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Nueva Zelanda Nueva Zelanda · Jaen
Voto de capacitivo:
10
Animación. Fantástico Historia sobre juguetes que cobran vida propia, paralelamente al deseo de un niño por obtener una naranja. (FILMAFFINITY)
2 de septiembre de 2010
17 de 23 usuarios han encontrado esta crítica útil
El azar, a veces, coge caminos caprichosos. En la edición USA de un DVD con la famosa ”Vampyr”, a alguien se le ocurrió meter un cortometraje de uno de los genios olvidados del cine de animación. Un pionero del stop-motion y el hombre que transformó los trucos de Melies o Chomón, sobre animación de objetos en entornos reales, en verdaderas obras de arte. Su nombre, Wladyslaw Starewicz.

Lo más grande es que, a principios del XX, usara sus conocimientos de entomología para crear unas marionetas que parecen vivas al ser animadas, con un despliegue de imaginación y estética similar, en aspecto, a lo realizado ahora con un ordenador

Como decía, el azar es tremendo. Hace ya años, me “conseguí” una copia de “Vampyr”, que no he tenido el aplomo de ver hasta hoy. En este cuento animado, a ver si os suena, un grupo de juguetes vuelve a la vida en el momento cuando son llevados a una tienda de juguetes para ser vendidos. Cada uno de ellos, con su propia personalidad, tan bien animados que parecen vivos. Nuestro héroe, un perro de trapo, será el único que intentará regresar a su viejo hogar.

Tras una principio aparentemente nimio, comenzará una bacanal mágico-fantástica totalmente impresionante. Demonios, animales en descomposición, todo tipo de formas y figuras tocarán instrumentos, bailarán, correrán, se pelearán, etc. Una enorme coreografía perfectamente acompañada de música.

En este cortometraje tiene cabida la magia de obras como Toy Story, el tema de los viajes iniciáticos a mundos fantásticos, como en el “Viaje de Chihiro”, cuentos onírico-terroríficos, como en “Pesadilla antes de Navidad” y hasta un trasfondo de crítica social, en forma de metáfora, por la terrible crisis económica de la época. Sin duda, una obra maestra planificada hasta el más leve detalle.

Obligado a continuar con su obra, le doy gracias a la suerte (y al tipo que se le ocurrió meter esta obra maestra junto al coñazo de Dreyer) por haberme regalado tan magníficos minutos.
capacitivo
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