Riley Burnett. Se rueda en escenarios naturales de Warner Ranch (Calabazas, CA), Gallup (Nuevo Méjico) y Sedona (Arizona). Producido por Anthony Veiller (“Dallas, ciudad fronteriza”, Heisler, 1950) para la Warner, se estrena el 11-VI-1949 (EEUU).
La acción dramática tiene lugar, a partir del 15-VI-1871, en localidades de los estados de Missouri y Kansas y del llamado Territorio de Colorado hasta convertirse (1876) en estado de la Unión. Wesley “Wes” McQueen (McCrea), hijo de granjeros, es un forajido que ha sido juzgado por asalto, robo y asesinato en el Juzgado del Condado de Clay (Missouri) y se halla pendiente de sentencia, previsiblemente de muerte. Gracias a la ayuda que le envía su jefe, Dave Rickard (Ruysdale), logra huir de los calabozos del Juzgado antes de ser trasladado a la prisión de Leavenworth (Kansas). A petición de Dave, participa en un último asalto al tren de Denver a Río Grande, con el firme propósito de retirarse y convertirse en granjero. Wes, idealista y generoso, aspira a redimirse, no desea hacerse rico y se quiere casar.
El film suma drama, romance y western. Desarrolla un relato centrado en explicar la fuerza inexorable del destino y la fatalidad. Nadie puede luchar contra los designios de la fortuna y menos aún sustraerse a ellos. Ésta se hace presente por medio de elementos intangibles o ambientales y tangibles, como el paso por el Cañón de la Muerte, uno de los más famosos cañones del río Colorado. Se le llama de la muerte por la forma de tenebrosa calavera que tiene la roca inmensa que lo preside. A ella se atribuyen influencias maléficas y el contagio de desgracias a las personas que se le acercan.
A causa de su influencia, la antigua misión española de Todos los Santos fue abandonada en el pasado, tras ser asolada por epidemias y terremotos. En el presente la fatalidad del lugar se cierne sobre los que se refugian en las ruinas de la antigua misión, a los que convierte en víctimas de deslealtades, traiciones, engaños, delaciones, etc. Perseguidos por la desgracia, sus vidas son un calvario y su existencia deviene una pesadilla sin salida y sin final.
Con el apoyo de fondos sonoros inquietantes, de una fotografía predominantemente oscura y lóbrega en interiores y con imágenes exteriores dominadas por un paisaje de formas excéntricas, desérticas, desconcertantes y amenazantes, el film trasmite al espectador sentimientos opresivos. También la desgracia se cebó en el pasado sobre los habitantes del poblado indio “La ciudad de la Luna”, enclavado en la roca del cañón, desde hace abandonado y en ruinas.
(Sigue en el "spoiler" sin desvelar partes del argumento)
La acción dramática tiene lugar, a partir del 15-VI-1871, en localidades de los estados de Missouri y Kansas y del llamado Territorio de Colorado hasta convertirse (1876) en estado de la Unión. Wesley “Wes” McQueen (McCrea), hijo de granjeros, es un forajido que ha sido juzgado por asalto, robo y asesinato en el Juzgado del Condado de Clay (Missouri) y se halla pendiente de sentencia, previsiblemente de muerte. Gracias a la ayuda que le envía su jefe, Dave Rickard (Ruysdale), logra huir de los calabozos del Juzgado antes de ser trasladado a la prisión de Leavenworth (Kansas). A petición de Dave, participa en un último asalto al tren de Denver a Río Grande, con el firme propósito de retirarse y convertirse en granjero. Wes, idealista y generoso, aspira a redimirse, no desea hacerse rico y se quiere casar.
El film suma drama, romance y western. Desarrolla un relato centrado en explicar la fuerza inexorable del destino y la fatalidad. Nadie puede luchar contra los designios de la fortuna y menos aún sustraerse a ellos. Ésta se hace presente por medio de elementos intangibles o ambientales y tangibles, como el paso por el Cañón de la Muerte, uno de los más famosos cañones del río Colorado. Se le llama de la muerte por la forma de tenebrosa calavera que tiene la roca inmensa que lo preside. A ella se atribuyen influencias maléficas y el contagio de desgracias a las personas que se le acercan.
A causa de su influencia, la antigua misión española de Todos los Santos fue abandonada en el pasado, tras ser asolada por epidemias y terremotos. En el presente la fatalidad del lugar se cierne sobre los que se refugian en las ruinas de la antigua misión, a los que convierte en víctimas de deslealtades, traiciones, engaños, delaciones, etc. Perseguidos por la desgracia, sus vidas son un calvario y su existencia deviene una pesadilla sin salida y sin final.
Con el apoyo de fondos sonoros inquietantes, de una fotografía predominantemente oscura y lóbrega en interiores y con imágenes exteriores dominadas por un paisaje de formas excéntricas, desérticas, desconcertantes y amenazantes, el film trasmite al espectador sentimientos opresivos. También la desgracia se cebó en el pasado sobre los habitantes del poblado indio “La ciudad de la Luna”, enclavado en la roca del cañón, desde hace abandonado y en ruinas.
(Sigue en el "spoiler" sin desvelar partes del argumento)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Como western contiene toda la iconografía del género. No falta la diligencia, las partidas de persecución de forajidos, los asaltos al tren y a la diligencia, jinetes al galope, cabalgadas, el sheriff, la chica de saloon, los colonos recién llegados, los tiroteos, las peleas a puñetazos, los paisajes abiertos e inmensos, los anuncios de recompensas, etc. No faltan toques de humor, como la falsa visita de la tía anciana, la comunicación de un mensaje codificado a través del ingenuo guardián del calabozo, la afectada pose intelectual de uno de los forajidos, etc. La sensualidad que impregna el relato corre a cargo de una delicada Dorothy Malone y de una sugerente Virginia Mayo, a la que Walsh sabe dirigir con especial acierto en todas las ocasiones en las que colaboraron. Su papel de mujer de oscuro pasado (bailarina y cantante de una sala de fiestas de El Paso), enamorada, decidida, atractiva y valiente, confiere al erotismo que desprende su figura una vibración muy especial. No faltan algunas manifestaciones machistas: a una pregunta de Colorado Wes le responde con altivez diciendo “Las preguntas las hago yo”.
La cinta asocia drama y violencia. Ésta se hace presente, sobre todo, a través de las andanzas de una muerte inmisericorde que se cobra la vida de antiguas novias, asaltantes y defensores de la diligencia, condenados, víctimas de linchamientos, enfermos, ancianos, etc.
La interpretación de Joel McCrea es correcta y adecuada. Intervienen acertadamente Henry Hull en el papel de Fred Winslow y Basil Ruysdale en el de Dave Rickard. Sobresale la apasionada intervención de Virginia Mayo, que desborda simpatía, erotismo, naturalidad y convicción. Es magnífica su presentación súbita en pantalla mediante un emocionante e inesperado primer plano. No menos sorprendente es la progresión de su imagen a partir del reflejo de sus ojos en la oscuridad.
Son escenas destacadas el inesperado intento de delación por dinero de una muchacha, el primer plano de un apretón de manos, el linchamiento de dos asaltantes, el enfrentamiento a tiros de una muchacha con los perseguidores, etc.
Adapta la misma novela que “El último refugio” (Walsh, 1941). Pese a partir de una historia similar, las dos películas tienen desarrollos diferentes. Una es una excelente película de cine negro y la otra es un western muy notable que focaliza la atención en el análisis de la fatalidad.
La banda sonora, de David Buttolph (“Misión de audaces”, Ford, 1959), ofrece melodías líricas y románticas junto a otras de profundo sentido dramático. Compone una hermosa partitura que cumple a la perfección funciones de acompañamiento, descripción, explicación y evocación de sentimientos. La fotografía, de Sidney Hickox (“Al rojo vivo”, Walsh, 1949), en B/N, crea imágenes de gran belleza visual. Con arquitecturas erosionadas por el tiempo y en ruinas y con paisajes de formas fantasmagóricas sugiere el estado de ánimo de los protagonistas y la naturaleza de sus sentimientos.
La cinta asocia drama y violencia. Ésta se hace presente, sobre todo, a través de las andanzas de una muerte inmisericorde que se cobra la vida de antiguas novias, asaltantes y defensores de la diligencia, condenados, víctimas de linchamientos, enfermos, ancianos, etc.
La interpretación de Joel McCrea es correcta y adecuada. Intervienen acertadamente Henry Hull en el papel de Fred Winslow y Basil Ruysdale en el de Dave Rickard. Sobresale la apasionada intervención de Virginia Mayo, que desborda simpatía, erotismo, naturalidad y convicción. Es magnífica su presentación súbita en pantalla mediante un emocionante e inesperado primer plano. No menos sorprendente es la progresión de su imagen a partir del reflejo de sus ojos en la oscuridad.
Son escenas destacadas el inesperado intento de delación por dinero de una muchacha, el primer plano de un apretón de manos, el linchamiento de dos asaltantes, el enfrentamiento a tiros de una muchacha con los perseguidores, etc.
Adapta la misma novela que “El último refugio” (Walsh, 1941). Pese a partir de una historia similar, las dos películas tienen desarrollos diferentes. Una es una excelente película de cine negro y la otra es un western muy notable que focaliza la atención en el análisis de la fatalidad.
La banda sonora, de David Buttolph (“Misión de audaces”, Ford, 1959), ofrece melodías líricas y románticas junto a otras de profundo sentido dramático. Compone una hermosa partitura que cumple a la perfección funciones de acompañamiento, descripción, explicación y evocación de sentimientos. La fotografía, de Sidney Hickox (“Al rojo vivo”, Walsh, 1949), en B/N, crea imágenes de gran belleza visual. Con arquitecturas erosionadas por el tiempo y en ruinas y con paisajes de formas fantasmagóricas sugiere el estado de ánimo de los protagonistas y la naturaleza de sus sentimientos.