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Voto de Antonio Morales:
7
Western Arizona, año 1881. Sam Varner (Gregory Peck), un veterano explorador del ejército recién retirado, ayuda a una mujer blanca, Sarah Carver (Eva Marie Saint), y a su hijo mestizo a volver a casa, después de haber sido encontrados en un cuartel del ejército entre los prisioneros indios de un campamento apache. En su viaje, se cruzarán con Salvaje, un apache que busca venganza desatando su ira sobre los habitantes de la región. (FILMAFFINITY) [+]
30 de abril de 2017
6 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
A pesar de que en este extraño western predominan los exteriores, se trata de un film claustrofóbico, que se apoya en la creación de una atmósfera enrarecida y obsesiva. Se estructura en una inacabable persecución cuyo contrapunto son una serie de elementos de estricto suspense. Con una puesta en escena de precisión admirable, Robert Mulligan elabora un relato inquietante y turbio, lindante con códigos del género fantástico. Un western inclasificable y lamentablemente olvidado. Gregory Peck encarna a Sam Varner, uno de esos personajes tan característicos dentro de la filmografía de este gran actor donde la corrección moral y la bondad eran sus principales virtudes cinematográficas. Peck fue un actor sobrio, poco dado a histrionismos fáciles, sin llegar al hieratismo de otros recordados actores de su época, todos ellos con una presencia física magnífica y un magnetismo que traspasa la pantalla.

Sam fue explorador y ahora piensa llevar una vida tranquila en su rancho desde que se ha retirado del ejército, hasta que una mujer, Sara Carver (Eva Marie Saint) y su hijo mestizo se cruzan en su camino en busca de protección. Ambos acaban de escapar de su reclusión en un poblado indio y son atosigados y perseguidos por un peligroso y criminal indio llamado "Salvaje", así arranca esta interesante película con guión de Alvin Sargent. La obra refleja un western lleno de tensión, cierta dosis de critica racista y porque no decirlo, tintes del género de asesinos en serie (el villano en cuestión aniquila a todo ser viviente que se le cruza por el camino) que a pesar de contar con un sencillo argumento, Robert Mulligan presentaría un planteamiento narrativo lo suficientemente atractivo para engancharnos a la pantalla durante toda la proyección. Una película seca y sobria de poquísimos diálogos.

Su itinerario físico pasa por numerosos exteriores, por una estación de posta para diligencias, por una estación de tren que aparece como perdida, en medio de un desolado paisaje y por un pequeño rancho de Nuevo México al pie de las montañas, donde se agudiza más si cabe esa atmósfera malsana y ese ambiente claustrofóbico. Un western que plantea la soledad en un ambiente hostil, donde las tormentas de polvo, el silbido del viento, el recelo y el temor son los acompañantes de los personajes, ayudados por una música de percusión que incluye el sonido de una serpiente cascabel como amenaza y retrato de un perseguidor que apenas vemos. Un film nada desdeñable por su originalidad.
Antonio Morales
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