Hacía tiempo que no me enganchaba tanto a una serie. Lo mejor que hace ‘The People v. O.J. Simpson’ es exponer el caso más controversial de la historia de los Estados Unidos desde distintos puntos de vista, basándose en los hechos y sin inclinarse hacia ninguna postura. Ryan Murphy, creador de otras series como ‘American Horror Story’, ‘Glee’ o la infravalorada ‘Scream Queens’, nos trae lo que sin duda es ya uno de los shows del año. Por mi parte, hasta que empecé a ver esta serie no sabía nada acerca del caso de el ex jugador de fútbol americano y actor O.J. Simpson “Juice”, que en Junio de 1994 fue acusado de asesinar a su ex mujer Nicole Brown Simpson y al camarero (supuesto amante de ésta) Ronald Goldman.

La amplia cobertura de los medios, los personajes involucrados y los hechos que se fueron sucediendo mantuvieron a millones de americanos enganchados a la pantalla de sus televisores durante un caso que dio cierre un año después (en Octubre de 1995) y que se desarrolló en un contexto racial que agitó los Estados Unidos.
Fácilmente uno llega a entender el impacto que tuvo este caso en la sociedad americana. La verdad es que todo el embrollo es de telenovela. Se dice que este caso, ampliamente emitido en abierto, fue el primer reality show de la televisión estadounidense. Yo mismo me he visto inevitablemente enganchado al caso gracias a esta serie, que con su gran ritmo y fantásticas interpretaciones se erige como una de las mejores series de este 2016.

Sarah Paulson está maravillosa, la que ya trabajó con Ryan Murphy en ‘American Horror Story’, aquí es la mejor de largo y apunta a una de las favoritas para la temporada de premios. Cuba Gooding Jr. también me parece que está muy bien, no sé si para premios pero seguro que es su mejor trabajo en mucho tiempo, y John Travolta cumple para lo que su personaje requiere. Cabe mencionar a David Schwimmer (Robert Kardashian) y Courtney B. Vance (Johnny Cochran) como parte del “Dream Team” interpretativo de este show. A algunos esta serie les podrá parecer populista y plenamente comercial, lo que vendría a ser un blockbuster en el cine, que no me parece negativo pero la realidad es que pocas series hay actualmente tan adictivas y consistentes como esta. Tanto interpretaciones como guión y dirección son notables. ‘The People v. O.J. Simpson’ va paso a paso a través de los procesos criminalistas, judiciales y sociales sin que el público no sabedor del caso se pierda y de una manera sobria y atractiva. Es un éxito, otro gran triunfo para la televisión americana.

Aún estoy masticando esta película, espero verla de nuevo pronto. Pocas veces había disfrutado tanto de un thriller con una proyección tan larga (dura 149 minutos). No quería que se acabara, estaba hipnotizado con lo que visionaba.
La ambientación pálida, calmada, todo fluye sin prisas mientras la trama se va desarrollando entre una atmósfera gris, suavizada con toques de humor negro un tanto desconcertantes por lo que se está contando en la historia pero que refuerza el carácter de la película, es una rareza hipnótica. Tenía ganas de aplaudir al final pero no quería dar la nota en el cine.

Esta película es la adaptación de la novela de intriga 'Gone Girl' de Gillian Flynn en la que cuenta los sucesos acaecidos tras la desaparición de Amy, la esposa de Nick Dunne (Ben Affleck) el día de su quinto aniversario.

Nunca pensé que lo diría pero, buen papel de Ben Affleck, al menos no apesta. Aparte de eso hay muchos otros elementos a destacar de la película pero yo resalto sobre todo la dirección de Fincher que es impecable, la fotografía a cargo de Jeff Cronenweth, soberbio, te envuelven las imágenes de principio a fin, el guión de Gillian Flynn (no sé cómo será el libro, me parece que es bastante parecido a la película por lo que he leído pero el guión es fantástico), la banda sonora de Trent Reznor y Atticus Ross, y la interpretación de Rosamund Pike y su voz en off, una mezcla entre cautivadora e inquietante, que complementa muy bien la atmósfera gélida y misteriosa de la película.

No quiero dar más detalles, es mejor verla lo más indocumentado posible y dejarse sorprender por la que sin duda es una de las mejores películas del año y que creo irá ganando más valor con el tiempo. Gracias David Fincher.

" What have we done to each other?
What will we do? "

No me esperaba nada de Soul. Total, es Pixar, que me gusta, pero no tanto como al resto del planeta. Acabé la película replanteándome el sentido de la vida y el porqué de la totalidad del cosmos. Eso es lo que hacen las grandes películas. Soul consigue conectar con inquietudes tan humanas y globales que trasciende los límites que una película para niños debería tener. Es una historia paternalmente aleccionadora pero muy espiritual y genuinamente profunda que ni en sueños hubiera concebido encontrar en una película de Pixar.

Toca temáticas nada sencillas con los que muy fácilmente podría haber malparado en superficialidades canónicas. Y goza también de una estética maravillosa, realzando a unos personajes encantadores con los que es muy fácil empatizar porque reflejan peculiaridades, anhelos y defectos esencialmente humanos.

Hacía mucho tiempo que no me emocionaba viendo una película. En el que pudiera verme a mí mismo, con mis decepciones, sueños y preocupaciones vitales. Cuando el cine cada vez más carece de franqueza para contar las complejas vicisitudes humanas, aparece Pixar de la nada para recordarnos, no solo el propósito de nuestras vidas, sino también que nadie sabe cómo contarlo mejor que ellos.

En esta época nostálgica de cine en la que todo son remakes, reboots, y guerras de testosterona entre Marvel y DC, llega Spielberg y nos cuela este thriller político pro-americano con Tom Hanks. Nada nuevo bajo el sol, es la típica ñoñería al que el tito Steven nos tiene acostumbrados últimamente. Básicamente por ese sendero iban los comentarios que leí antes de disponerme a ver la película.

RUEDAN LOS TÍTULOS DE CRÉDITO FINALES

Pues resulta que Spielberg se casca una lección de cine que muchos directores de la actualidad firmarían hacer, como mínimo, en algún momento de sus carreras.
Ya ni me acordaba de que el virtuosismo existía en el cine. Añoro el cine de antes. Ni que fuera un viejo, que tengo 20 años. Pero ya ni me apetece ver cine actual, prefiero ver un clásico de Charlie Chaplin, a la nueva obra maestra de Joss Whedon. Y es que ahora la gente alaba a directores como J. J. Abrams y su compañía de estafas "Bad Reboot", y desprecian al tito Steven, que transpira más calidad y clase que la mayoría de estos.

'El puente de los espías' me ha recordado al cine clásico, ese que ni imaginaba ver en los tiempos cinematográficos que corren. Un protagonista sin claroscuros, un conflicto moral y emotividad descarada, si, la de antaño.

Spielberg ha ilustrado a jóvenes cinéfilos como yo, lo que sería ver una de Frank Capra y James Stewart en la gran pantalla, pero con el no menos inmortal Tom Hanks; en estos años sombríos donde 'Star Wars VII: Una Nueva Esperanza 2' o 'Rocky 8: Adrian Resurrection' se llevan todos los alagos de crítica y público.

No sé vosotros, a mi solo me queda decir gracias.

Puede que sea una tontería pero antes de ver 'Guardianes de la galaxia', cuando aún estaba en promoción y sin estrenar, vi un vídeo del rodaje de la película, a James Gunn dando instrucciones, se realizaban unas cuantas tomas y tal, y tanto los actores como el propio director parecían pasarlo realmente bien, disfrutando con su trabajo. Esa diversión es lo que se intenta transmitir desde la pantalla al espectador, y al menos en mi caso lo consigue. Tuve buenas sensaciones sobre la película después de ver ese vídeo y mis sensaciones tenían razón. Que maravilla ha logrado James Gunn.
El proyecto era bastante arriesgado, teniendo en cuenta la poca fama o total desconocimiento de los personajes para el público no lector de cómics y que también no son unos personajes tan atractivos como el Capitán América o Iron Man -resumiendo, los Vengadores-, pero nada tiene que envidiar esta película a 'Los Vengadores' de Joss Whedon, ya que incluso puede que la supere.

La trama es bastante simple (tampoco hay que esperar más) y la fórmula es la de siempre: el villano y sus súbditos muy definidos y característicos, un grupo de "héroes/mercenarios" al que al principio le cuesta ser grupo, chistes por doquier y alguna que otra escena sensiblera para corazones endebles (vale, me incluyo). Pero el encanto y la simpatía que emanan de sus personajes, así como la atmósfera de aventura espacial, el gran acierto en el magnífico soundtrack con temas de los 70 y el gran uso que se le da, hacen de esta película una joya de Marvel. Desde la secuencia de los títulos de crédito iniciales con Peter Quill / Star-Lord (un carismático y sorprendente Chris Pratt) en el planeta abandonado adentrándose entre las ruinas al ritmo de "Come and get your love" de Redbone sonando de fondo. Genial.

Aparte de Quill, los otros personajes principales (Groot, Rocket, Gamora y Drax el destructor) y los actores que los interpretan, con sus defectos y virtudes, no chirrían tanto como uno puede pensar al principio. La verdad es que al ver a un mapache, un árbol y Dave Bautista en la misma película uno se teme lo peor, pero James Gunn ha sabido sacarles el mayor partido a cada uno.
La imagen de incompetencia, fracaso y rebeldía -todo desde un modo cómico y relajado- que se da a cada miembro del grupo crea un sello personal ante el público, se les coge cariño a los personajes. No son los héroes más poderosos del universo, pero son los guardianes de la galaxia.

Se ha iniciado una franquicia con mucho recorrido por delante de la mejor manera posible, a ritmo de funk en el espacio. Los bastardos de Marvel se quieren ganar al público y han venido para quedarse.

"We're the guardians of the galaxy"

@ciprianobanks