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Voto de FERNANDO BERMEJO:
6
Documental En el año 2000 Terry Gilliam intentó llevar el Quijote a la gran pantalla en un proyecto llamado "El Hombre que Mató a Don Quijote". Sin embargo, una serie de desgracias para la historia del cine hace que nos tengamos que conformar con el documental "Lost in la Mancha" de Keith Fulton y Louis Pepe sobre el rodaje de éste magnífico sueño de Gilliam en España. En él veremos como los técnicos se desesperarán por el modo de trabajar de ... [+]
10 de diciembre de 2007
19 de 20 usuarios han encontrado esta crítica útil
En el año 2000 Terry Gillian se hizo con los servicios de los directores Keith Fulton y Louis Pepe para que rodaran el making off de la película en la que estaba trabajando en aquellos momentos, “El hombre que mató a Don Quijote”, una versión libre y postmoderna de la afamada novela de Cervantes.

La mala suerte y las incidencias se cebaron con la película de Gillian, hasta el punto de que ésta tuvo que ser suspendida a los 6 días de rodaje, por lo que, si nos atenemos a una lógica puramente comercial, la cancelación del rodaje de la película debería haber supuesto automáticamente la suspensión de su consiguiente making off, pero no sucedió así. El documental de Fulton y Pepe siguió adelante, se finalizó, y se convirtió en el testimonio de meses de trabajo y de ilusiones creativas que nunca llegaron a materializarse en una película.

Imprevisiblemente lo que inicialmente tenía que ser un making off, se trasformó en la crónica de un fracaso, diario audiovisual del derrumbe de una producción cinematográfica. Una propuesta temática atrevida, pues si bien los making off son documentales con una clara vocación promocional sobre la realización de un filme, “Lost in la Mancha” es la reivindicación de un “no filme”. Un documental sobre una película que nunca existió, y que hoy por hoy solo existe en la cabeza de Terry Gillian. Una vuelta de tuerca al género documental de los making off en la que algunos críticos han querido ver el primer “un-making off” de la historia del cine y producto pionero de, quizás, un nuevo subgénero documental.

Inicialmente, y durante buena parte de la película, “Lost in la Mancha” si que se desarrolla como un making off, no en vano era lo que pretendía ser. Recoge declaraciones del equipo técnico y de los actores, incorpora los storyboards de Gillian, muestra la lectura del guión y los ensayos, y da testimonio de los primeros días de rodaje. Pero la desgracia cae sobre la película, y una serie de acontecimientos desafortunados truncan el proyecto. Del desmantelamiento de la película y los sinsabores que esto provoca a su director, Terry Gillian, y sus colaboradores más allegados se hace eco el documental.

De una manera tragicómica, a la par que íntima, “Lost in la Mancha” relata como, una vez más, la frialdad de los números, el mecanicismo de la industria cinematográfica, y los imperativos económicos se acaban imponiendo a la emotividad creativa, que no entiende ni de números, ni de rentabilidades. Estableciéndose así un paralelismo metafórico del personaje literario a adaptar, Don Quijote, y el director de dicha adaptación cinematográfica, Terry Gillian, quien, al igual que el hidalgo cervantino, verá como sus sueños e ilusiones se desvanecen ante el envite de la cruda realidad. Los inversores, los aseguradores, y la falta de liquidez serán las aspas del particular molino que derribe a Gillian.
FERNANDO BERMEJO
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