Haz click aquí para copiar la URL
España España · Madrid
Voto de Servadac:
7
Drama. Romance En el Londres de la posguerra, en 1950, el famoso modisto Reynolds Woodcock (Daniel Day-Lewis) y su hermana Cyril (Lesley Manville) están a la cabeza de la moda británica, vistiendo a la realeza y a toda mujer elegante de la época. Un día, el soltero Reynolds conoce a Alma (Vicky Krieps), una dulce joven que pronto se convierte en su musa y amante. Y su vida, hasta entonces cuidadosamente controlada y planificada, se ve alterada por la ... [+]
13 de febrero de 2018
79 de 96 usuarios han encontrado esta crítica útil
[Tema]

Pigmalión, misógino y soltero, esculpió, según relata Ovidio, una estatua perfecta de marfil. Una estatua de apariencia tan humana que “pensarías que vive y, si no lo impidiera el pudor, que quiere moverse: hasta tal punto el arte se oculta en su propio arte.”

Irremediablemente, Pigmalión se enamora de su obra, y Venus, conmovida, infunde alma a la estatua. “…entonces el héroe de Pafos pronuncia palabras muy elocuentes para dar las gracias a Venus; finalmente con su boca oprimió una boca no falsa: la doncella sintió los besos que le daba, se ruborizó y, levantando sus tímidos ojos hacia los suyos, vio a su enamorado a la vez que el cielo.”

Con una breve mención a los esponsales de Pigmalión y Galatea, concluye Ovidio su versificación del mito. Nada se nos dice de cómo fue su convivencia, ni de lo acontecido entre ellos, salvo que engendraron a una hija.

El paralelismo de este mito con la historia del modisto Reynolds Woodcock no puede ser casual, aunque alberguen significativas diferencias. Ovidio y Sigmund Freud vivieron entre siglos, en dos de las épocas más relevantes de la civilización europea; diecinueve centurias les separan. ‘El hilo invisible’ revisita a Pigmalión, lo sienta en un diván y juega al psicoanálisis. El resultado es delicioso.

Paul Thomas Anderson se detiene en los detalles –primeros planos visuales y sonoros–, recrea la fascinación del artista, la entrega absoluta, la devoción entre mística y maniática, el encuentro con la musa, la toma de medidas…

Y Freud entra en escena.

La madre ausente, vestida de novia –con un traje realizado a mano por el hijo– es presencia invisible y obsesiva. La hermana –encarnada por una inmaculada Lesley Manville– es educada e implacable; una segunda madre no carnal. El tándem que forman la madre muerta y la hermana asexuada resulta, en el fondo, insuficiente para Reynolds. Es el tiempo de Alma.


[1ª variación]

Alma, como Galatea, viene de otra parte (su acento, levemente foráneo, es un acierto indiscutible). No quiere limitarse a ser un eslabón de una cadena ilimitada de mujeres. Ella desea ser… la cadena misma. Cyril, la hermana, comprende (y acepta) que no puede competir con la extranjera.


[2ª variación]

Reynolds Woodcock creía ser un personaje de tragedia clásica. En un súbito y desconcertante giro tonal, se descubre a sí mismo como personaje de comedia. Y, sonriendo, asume su destino.

===

Paul Thomas Anderson firma con ‘El hilo invisible’ su obra más madura. Todos los apartados técnicos –dirección artística, sonido, fotografía, vestuario…– resultan exquisitos. Retrata con pasión y minuciosidad la personalidad neurótica del artista-huérfano.

Y en pleno mundo digital, elige el celuloide.
Servadac
¿Te ha resultado interesante y/o útil esta crítica?
arrow