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España España · Murcia
Críticas de Jabi
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Críticas 101
Críticas ordenadas por utilidad
6
5 de junio de 2011
31 de 34 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1970 Costa-Gavras junto a Jorge Semprún e Yves Montand vuelven a unirse para llevar a la gran pantalla su crítica social. Dos años antes mostraron el terrorismo de estado con "Z" a través de la investigación (en clave de thriller) del asesinato del político pacifista griego Grigoris Lambraquis. Con "La confesión" su foco de atención se trasladó al Bloque del Este denunciando los excesos y purgas del estalinismo. Fue un film valiente y conflictivo que enfrentó con dignidad la verdad silenciada por las organizaciones obreras de la época, iluminadas todavía por la revolución soviética y empeñadas en obstaculizar la crítica y la discrepancia, justificando y decorando la triste realidad del Telón de Acero.

"La Confesión" (L’aveu, 1970) desarrolla las situaciones vividas por una de las víctimas del llamado Proceso de Praga (1952), Artur London, un comunista de los de “toda la vida” (afiliado a las juventudes del partido con 14 años, brigadista en la Guerra Civil Española, combatiente en la Resistencia Francesa…), que en ese momento era viceministro de Relaciones Exteriores de Checoslovaquia (desde 1949) y que fue detenido en 1951, junto a otros catorce altos cargos, bajo la acusación de "conspiración contra el estado" (acusación que más tarde se demostrará falsa). London conoció la tortura de manos de sus propios camaradas en un proceso kafkiano, que la película acierta a reflejar meticulosamente, en el que, a medida que se acentúa su penoso itinerario de humillaciones (sin saber qué es de lo que se le acusa) se irán descubriendo las técnicas de interrogatorio con las que se encauzaban las declaraciones, técnicas que sin necesidad de exponer flagrantes mentiras daban a los hechos la intencionalidad necesaria para incriminar a la víctima.

La tragedia de Artur London nos desvela el método seguido por el estalinismo contra aquellos que consideraba adversarios (en los procesos de Hungría, Polonia, Bulgaria, Praga…), siempre bajo la excusa de la traición. Es el drama de tantos y tantos comunistas de los países del Este que creían en la revolución, que toleraron el dominio soviético porque con la URSS derrotaron al nazismo, pero que acabaron presos del monstruo que no supieron ver venir: el totalitarismo de su lider, Stalin. La tragedia de miles de “enemigos”, “infiltrados”, “espías al servicio de los Estados Unidos o el fascismo”, “saboteadores”, “traidores”, “muertos”, “desaparecidos”…, víctimas de la locura de un tirano que reprodujo en todos los países bajo su influencia (incluida la República Española) el mismo sistema de aniquilación contra sus oponentes que utilizó en la propia URSS desde los años 30.

Como siempre, Costa-Gavras impecable en su denuncia. El tiempo se lo agradece.
Jabi
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6
11 de junio de 2011
27 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ante la férrea disciplina impuesta en el sistema educativo de un colegio religioso, se producen actos de rebeldía que provocarán tensiones entre la dirección y los alumnos generando una espiral de violencia que los educadores con sus métodos dictatoriales no consiguen detener. La expulsión de tres de los cabecillas de un encierro no hace más que empeorar las cosas. Los viejos métodos de coacción no funcionan. La llegada de un nuevo y joven director, que incorpora nuevos métodos para apaciguar los ánimos, logrará reestablecer el orden.

“Arriba Hazaña” es una de las películas más osadas y olvidadas de la transición. Una parábola evidente sobre la decadencia del nacional-catolicismo (Frenando Fernán Gómez) y el fracaso del «reformismo» del régimen (Héctor Alterio) que encarnó el gobierno fugaz de Arias Navarro y su «espíritu del 12 de febrero». A lo largo del relato veremos el paralelismo existente entre lo que pasaba y un colegio al que la llegada de las tenues reformas sólo conseguirán incrementar el número y la rebeldía de quienes esperan mayor autonomía y libertad. Un proceso de reivindicación de mejoras que irá aumentando hasta la llegada de un "mediador" (en el film José Sacristán en un papel a lo Adolfo Suárez) y la elección de representantes que logren dividir y acotar el problema, reduciendo el efecto de las posturas más incómodas.

Estrenada antes de que España tuviera el texto constitucional, curiosamente supo prever, en su planteamiento y desenlace, lo que ocurrió en la calle y como finalmente de todo lo que se iba a cambiar cambió sólo la forma de toma de decisiones desde el poder, reproduciendo el modelo jerárquico, económico y moral. Viendo otros ejemplos cercanos, como el de Argentina o Chile, cuesta creer que, como allí se exige, nadie haya pedido perdón, nadie haya sido condenado por lo ocurrido en esos 40 años, ni mucho menos haya habido una restauración aceptable para quienes lo sufrieron… Como en la película, las reivindicaciones se quedaron en una capa de una democracia formal que dejaría fuera la capacidad de cambio de la democracia real.

Su mensaje pesimista, con respecto a lo que iba a suceder, y su esbozo de las diversas ideologias (ultraderecha, demócrata-cristiana, centrista, socialista, comunista y anarquista, dejando fuera las nacionalistas) perfiladas a partir de unos arquetipos aceptados, en algunos casos demasiado ingenuos, la convirtieron en un estreno incómodo y mal distribuido, que además contó con la frialdad de las distintas corrientes políticas, provocando el injusto olvido de un film entretenido, correctamente escrito y dirigido, y uno de los pocos ejemplos "recomendables" de cine político realizado en la España de los primeros años tras la muerte de Franco.
Jabi
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La doctrina del shock
Documental
Reino Unido2009
7.4
5,206
Documental
7
18 de mayo de 2011
32 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
Documental basado en el libro de Naomi Klein de mismo título, La Doctrina del Shock explica el ascenso de las teorías económicas de Milton Friedman y su Escuela de Economía de Chicago (los Chicago Boys) con el objetivo de entender como se ha ido gestando la forma de capitalismo en que nos encontramos. Como un modelo cargado de medidas financieras tan impopulares e insolidarias que sólo había podido imponerse por la fuerza en algunas dictaduras sudamericanas, se han ido abriendo paso en EEUU. y Europa utilizando la estrategia del shock (preconizada por Friedman) por medio de la provocación de una enorme alerta pública ocasionada por, p. e., un inminente desastre económico, un conflicto bélico, una catástrofe natural, ataques terroristas, epidemias, etc.

Sería imposible reflejar en este documental de 80 minutos todo el conglomerado de documentos, referencias e investigaciones que Naomi Klein introduce en su voluminoso libro (cuya lectura da, evidentemente, una visión más completa), pero, a cambio, Michael Winterbottom y Mat Whitecross (codirectores y coguionistas) consiguen dotar a la trama del suficiente ritmo y agilidad como para motivar nuestra curiosidad sin perdernos en tecnicismos, dando como resultado una fácil comprensión de la denuncia de unos acontecimientos que parecen aislados, pero que, a tenor de lo mostrado, se revelan como interconectados.

Así, La Doctrina del Shock rastrea los orígenes de esta teoría, y su puesta en práctica desde los años 70’, en países como el Chile de Pinochet, los EE.UU. de Reagan y Bush, la Rusia de Yeltsin, o la Gran Bretaña de Thatcher, encontrándose como la idea central, y modus operandi de los seguidores de Milton Friedman, es aprovechar las crisis, los desastres naturales, la guerra y la necesidad de un “peligroso enemigo”, para preparar el terreno con el que quebrar la voluntad de unas sociedades que, alcanzado ese estado de shock, renuncian a valores que de otro modo defenderían con entereza, dando paso al saqueo de los intereses públicos y la implantación de reformas en beneficio de las grandes corporaciones. Libre mercado lo llaman.
Jabi
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9
11 de junio de 2011
16 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Horizontes perdidos “ es una de esas películas que quedan en la memoria de todos los cinéfilos. Una de las cintas más fascinantes y ensoñadoras de la Edad de Oro del cine. Basada en una novela James Hilton ofreció a Capra un vehículo excelente para poder expresar su idealismo. Fue una película muy cara para la época (cuenta con el decorado más grande que se haya construido en Hollywood hasta la fecha) y pese a que finalmente obtuvo una gran popularidad, no consiguió recuperar su inversión inmediatamente. Sin embargo, supuso el lanzamiento de la Columbia como gran productora, convertiéndose en una de las "majors" de Hollywood.

La película se realizó en plena ebullición de conflictos en todo el mundo. En Europa se estaba produciendo el auge de nazis y fascistas. China y España se encontraban en guerra. Alemania, Japón e Italia se preparaban para el conflicto… Y en ese clima bélico y pre-bélico, Capra exorcizó sus demonios creando la utopía en un remoto y apartado lugar.

Aunque en un primer montaje “Horizontes perdidos “duraba más de 6 horas. La productora, asustada, decidió suprimir la mitad del metraje dejándola en 3 horas. Sin embargo, todavía era demasiado larga, volviendo a suprimir varios flash-backs (la forma original en que se contaba la historia) hasta dejarla en la versión estrenada que fue de 132 minutos, por lo que algunas de las tramas de sus protagonistas, así como el papel de Sam Jaffe (el padre Perrault o Gran Lama), con un importante peso, quedaron casi ininteligibles. Posteriores versiones la siguieron cortando otros 10, 20, 30 minutos... 30 años después ya no quedaba ninguna copia con esos 132 minutos. Por suerte en 1973 el Instituto Americano de Cinematografía encontró un "sound track" que contenía los 132 minutos originales y en un exhaustivo trabajo de restauración reconstruyeron todo el metraje con las mejores copias de las partes que iban encontrando solventado la falta de 7 minutos con fotogramas congelados y fotografías de producción del film.

Acusado de ingenuo, y defensor de la filosofía del "american way of life", hay que reconocer que Capra también llevó hasta sus últimas consecuencias la descripción de una filosofía del mundo ideal (al año siguiente continuó en la misma línea con la maravillosa “Vive como quieras”). Un mundo que implicaba una fuerte intencionalidad crítica de la sociedad de su tiempo, y que cargaba contra el capitalismo depredador y el totalitarismo (no sólo el de derechas). Me atrevería a decir que incluso influenciado por el "anarcocristianismo" del tolstiano Movimiento del Trabajador Católico (fundado por Dorothy Day en Chicago) que en los años 30' se hacía sentir en muchas grandes ciudades y en los ideales de much@s norteamerican@s.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jabi
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6
10 de julio de 2011
18 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
Convertida en título de referencia por su profético mensaje (no por ello original), "Network" supone una lúcida denuncia de la codicia y la usura de quienes manejan el sistema, y su necesidad de embaucar a la población con el fin de que asuma creencias y valores prediseñados para mantenerse en la cumbre. Vista como tremendista en su momento, medio siglo después conserva la vigencia de su alegato contra el poder, ahora más perfeccionado y globalizado.

Aunque la acción se desarrolla en los EE.UU., su crítica se extiende a cualquier parte del mundo (como se puede ver en uno de sus muchos y jugosos diálogos, donde, p.e., se comenta: “No hay América. No hay democracia. Sólo hay IBM e ITT, esas son las naciones del mundo hoy en día, ya no vivimos en un mundo de naciones y de ideologías, el mundo es un colegio de corporaciones inexorablemente determinado por las leyes inmutables de los negocios. El mundo es un negocio”).

No se equivocaba el guionista Paddy Chayefsky ("Marty" -Delbert Mann 1955-, "La americanización de Emily" -Arthur Hiller 1964-) al razonar que el mundo se dirigía hacia una organización basada en las computadoras y orientada por el dinero y los negocios, y no por filósofos, idealismos, o pensadores. Una sociedad en la que los límites de las naciones se desvanecerían en poco tiempo con la expansión de las transnacionales y sus intereses, donde los medios de comunicación arrasarían con las tradiciones locales… Resultó ser cierto.

Los sueños de un futuro mejor de los jóvenes de esa época (niños en el Pace and Flower del 68) se desvanecieron en pocos años. Posiblemente haya sido la última generación que creyó en los avances sociales que deparaba el futuro. El progreso fue absorbido por los cantos de sirena (en su concepción mitológica griega donde sirena, Seirén, significa "encadenado"). Ahora progresar supone tener el último iPhone, o la pantalla de TV más grande. La idea de progreso ha mutado de lo social (el beneficio para todos) a lo individual (lo que implica competir frente a los demás).

En todo esto hace pensar "Network", la más extraña (por venir de donde viene) y valiente denuncia que ha dado Hollywood sobre el futuro gobierno económico y el papel de los medios de comunicación en la destrucción de la diversidad de criterios y el desarrollo del pensamiento único.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Jabi
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