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España España · Madrid
Voto de Servadac:
3
Drama Historia de una ninfómana contada por ella misma. Una fría noche invernal, un viejo solterón (Stellan Skarsgård) encuentra en un callejón a una joven (Charlotte Gainsbourg) herida y casi inconsciente. Después de recogerla y cuidarla, siente curiosidad por saber cómo pudo haber llegado esa mujer a semejante situación; escucha atentamente el relato que ella hace de su vida, una vida llena de conflictos y turbias relaciones. Para su ... [+]
27 de diciembre de 2013
292 de 437 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tu "Nymphomaniac. Parte 1" es un desierto triple: intelectual, cinematográfico y emocional.

No hay cine en estos fotogramas, carentes de emoción. No hay vida, ni amor, ni tan siquiera sexo en lo que cuentas. Tan sólo un tibio psicoanálisis de todo a un euro.

El tándem Joe/Seligman no funciona y eso que Charlotte Gainsbourg y Stellan Skarsgård se esfuerzan de lo lindo por hacer creíbles sus papeles. Pero esas líneas de guión… La conversación de ambos me recuerda en cadencia, tono y pseudotranscendencia a la escena entre Beatrix (Uma Thurman) y Bill (David Carradine), en Kill Bill, de QuentinTarantino. Pero hay que ser Sergio Leone o David Lynch para jugar con esas cartas y salir airoso: la pausa que conduce a la intensidad (Leone) o la extrañeza (Lynch) no se consigue sin un talento colosal.

Y, tú, Lars, no lo tienes.

- No soy antisemita, soy antisionista.

¿Preparando tu regreso a Cannes? Menudo enfant terrible…

La pátina intelectualoide, uf. Tritono, proporción áurea, polifonía, números de Fibonacci, Bach y el número 14. Así, como al tuntún… Ni siquiera te molestas en simular que has estudiado; parece que lo sacas todo de la Wikipedia. Haced la prueba, cinéfilos, poned en Google las palabras mágicas y, ¡hop!, la sucesión de Fibonacci, la Cábala, el Diablo, el Partenón, la concha de nautilus…

El preludio coral en fa menor, BWV 639, de Bach. A tres voces.

- El bajo es un gordo que espera abajo.
- La segunda voz es un hombre-leopardo.
- La primera voz, que llamas melodía, es el amor.

El conjunto es un chiste vanguardista… Qué bonito. Qué hondo. Qué truño.

Baste recordar lo que hace Andréi Tarkovski con esa misma obra de Bach, en su película Solaris. Y es que, Lars, tenía que salir Tarkovski por algún lugar.

Y los paralelismos: la seducción (por llamarlo así) y la pesca con mosca. Ahí has estado fino, lo reconozco. La broma tiene cierta gracia, aunque se alarga demasiado. Ah, ¿no me digas que en el fondo vas en serio? Venga ya…

- He conocido el delirio.

Quizás. Pero en esta cinta no lo plasmas. Christian Slater no es un padre; no tiene ni la prestancia ni el empaque, nada. Parece un niño viejo, una especie de Benjamin Button chuchurrío. Es mal actor. O no es actor para el papel. El blanco y negro hospitalario tampoco aporta nada en el fragmento de su enfermedad. Un fragmento que debía ser un latigazo emocional y, sin embargo, se queda en una gota de flujo pierna abajo –preciosa imagen, eso sí.

Un triple desierto, decía. Y, como buen desierto, la cinta contiene su pequeño oasis: la escena de Uma Thurman. No la desvelo pero es lo mejor de la película. Gamberra, divertida. La ves y no deseas que se acabe. Una sitcom de altura, ingeniosa y corrosiva.

Pienso en tu filmografía, Lars, y observo, inquieto y extrañado, que muy posiblemente me acabaré quedando con ‘El jefe de todo esto’ y partes de ‘El Reino’ (Riget). O dicho de otro modo: me acabaré quedando con tu humor. Tienes talento para la comedia, no lo dudes. También para impactar. El impacto impacta, claro, pero su efecto nunca es perdurable. Por ello, te animo a perdurar en la comedia, si te atreves.

"Nymphomaniac. Parte 1" ni siquiera impacta. No sé si la versión que exhiben en las salas comerciales, con tu consentimiento, ha quedado demasiado mutilada: una mamadita light, un tibio cunnilingus, un par de metisacas… Qué nadie busque morbo por ahí. Además, el casting de penes es calamitoso (¿de verdad todas las pollas son así de feas?). La luz refuerza la impresión de fealdad; un efecto buscado que rebaja la temperatura de los cuerpos (¿hay sexo en esta cinta? Del que yo practico, no…).

Lo siento, Lars, te he querido mucho. Agradezco que existas. Sin ti el mundo del cine sería algo peor. Pero me la has metido varias veces y ya no siento nada. Ni cosquillas. Y es que el sexo, sin amor, no lleva a ningún sitio.
Servadac
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