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Voto de aka IDIOT:
5
7.5
23,442
Animación. Drama. Bélico
Documental animado sobre la matanza de refugiados palestinos en Sabra y Chatila (Líbano) en 1982. Una noche, en un bar, un viejo amigo le cuenta a Folman una pesadilla recurrente en la que le persiguen siempre 26 perros. Los dos hombres llegan a la conclusión de que la pesadilla tiene que ver con una misión que realizaron para el ejército israelí durante la primera guerra con el Líbano a principios de los años ochenta. A Folman le ... [+]
1 de abril de 2009
251 de 326 usuarios han encontrado esta crítica útil
Titula una crítica por ahí algo relacionado con la vertiente exculpatoria de la película, algo muy light, eso sí. No es la única crítica que lo menciona, no, pero todas ellas lo hacen de pasada, pero a todos os ha fascinado la vertiente estética y yo debería dejarme llevar por ella más allá de los fríos análisis que pueda realizar, pero no puedo. Y no porque esta parte artística sea desdeñable, ni mucho menos, la animación es espectacular, sublime, el ritmo de la película es más que notable, ayudado por una banda sonora que acompaña en la acción y mejora ciertos momentos de impass, al mismo tiempo que dota de mayor dramatismo cuando así se necesita. El problema está en los objetivos, en el fondo y contenidos del mensaje final, pues un buen sobre no hace más bonita la carta, aunque en principio sí facilita su digestión.
Entiendo que muchos destaqueis la parte artística, de verdad que lo comprendo y lo respeto, incluso a mi me ha hecho subirle la nota y concederle el aprobado, un aprobado a todas luces injusto para lo que ha conseguido indignarme la película en sí, especialmente en tres puntos muy concretos:
-Efectismo, sensiblería fácil. Ari Folman debería ver Bloody Sunday y aprender cómo se recrea la desolación posterior a la batalla sin caer en lo vulgar de recorrer los cadáveres y describir sus formas, debería ver Nuit et brouillard y sentir el lirismo perturbador que envuelve a cada tortura, a cada asesinato injusto, el recuerdo de un hecho va, o debería ir, mucho más allá de la simple determinación de la culpa.
-Aquí puedo mencionar también el propio despliegue artístico de la propuesta, excelente en sí mismo pero desacompasado con el tono de la película. Narrar una matanza no requiere planos a contraluz de una bonita puesta de sol, no, al contrario, requiere oscuridad y requiere crudeza. Si las pretensiones de la película transcurren hacia lo dura que es la guerra y se nos intentan mostrar mediante una bonita animación recreándose en lo estupendo de los encuadres, la denuncia pierde su efecto en pos de la total sumisión a lo puramente estético. Vals con Bashir es antes un ejercicio de estilo que una reflexión sobre el dolor de la guerra y su recuerdo.
-Porque aquí llega el principal fallo de la película, lo que la convierte de decepcionante a absolutamente indignante. Desde el planteamiento de la historia hasta su estructura narrativa, durante los 80 minutos de metraje se nos muestra a un personaje buscando los recuerdos perdidos, los recuerdos de una masacre de la que, en su subsconsciente, se cree directamente culpable.
(y me salto al spoiler por si las moscas)
Entiendo que muchos destaqueis la parte artística, de verdad que lo comprendo y lo respeto, incluso a mi me ha hecho subirle la nota y concederle el aprobado, un aprobado a todas luces injusto para lo que ha conseguido indignarme la película en sí, especialmente en tres puntos muy concretos:
-Efectismo, sensiblería fácil. Ari Folman debería ver Bloody Sunday y aprender cómo se recrea la desolación posterior a la batalla sin caer en lo vulgar de recorrer los cadáveres y describir sus formas, debería ver Nuit et brouillard y sentir el lirismo perturbador que envuelve a cada tortura, a cada asesinato injusto, el recuerdo de un hecho va, o debería ir, mucho más allá de la simple determinación de la culpa.
-Aquí puedo mencionar también el propio despliegue artístico de la propuesta, excelente en sí mismo pero desacompasado con el tono de la película. Narrar una matanza no requiere planos a contraluz de una bonita puesta de sol, no, al contrario, requiere oscuridad y requiere crudeza. Si las pretensiones de la película transcurren hacia lo dura que es la guerra y se nos intentan mostrar mediante una bonita animación recreándose en lo estupendo de los encuadres, la denuncia pierde su efecto en pos de la total sumisión a lo puramente estético. Vals con Bashir es antes un ejercicio de estilo que una reflexión sobre el dolor de la guerra y su recuerdo.
-Porque aquí llega el principal fallo de la película, lo que la convierte de decepcionante a absolutamente indignante. Desde el planteamiento de la historia hasta su estructura narrativa, durante los 80 minutos de metraje se nos muestra a un personaje buscando los recuerdos perdidos, los recuerdos de una masacre de la que, en su subsconsciente, se cree directamente culpable.
(y me salto al spoiler por si las moscas)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Todos los testimonios que recibe son de indulgencia hacia sus acciones, de comprensión hacia sus decisiones y lo que en su día pasó, en definitiva, de autocomplacencia. Todos y cada uno de los personajes que desfilan ante el protagonista se muestran totalmente ignorantes de lo que allí ocurrió, de su grado de implicación en el asunto y acaban por convencer a Ari de que la culpa tampoco es suya. Bien, pasando por alto un hecho tan grave como que todo lo anterior es completamente incierto (el Tsahal y el jefe del Estado Mayor, Ariel Sharon, fueron declarados culpables por la comisión abierta por el propio gobierno israelí), lo cual ya es mucho pasar por alto a mi modo de ver las cosas, tenemos que la película vuelca sus esfuerzos en intentar convencer al sufrido Ari de que su pesar es excesivo ya que su pasividad en aquel momento, igual que la de todos los soldados presentes, fue correcta, y lo que es más, que no debe sentir remordimientos por aquello porque no pudo hacer nada.
Bien, creo que con esto último, mi postura al respecto queda totalmente clara, a cada minuto que pasa estoy más indignado y me parece más increíble que sea el único de todos los que han escrito de Vals con Bashir que desprecie totalmente su mensaje y provoque en mi auténtico rechazo, por no decir asco. Y es que es verla y me duele el alma al saber que a alguien se le puede ocurrir cómo encontrar justificación a la pasividad ante tal masacre.
Finalmente, dejaré un par de cuestiones que me ha suscitado la película y que me gustaría que alguno de los que tan bien la ha puntuado me contestara:
Si su fin es puramente estético, ¿a qué vienen los 30 segundos del final? ¿A qué viene sacar a las víctimas cuando el punto de vista es el de los verdugos? ¿No es contradictorio sacar víctimas como tales cuando se ha instado al protagonista a que en sus recuerdos tome el papel de testigo?
¿De dónde nace el empeño de todos los que rodean a Ari de intentar que éste no se sienta culpable? ¿No es ésto contradictorio con lo que el amigo psiquiatra le dice sobre la posibilidad de fabricar recuerdos?
¿Está realmente justificado el despliegue estético que se realiza? Es decir, ¿es éste el enfoque adecuado para hacer memoria? ¿No resulta esta manera de hacer memoria ciertamente superficial?
Y por último, ¿de verdad es lo más remarcable de la masacre de Sabra y Shatila el trauma que ésta generó en el pueblo israelí? ¿De verdad?
Estoy abierto a recibir respuestas en el buzón, correo o donde ustedes prefieran, pero primero piensen sobre ello, creo que no se ha analizado lo suficiente en esta página lo que transmite la película.
Bien, creo que con esto último, mi postura al respecto queda totalmente clara, a cada minuto que pasa estoy más indignado y me parece más increíble que sea el único de todos los que han escrito de Vals con Bashir que desprecie totalmente su mensaje y provoque en mi auténtico rechazo, por no decir asco. Y es que es verla y me duele el alma al saber que a alguien se le puede ocurrir cómo encontrar justificación a la pasividad ante tal masacre.
Finalmente, dejaré un par de cuestiones que me ha suscitado la película y que me gustaría que alguno de los que tan bien la ha puntuado me contestara:
Si su fin es puramente estético, ¿a qué vienen los 30 segundos del final? ¿A qué viene sacar a las víctimas cuando el punto de vista es el de los verdugos? ¿No es contradictorio sacar víctimas como tales cuando se ha instado al protagonista a que en sus recuerdos tome el papel de testigo?
¿De dónde nace el empeño de todos los que rodean a Ari de intentar que éste no se sienta culpable? ¿No es ésto contradictorio con lo que el amigo psiquiatra le dice sobre la posibilidad de fabricar recuerdos?
¿Está realmente justificado el despliegue estético que se realiza? Es decir, ¿es éste el enfoque adecuado para hacer memoria? ¿No resulta esta manera de hacer memoria ciertamente superficial?
Y por último, ¿de verdad es lo más remarcable de la masacre de Sabra y Shatila el trauma que ésta generó en el pueblo israelí? ¿De verdad?
Estoy abierto a recibir respuestas en el buzón, correo o donde ustedes prefieran, pero primero piensen sobre ello, creo que no se ha analizado lo suficiente en esta página lo que transmite la película.