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Críticas de HectorMagno
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Críticas 8
Críticas ordenadas por utilidad
8
4 de septiembre de 2017
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
No cabe duda de que Japón es un territorio rico y poco explorado para el mundo occidental, tanto es así que desde nuestra ignorancia, a veces, lo tachamos de realizar un cine muy poco cosmopolita y demasiado apegado a su particular idiosincrasia. Uno halla el error cuando se dispone a ver, por ejemplo, la antibelicista “Nobi (Fuego en la llanura)” de Kon Ichikawa. Este director no tiene un gran nombre ya que sólo se suele destacar de él “El arpa birmana” y “Nobi”. Curiosamente las dos (tres, si se cuenta el remake de la primera) tienen un marcado estilo antibelicista. Así pues, este director nipón da lo mejor de sí en este género encuadrado en la II GM, destacando una compleja y enorme ambientación.

“Nobi” ahonda en el más allá de la condición humana, consigue retratar con eficacia el miserable mundo que provoca el conflicto bélico –frente filipino en la Segunda Guerra Mundial- gracias al viaje iniciático que debe padecer nuestro enfermo protagonista. Eiji Funakoshi da vida a un soldado que deambula entre un itinerante hospital y su cuartel general, lo interesante de la trama es que en ningún lugar lo quieren -dado que no está lo suficientemente enfermo para ingresar en el hospital ni tampoco está lo suficientemente sano para ir al frente-. En esta guerra el protagonista no es más que un desecho humano al que conminan a hacerse el harakiri. La clave del filme reside en la interpretación de Eiji Funakoshi, sin la cuál no podríamos creernos las decisiones que toma, el soldado padece tuberculosis –hasta tal punto que dudo si en realidad padecía alguna enfermedad-. Es muy difícil encontrar el teórico equilibrio entre parecer enfermo y no sobreactuar en demasía -Will Smith en “Siete Almas” sí me parece sobreactuado en su tristeza-. Funakoshi lo borda.

Ichiwaka nos relata el padecimiento de los últimos soldados japoneses con vida en las postrimerías del frente filipino en el 1945 de la II GM, vemos con claridad que nos encontramos con un final ya escrito, porque no hay posibilidad de ganar la guerra ni de sobrevivir a las bombas y ametralladoras norteamericanas. El film siempre nos muestra la trama desde un punto de vista pesimista, el más pesimista de todos. A diferencia de “La condición humana” de Masaki Kobayashi u otras antibelicistas japonesas, aquí no nos encontramos con discursos profundos sobre el sinsentido de la guerra, sí nos encontramos con una historia sobre supervivencia extrema dónde el protagonista está completamente desahuciado y a merced de los enemigos (también de sus compañeros). Esto es, quizás, lo más llamativo e inhumano de la historia, asistimos a la “supervivencia del más apto”, como dijo Darwin, y dónde se coopera con el compañero hasta que éste deja de ser útil y, entonces, deshacerce de él.

Todo esto no tendría sentido si los efectos especiales o el montaje no tuvieran un gran nivel. Ichikawa demuestra que se pudo hacer un muy buen cine bélico sin gran presupuesto en los albores de los años 50. Porque aquí (casi) todas las explosiones parecen reales, también los disparos y metralla, bien es cierto que eso no se consigue siempre. Ichikawa acentúa los momentos más dramáticos gracias al uso puntual de la música; sus planos contrapicados, picados y primerísimos planos contribuyen también a creértelo todo. Aunque en general Ichikawa realiza una dirección sobria y sin efectismos, centrándose en las penosas condiciones de los soldados.

“Nobi” es una experiencia traumática que se focaliza en ese ambiente malsano y crudo -la acción y el discurso antibelicista siempre se muestran secundarios-, así pues no esperemos grandes escenas de acción o efectos especiales. La grandeza se halla en la capacidad del director para mostrarnos sin censura todo ese dolor del que nos hace copartícipes. La escena siempre conlleva sudor, sangre, caras desencajadas, harapos, enfermedades, charcos, lluvia, viento y demás elementos; es sin duda la puesta en escena el eje sobre el que circunda la película. Es recomendable verla en alta definición y así poder disfrutar de la fotografía, y, si se puede, verla también en pantalla grande. El disfrute será mayor así como el poso que deja esta historia tan miserable.

http://www.criticasen8mm.com/2017/09/nobi-fires-on-plain-fuego-llanura.html#more
HectorMagno
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10
28 de agosto de 2017
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
El director de la magnífica y vanguardista “Eros Plus Massacre” es uno de los máximos exponentes de la llamada “Nuberu Bagu”, la cuál fue una reacción a la “Nouvelle Vague” francesa. Algunos directores japoneses noveles querían hacer algo distinto al cine más convencional de los Mizoguchi, Kurosawa, Naruse o Yasujiro Ozu; es por eso que Francia y su nueva ola fue su principal referencia, para 1969 la nueva ola japonesa estaba más que consolidada y Yoshishige Yoshida se consagró definitivamente con esta genial y personalísima obra.

La obra más reconocida de toda la filmografía del director es, sin lugar a dudas, una de las cintas más estilizadas de siempre, pero también una de las más difíciles de apreciar. Porque en “Eros Plus Massacre” casi nada es convencional, Yoshida está en constante intento por trascender, lo fantástico es que lo consigue. Eso sí, muchos cinéfilos la tacharán de excesiva pretenciosidad cuando no de megalomanía. El caso es que “Eros Plus Massacre” consigue todo lo que se propone, por esta razón es una de las obras más icónicas de la nueva ola.

Yoshida nos muestra un mundo post-apocalíptico gracias a esa original luminosidad que inunda cada plano, el brillo satura y difumina las formas poligonales. El sol parece cegarnos en cada momento, aunque las sombras luchan para ocultarlo, también existe la luna. Esta fotografía tan estilizada adquiere un mayor significado cuando se nos cuenta la vida política y amorosa del anarquista Sakae Osugi, es aquí cuando el film alcanza su grandeza. Yoshida nos habla principalmente de feminismo, amor y libertad; y lo hace en boca de cada personaje, cada uno da su propio punto de vista sobre estos temas dando como resultado una obra compleja y alejada de cualquier atisbo maniqueo. Sí que existe una búsqueda durante todo el metraje, o más bien, un objetivo: el cómo conjugar en coherencia y sinergia la búsqueda de la igualdad de género, la libertad (entendida desde el punto de vista anarquista) y el amor. Ninguno de los personajes parece darnos la solución y, por consiguiente, Yoshida logra mostrarnos las incongruencias de cada personaje, humanizándolo más si cabe, pero también enseñándonos su lado oculto de la luna.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
HectorMagno
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8
29 de septiembre de 2017
5 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras dos años vagando por el desierto por fin se estrena en España la última obra de Tobias Lindholm, "A war (una guerra)". Esperada no sólo por su belicosa trama sino también por sus nominaciones a los "Oscars" y "Premios del cine Europeo". Con esta obra, su director parece asentarse en el circuito europeo a la vez que encuentra complicado estrenar en las salas de cine más comerciales. Es triste que una cinta tan honesta e interesante no encuentre su sitio entre tanto blockbuster o comedieta de usar y tirar.

Porque "Krigen" nos muestra la difícil realidad de un jefe de escuadrón en la Guerra de Afganistán, la encrucijada la completan tres patas: por una parte desea volver con su familia a Dinamarca, por otra tiene el deber de poner a salvo a todo su escuadrón, y por último debe proteger a los civiles afganos de los terribles talibanes. La trama nos muestra cómo Pedersen intenta —sin éxito— hallar el equilibrio entre estos tres elementos, centrando sus esfuerzos en meternos de lleno en esa hazaña de supervivencia, y, gracias a una dirección de planos tipo documental, lograr que percibamos las dudas existenciales de este. La puesta en escena recrea una veraz y angustiante atmósfera; porque a Tobias Lindholm no le interesa aleccionar ni instruir idea alguna, sus pretenciones no van más allá de mostrarnos la dudas que tiene un ser humano en un contexto amoral e inestable.

En la guerra de Afganistán los valores morales son distintos a los de una sociedad en paz, siendo incluso antagónicos a esta. Allí un soldado y sus respectivas armas representan la paz y el desarrollo en una sociedad que está continuamente amenazada por los talibanes. Allí lo democrático es, paradójicamente, la jerarquía militar, ellos son los que construyen escuelas e infraestructuras sociales para los más débiles, ellos son los defensores de los derechos civiles y humanos. Allí más ejército significa más esperanza para los malogrados afganos, y menos ejército significa morir a manos de los talibanes. En un mundo sin esperanza el único camino es la huida.

Más en http://www.criticasen8mm.com/2017/09/a-war-una-guerra-Krigen-pelicula.html#more
HectorMagno
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6
12 de agosto de 2017
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vista mi segunda película de Jia Zhang Ké, "Platform", y termino con una sensación agridulce ya que sin duda asistimos a una descripción muy exacta de la China ochentera en esa transición al capitalismo (aunque comunista en lo político), y se trata de una autobiografía muy sincera (al menos eso parece); el problema viene cuando el director no es capaz de ofrecer nada más que eso, así que el único (y grave) problema que veo es la limitación tanto en el guion como en la dirección, a Jia Zhan no le interesa el suspense ni el drama, ni siquiera retratar los personajes, y es por eso que todo me resulta tan previsible que no consigue sacar de mi casi ninguna emoción ni aprendizaje.

Es obvio que el montaje está muy calculado porque está lleno de largos planos estáticos que nos producen alejamiento tanto de la trama como de la empatía de cada personaje, además refleja muy de esa forma ese ociosidad. Porque en esta china la juventud no sabe lo que es luchar por el pan de cada día y ni siquiera sabe lo que significó años atrás esa mal llamada Revolución Cultural (extrapolable al significado de cómo los chinos entendían al comunismo). Algunos travellings acompañan estos largos planos cuando la acción tiene algo de movimiento (aunque es una acción un tanto aleatoria). Esta juventud es la misma que se retrata en "Placeres Desconocidos", y quizás por ello me sorprendió menos "Platform" (aunque bien es cierto que ésta es anterior).

Sin intriga ni suspense ni drama, Jia se centra en el amor, que a la postre es el tema central de la película. El problema viene cuando esta temática no logra ser demasiado profunda, a veces no logramos entender (ya digo que lo de empatizar ni se pretender) el por qué se hace lo que se hace, o quizás es que la banalidad de los personajes es tan amplia que no hay dónde rascar. Aún así este tipo de relaciones están mejor reflejadas en Zhang Yimou o Wong Kar Wai, incluso la temática feminista y materna tampoco se queda en la superficie. Por lo que al final me queda un regusto de ejercicio muy depurado pero con demasiada poca pretensión, no sólo en lo que rodea a la temática central (aunque aquí está justificada) sino en el enfoque o el fin de la propia película.

Por eso cuando nos habla de la "privatización" o el "hijo único" tengo la sensación de que pasa de puntillas porque no quiere entrar. Aunque en lo que se refiere a los avances modernos de la nueva situación económica están muy bien reflejados, así como todo ese sonido atmosférico que nos deja perfectamente claro que estamos en la China de los 80´s. Toda la recreación de esta China me parece perfecta, me recuerda mucho a la película "Amarcord" de Fellini, y además es también algo autobiográfica.
HectorMagno
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7
3 de octubre de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Japón perdió la truculenta 2ª Guerra Mundial, y desde ese momento decidieron no intervenir en otro conflicto bélico. El pueblo entero cayó en una intensa y duradera depresión de la que aún no han salido (todavía su ejército profesional no ha salido del Japón así que no han intervenido en conflictos bélicos), siguen necesitando tiempo para asimilar y aceptar la atroz alianza con el nazismo. Hiroshi Shimizu nos recrea con suficiencia el viaje iniciático de los niños de la postguerra, y lo hace tres años después de la finalización de la misma. Hiroshi Shimizu fue uno de los primeros directores —junto con Yasujiro Ozu, y en menor medida, Akira Kurosawa— que comprendieron las consecuencias fatales de la guerra en los niños.

En "Los niños del paraíso" el director nos retrata —en plena postguerra—, la pequeña odisea de unos niños japoneses que aprenderán distintas formas de supervivencia a la vez que son moldeados y reeducados por su entorno más próximo. Estos huérfanos niños se ganan la vida con el pillaje y la beneficiencia de los más solidarios, la desgracia es todavía mayor porque trabajan a las órdenes de un malnacido que vende la comida conseguida por aquellos para su propio disfrute, esto niños sólo pueden disfrutar de las migajas. La suerte cambia cuando un soldado expatriado —y también huérfano— se apiada de ellos, es entonces cuando los niños se ven en la necesidad de elegir su propio camino. Por ello, esta aparente aventura evoca un continuo aprendizaje y adaptación a un nuevo entorno ajeno a ellos.

Para ello, Hiroshi Shimizu utiliza una narración sobria y efectiva a base de planos estáticos, y movimientos de cámara laterales —algunos son panorámicos— cuando decide mostrar el camino a seguir por parte de los protagonistas. Estos travellings son una seña de identidad hoy día, se convirtieron en marca de la casa. La banda sonora completa esta buena puesta en escena, utilizándola en algunas transiciones de escena, también en algunos momentos bastante emotivos. Aunque bien es cierto que la película basa su puntos fuertes en el carisma de los protagonistas así como en la triste historia. Todos estos elementos lo acercan claramente al movimiento neorrealista italiano de la postguerra, aunque nunca alcanza esa atmósfera tan opresiva de las películas de Roberto Rosellini.

Más en http://www.criticasen8mm.com/2017/10/los-ninos-del-paraiso-Shimizu-1948.html#more
HectorMagno
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