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China China · Desierto de Taklamakán
Críticas de Último Materialista
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Críticas 21
Críticas ordenadas por utilidad
10
4 de abril de 2022
9 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Obra maestra incuestionable -desde principios doctrinales y no desde patochadas puramente retórica-subjetivas como es habitual de ver en esta época que nos toca-.

Comparar Mabuse con el nazismo es una gratuidad de primer nivel, desde criterios filosófico históricos -inmanentes-como desde criterios puramente filosóficos -trascendentes y trascendentales- que se alejen mínimamente del mainstream maniqueo y chapucero hodierno impuesto so pena de estigma e incluso de estadios legales de mayor calado, concebido por conveniencia política y económica.
Mabuse se halla infinitamente más cerca de representar el poder en la sombra, del poder difuminado y multiestructurado, capaz de delegar e influir sobremanera en las estructuras concernientes a la realidad que a esa "megalomanía asesina" de quien ya sabemos. Ese ridículo dogma capaz de conferir aspectos sobrenaturales a una superconciencia asesina (¿¿¡¡) es rematadamente una metedura de pata impropia de una conciencia crítica. Se torna, por tanto, improcedente, referirnos al absurdo de tales analogías e isologías.

Obra maestra absoluta del cine cuya realización es absolutamente impecable. La densidad genuina a nivel poético del mudo, habida en torno y en todo su espectro visual sintáctico y significacional profundo, dando cuenta del entramado espiritual perdido hoy día mediante las mejores audacias visuales nunca cayendo en lo efectista, es mejorado por las innovaciones traídas por la patente técnico-tecnológica que supone el sonoro, capaz de integrar en la poética general una dialéctica superior bizarra y desaforada, siempre conservando el gusto y la elegancia. Arte puro para paladeres genuinos sin efectismo ni abusos de ningún tipo de música extradiegética ni superfluas voces en off.


10
Último Materialista
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10
4 de abril de 2022
6 de 7 usuarios han encontrado esta crítica útil
Arte en estadio de Gracia (en sus dos sentidos, teólogico y ontológico). Belleza pura transformado en relato mundano concebido con la mayor delicadeza y audacia. Elocuencia narrativa al servicio y como justificador de una semántica, un entramado de ideas de carácter covalente que sublima no solo a los personajes sino a los parajes y situaciones.
Barrio inexpugnable e ignoto (en lo que se refiere a la totalidad roturada geográfica y urbanísticamente) que se revela como monolito y subertugio narrativo. Encierro y enclaustramiento en contra de la voluntad que se torna nostálgico y, en razón de todos sus factores, tortuosamente sublime. Fetichismo como excusa siempre y cuando no remita la belleza femenina: artesanía y sensualidad, memoria y nación, ciudad cosmopolita y barrio egocéntrico... constantes filmadas por mano exquisita, por un Duvivier en estado de -y lo reiteramos- de Gracia. La delicadeza del relato solo es posible por su formalización fílmica. Su belleza incuestionable -he aquí mi licencia ora crítica ora acrítica- sólo es posible por tal construcción cinematográfica, por tal capacidad de distribuir los espacios y el tiempo, así como el tiempo en función de los espacios y viceversa. Puesta en cuadro siempre atenta a la escénica: la magnífica Ballin, Gabin, incluso las idas y venidad estáticas de Gaston Modot, reafirman la belleza incólume de este filme fatal, de esta odisea sin viaje geográfico fatalista. Todo nace en Argel y todo muere en Argel. Duvivier prosigue con su elocuencia poética encerrándola empero no osificándola de un modo magistral.

Obra maestra luminosa del Cine, capaz de superar con creces el ansia estético-fetichista de las joyas: su valor no radica en su precio ni en su morfología, sino en la belleza que reafirma la institución femenina capaz de alcanzar una dama.

Arte bello al que no se puede vacilar nunca.

10.
Último Materialista
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5
24 de abril de 2022
4 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película blanda, sustancialmente liviana y superflua, incapaz de madurar poéticamente el conjunto de ideas de las que pretende dar cuenta. Relato superfluo ahogado en el tono tontorrón y naif de un telefilme. Alguien curtido en lo insondable de la poética fílmica advierte que se halla ante una apariencia de Cine y no ante Cine verdadero, ante un intento folletinesco de erigir frustradamente un drama con resonancias históricas y metahistóricas.

Todos sus elementos se diluyen en su indolencia estructural y formal, por tanto significacional. Aristarain juega a la chorrada filmada blanda ignorante de la densidad e intensidad en el cine, en el saber cuándo y cómo se compone un plano, en dotarle de vida y no anabolizarlo cual anuncio de perfume de supermercado del barrio. Asimismo, es incapaz para discernir la irrelevancia y/o poca pertinencia de ciertas secuencias y encuadres, las cuales aniquilan la diatriba semántica -en su parámetro político, social, económico y familiar; filosófico vaya- que en ella, la obra, pudo gestarse. La banda sonora del filme ilustra a la perfección la naturaleza arquitecónica del filme: osificada, lacrimógena, puramente kitsch, empalagosa, obvia.

Sin llegar al nivel de degeneración y putrefacción moral, estética e intelectual de 'Hache', 'Un lugar en el mundo' constata las grandes carencias poéticas del cine de este autor inflado por la crítica oficial nesciente y lacayuna y el público indolente, el cual se apunta al bombardeo hegemónico que el mainstream le dicta en cada momento, creyendo en su falsa conciencia que se halla en libertad crítica propia.

Para obra maestra con "temática" (en tanto esencia) similar (pero en una realización plenamente artística y no chusca como aquí) véase 'El pan nuestro de cada día' ('34) del maestro tejano K. Vidor.

3-5.
Último Materialista
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10
17 de mayo de 2022
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pieza excelsa -otra más- dentro de la filmografía de uno de los poetas más grandes de todos los tiempos. Obra más antigua conocida de Ozu, por desgracia, soslayando la sociedad mínimamente cultivada sus etapas previas, absolutamente imprescindibles.

La pericia poética, el sentido estético del gusto, su estudio profundo de la mundanidad profunda y profundizada hasta un extremo que conecta necesariamente con la sencillez luminosa y densa se hallan en esta pieza imprescindible, heredera y consecuencia directa de sus obras de arte previas (víd. la incomensurable 'Había un padre' o 'El hijo único').

La conciencia histórica más desaforada del mundo previo al capitalismo industrial preservando el actualismo histórico el cual entronca dialécticamente con las diatribas generadas por esta profunda disputa es objetivada formal y sustancialmente por el maestro nipón. La pericia dramática en su decurso extenso es asombrosa, teniendo en cuenta sus intensiones frutcíferas de consolidarse dentro de la policromía estructural del filme, ergo, en su pretensión de conformar un todo complejo e insondable.

La distancia insalvable ontológica y metafísica en lo que se refiere a las estructuras y relaciones de parentesco estilizadas con la mayor delicadeza en el filme se debe a la enajenación provocada por el capitalismo industrial posmoderno, heredero oligofrénico de las sociedades modernas degeneradas. El arte de Ozu es comprensible en su totalidad ontológica -que no metafísica- por medio y gracias a una maduración intelectyal y cultural profunda, opuesta a la entropía lúdico-libidinal hodierna. Su Gracia en sentido metafísico-mundana es incólume: rescoldos sólido de una conciencia olvidad, pataleta informe y heteromorfológica de una agonía ante la frustración del paraíso mundano como resolución inequívoca de la conciencia metafísico-teológica.

Su belleza es incomparable, acaso algo lastrada por el abuso de una música extradiegética que banaliza su densidad mundana sobria y elocuente. Soslayando el irrelevante añadido de esta nos hallamos ante una concetenación maestra que nunca necesitó de refuerzos sinfónicos, en su fructífero intento de sublimar la mundanidad como condición metafísica matricial.

Arte puro y sereno, llanura irredenta e incólume ante el azote de la Historia pirolizada, reservado como testigo de la Metafísica devuelta en dogma resuelto filosóficamente empero quebrado por su devoción intencional habida en el abismo de la incertidumbre.


10
Último Materialista
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1
4 de abril de 2022
4 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
La imbecilidad demacrada, fruto de una nula concepción de los medios expresivos propios del arte que se pretende realizar, se erige como dogma (nunca mejor dicho) incólume -al menos en apariencia para todos estos snobs- al que parece -y aparece- una nueva pleitesía incustionable.

Malos tiempos, infinitos nuevos mitos.
Vinterberg cierra su gran pelotazo: chapuza extensa incapaz de trascender mínimamente a nivel estético y poético el vídeo casero. Degeneración fílmica al servicio de unas cuantas revelaciones propias de un telefilme chusco de sobremesa. Un capítulo de LQSA concentra mayor genialidad que esta recoplicación de imbecilidades, reflejo de un clima y una naturaleza cultural hedionda y chabacana. Dinamarca -epicentro de esta farsa fílmica autocancelada en un alarde de verborrea adolescente- tenía que enarbolar este "nuevo cine", "heteorodoxo" y "subversivo" a fin de legitimarse como nueva nación mimada de la posmodernidad: para ello, se precisaba aniquilar cualquier forma de arquitectura cinematográfica en beneficio del mero registro tecnológico errático y esquizofrénico, justificado ad hoc por un discurso, diegético o externo, que no correspondía con ninguna formalización mínimamente consistente; ergo la metafísica del discurso (en tanto la posmodernidad reduce la complejidad de las esencias conceptualizadas poéticamente al enarbolamiento meramente sofístico, allende cualquier consistencia material compleja que pueda devolver en tanto espejo la verdad o falsedad misma de lo implicado) totalizaba y eclipsaba cualquier producto, siempre orientado y promocionado por la nefasta hegemonía cultural, generando nuevos falsos ídolos puramente superestructurales -no alcanzando alguna dimensión más compleja, sino recluyéndose en el aspecto meramente egomaníaco de su carácter netamente publicitario-.

Relativismo absoluto -valga el oxímoron- y dogma "subversivo" -valga lo ridículo del contenido puramente superestructural de la propuesta del movimiento del Dogma 95, acaso endeble para alguien con un mínimo de criterio crítico- como camelo justificador y encubridor de la descomposición misma, espejo metonímico de la descomposición antropológica hodierna.

Basura fílmica revestida de arte, video casero cutre sin más pretensión que la de desvelarnos la egomanía inutilidad artística del director como de la conveniencia ideológica ligada indisolublemente a la publicación de este engendro.

1 (por el hecho de ser-filme, en tanto ente).
Último Materialista
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