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Críticas de DeProfundis
Críticas 5
Críticas ordenadas por utilidad
2
31 de marzo de 2016
54 de 91 usuarios han encontrado esta crítica útil
Vivimos tiempos impetuosos en los que pueriles propuestas, como la presente, son capaces de ascender rápidamente de liturgia.

La película que nos ocupa ha sido masiva y precipitadamente proclamada "de culto". Realmente uno a veces se absorta por lo fácilmente que drenan unos arrumbamientos y otros en esto de la crítica cinematográfica.

Eso sí: no conviene olvidar que muchos han aplaudido esta lamentable obra fílmica, a veces con argumentaciones contundentes. La mistificación del enemigo, la introducción de elementos de terror, el minimalismo visual (debido a su exiguo presupuesto), la casi total ausencia de música, la sobriedad estética, los personajes arquetípicos (algunos a esto lo llaman bien construidos), el ritmo parsimonioso... Pero, para quien esto suscribe, el filme no es sino una demasiado simple historia de búsqueda y rescate, sin mayor profundidad ni tampoco hondura cinematográfica. ¿O sí? Posiblemente sí, dada la pretenciosidad de su desarrollo. Pero muy fallida.

¿Por qué?
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DeProfundis
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6
2 de junio de 2023
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Pues eso. Los viajes en el tiempo no existen, de modo que cualquier autor (literario, cinematográfico, de lo que sea) tiene potestad, permiso, derecho y hasta la obligación de plantearlos y justificarlos como le dé la real gana. A algunos la explicación (que no es tal) de este filme les parece muy científica, pero no lo es. Que unos ingenieros encuentren, de repente, un bucle temporal que se repite indefinidamente y que por ello descubran la posibilidad de viajar en el tiempo (hacia atrás) si construyen una máquina basada en el mismo principio, no es una ley científica. Es un recurso de la imaginación.

Personalmente no he encontrado tanta sesudez en el argot científico de los protagonistas. La he visto en su versión original y me pareció una manera rápida de hacer avanzar el discurso en apariencia científico del guion, pero nada más. El asunto de los hongos, por ejemplo, es algo que perfectamente puede omitirse y no pasa nada. De hecho, toda la primera mitad de la película puede omitirse y no pasa nada. El filme pudo haber iniciado su discurso en la máquina, ya construida, y con la escena en que Abe se ve a sí mismo a través de unos prismáticos, y luego dar otro salto para enlazar con la trama e intriga que, al parecer, era lo que realmente el director quería contar. Pudo haber sido una historia contundente de cómo la ambición o la diferente perspectiva de los hechos es capaz de acabar con la amistad de dos buenos amigos (¿recuerda "Chronicle"?). Pero no. El director y guionista opta por una narración atropellada, esquilmada y desorientadora por eso mismo, y yo tengo mis dudas de las intenciones reales de recurrir a ese tipo de despiste: el propio director escogió qué aspectos se iban a mostrar en pantalla y cuáles no, por lo que mucho me temo que el resultado se ve aquejado de una cierta incapacidad de estructurar correctamente toda la intriga. Diametralmente opuesta, y mucho más brillante, era "Memento", en la misma línea que este largometraje.

No son pocos los que en esta web han declarado que la obra les parece fascinante, de una complejidad soberbia. Otros muchos, por el mismo motivo, la han tachado de soberano tostón (frustrante). Mi opinión es que el director, en esta obra, ha querido demostrar que él goza de una mente superior a la de los espectadores, debido a su formidable talento creativo. Pero, si realmente piensa así, olvida que no ha creado un puzzle: ha creado un galimatías.

El montaje de la película se resiente mucho del bajo presupuesto y de la cantidad de paja metida a presión en el desarrollo del filme. Todo es mucho más sencillo de lo que parece una vez que se comprende cómo funciona la endiablada máquina (porque también el guion racanea en este aspecto): de ahí que algunos espectadores hayan declarado aquí que al segundo o tercer visionado comenzaron a entender lo que ocurría. Lo repetiré una vez más: esta película no es una lección de mecánica cuántica, no hay realmente nada hermético en su contenido. Solo lo es en su aspecto formal, en las omisiones elegidas, en los despistes de alguna escena. Tal vez lo que suceda es que el director, de tantas vueltas como le dio al storyboard hasta dejarlo en su forma final, acabó en una incapacidad total para narrar y estructurar adecuadamente su (por otra parte, interesante) filme, creyendo que, en realidad, estaba exhibiendo su inteligencia. Es lo que pasa cuando al espectador se le esquilma información para buscar un resultado complicado.

La película, cinematográficamente, no me disgustó. Las escenas están bien planteadas, el poco dinero muy bien dispuesto, la estética es fascinante y el actor principal me pareció excelente, al igual que alguno de los restantes personajes (la mujer, el amigo...) no así el director, cuya inexpresividad resulta simplemente ridícula. Muchos la han catalogado de "pieza de culto", que es otra manera de hacer marketing en estos tiempos que corren. Yo, eso de culto, no sé muy bien lo que es, porque uno rinde culto a los dioses, a los ángeles o a una liturgia: el resto es vanidad, sobreestimación y alguna que otra cosa más. Supongo que, calificándola así, el director ha logrado su objetivo. Yo hubiera preferido menos atropellos en el guion, menos despistes, un poco más de estructuración, un discurso visual más cinematográfico, y al menos 40 minutos dedicados a contar los múltiples aspectos reseñables de un guion que, al final, no sabe profundizar en ninguno.

A nadie puede extrañar que el director, con solo otra obra más concluida, e igualmente críptica y desconocida, haya decidido retirarse del cine. Es lo que tiene hacer arte con el solo objeto de ser ensalzado.
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DeProfundis
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6
3 de junio de 2017
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Hace cinco años escribí que "Prometheus" era una película fallida que encerraba dentro otra mucho mejor a la que los guionistas no dejaron nacer. En parte porque deseaban apuntalar el universo de Alien cuando realmente estaban elaborando un argumento distinto. En aquel filme, las tramas secundarias y las incorporaciones de elementos terroríficos sofocaron el guion y dejaron que una historia a priori interesante (el contacto de la humanidad con una civilización superior de la que desciende) se diluyese en una mala historia resuelta a golpe de serie B o incluso Z. Algo similar sucede en esta más meritoria "Alien: Covenant", de donde se deduce que, en efecto, hemos asistido a una secuela o continuación de "Prometheus", no solo en lo argumental, también en lo conceptual.

En Prometheus la historia hacía aguas a causa de un horrible e inmaduro guion que mostraba, sobre todo, personas haciendo no se sabe bien qué cosas en una nave aterrizada en un planeta del que parecen ignorar incongruentemente que es hostil y, por tanto, entraña peligros. Dicho de otro modo, dejaban de ser personajes para convertirse en atrezzo de un terror asechante bastante gótico. O como tantos han escrito, estos personajes no se desarrollaban. Sin embargo, el filme apuntaba algunas ideas que, en otras manos, hubieran producido una película muy interesante (aunque seguramente alejada de las ideas de los miles de fanáticos que solo esperan bichos extraterrestres y costillas explotantes). Otras no tanto, por ejemplo, la súbita reconvención de los ingenieros en seres malvados que quieren acabar con la raza humana haciendo uso de armas biológicas de destrucción masiva. Para resumir, Prometheus se difuminaba en sí misma.

El error de querernos contar el origen del monstruo que llamamos Alien sigue patente en "Covenant". Lo de que es un error es una percepción subjetiva, aunque compartida, fundamentada en la innecesariedad de semejante decisión. Una película ha de motivarnos por sus elementos cinematográficos, encomiables en la producción fílmica de Ridley Scott, y por la coherencia de sus desarrollos argumentales, pero no por su detallismo, especialmente si no son relevantes. En el Alien original, lo que se nos planteaba era que el espacio no es un paraíso, sino que está repleto de seres violentos desconocidos y riesgos superiores a la voluntad humana. Por eso nos desconcertaba. Alumbraba el ingenioso argumento algunos detalles sin esclarecer, que contribuían a ensanchar nuestra admiración y curiosidad: esos seres demoníacos ya habían logrado acabar con la nave de otros seres extraterrestres, más ancestrales que nosotros mismos, y nada ni nadie parecía poder acabar con ellos. Para colmo, la empresa propietaria de la expedición espacial conocía de la existencia de tales seres... ¿No suena intrigante? Todo esto contribuyó a hacer de Alien una película atemporalmente inquietante. Han pasado 40 años y nos sigue causando el mismo estupor y el mismo terror. La secuela filmada por James Cameron, Aliens, retomaba sin muchas explicaciones estos detalles para confeccionar un filme de aventuras espaciales en el que fuerzas militares humanas se miden, con poco éxito, con una horda descontrolada de tales monstruosidades. A partir de ese momento, las ideas quedaron suficientemente exhaustadas y las posteriores aportaciones se perdían en divagaciones sin ningún interés. La vuelta atrás de Scott para querer contarnos la cosmogonía de la génesis de dichos monstruos se ha topado, tanto en Prometheus como en Covenant, con una inteligencia deficiente de los guionistas y una demencial exposición narrativa. Un error, sí, pero un error embrutecido por la descripción de circunstancias totalmente desposeídas de interés o misterio.

En realidad, hemos visto una propuesta que trata de superar las dificultades de continuidad con el resto de la saga hasta imbricarla en ella misma como epígono sobresaliente, corrigiendo (por eliminación, que no por superación) los despropósitos de Prometheus hasta orientarla hacia el lugar correcto: la memorable Alien. Muchas críticas de los fanáticos, con calificaciones absurdamente bajas, son transponibles a muchas otras películas actuales que, lejos de aportar originalidad alguna, tratan de continuar los benéficos efectos del éxito y magistralidad de sus inspiradoras. Y muchas otras críticas inmerecidamente altas parecen provenir de fanáticios a quienes basta un poco de acción y sangre y efectos especiales para resarcir sus ansias de alien. Y creo que Covenant, a trancas y barrancas, consigue enderezar el rumbo por más que se trate de un rumbo zozobrante y huero. Pero eso, por sí solo, no basta. Algo que a Hollywood le parece ya importar muy poco.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
DeProfundis
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3
18 de enero de 2017
4 de 8 usuarios han encontrado esta crítica útil
Otra historia de "La guerra de las galaxias". Otra más... elevada a los altares por los seguidores.

Lo peor que uno puede ser en estos controvertidos tiempos modernos, tiempos oscuros y teñidos de un desinterés hercúleo por todo lo intelectual, lo peor (repito) que uno puede ser es fan (fanático) de algo. Por ejemplo de "La guerra de las galaxias" (o "Star Wars", que dicen ahora), pero sirve cualquier otra propuesta cinematográfica en forma de saga. Estas legiones ensoberbecidas por el asombro que les produce el ingenio de un tercero, creen estar no en el privilegio, sino en el derecho de apropiarse (adueñarse, tal vez) de la esencia y conceptos de aquello por lo que profesan una animosidad morbosa y excesiva, lo inundan todo con su ruido y griterío.

El meollo Star Wars tiene su aquél. Cuando niño, a todos nos hechizó aquella película que llevábamos soñando desde siempre, con aventuras entre las estrellas, con malos malísimos y buenos heroicos y arrojados, aliados socarrones, heroínas principescas (¿para qué si no la dulcísima Leia necesitaba ser una princesa?)... Aquella película estaba repleta de imaginación, de láseres, de naves espaciales, de humor y de un guion que era una genialidad constante. Todo lo que no es Rogue One, y todo lo que no fue la ultrajante versión del Sr. Abrams. Porque, nunca me cansaré de repetirlo, el genio es George Lucas, no los fans, ni los seguidores, ni tampoco ninguno de los que colocan en Wikipedia algo tan aberrante como "Luke Skywalker procede de la colonia de asteroides de Polis Massa". George Lucas concibió aquella película de batallas en las estrellas y lo hizo entregando al séptimo arte una joya, una obra maestra, y una continuación tan adulta y firme que desde entonces el cine ya no es lo mismo (tampoco las precuelas fueron lo mismo, pero no estaban tan mal como los fans, esa masa amorfa dictadora, han querido y quieren proclamar).

Fui a ver Rogue One porque en mi fuero interno parece sacrílego no acudir al cine a ver cualquier cosa que provenga de "La guerra de las galaxias". Pero eso no significa que deba comulgar con las ruedas del molino embustero en que Disney ha querido convertir aquella genialidad de Lucas. Porque ni la propuesta de Adams, ni esta otra de los espías rebeldes que roban los planos de la Estrella de la Muerte, son otra cosa que enormes y muy decepcionantes errores. Errores de guion, claro, de intenciones, de concepto, aunque luego, cinematográficamente, haya que rendirse a la evidencia de lo bien rodadas que están.

Podían haber hecho algo distinto, algo más profundo, más sólido, más coherente, más original... y de momento ambas películas no son sino copias y remedos (cuando no mastuerzos) de las ideas que Lucas generó hace ya más de treinta años. La de Adams, una inverosímil historia copiada de la original y trufada de tantos engaños y puerilidades que uno se sorprende de que este señor haya alcanzado tanta prosapia en la Meca del cine. La que nos ocupa, una copia prácticamente literal de "El retorno del jedi".

Mal el planteamiento.

Y pésimo el guion. Una película aburrida, plomiza, incoherente, de personajes sin oportunidad para mostrarse, de innecesarios saltos continuos entre planetas (luego se quejaban de Lucas en las precuelas), de inconexiones con La guerra de las galaxias (luego se quejaban de que Lucas no unió bien las precuelas con el origen de su saga), de... ¡Tantas cosas!

Hay más cine fuera del cine, con estas películas de la Disney, que dentro. Las noticias filtradas a cuentagotas, los spoilers que juegan a serlo o no serlo, los trending topics en las redes... todo es tan excesivo, mareante, absurdo, que a ratos parece que uno no vaya a ver una película de aventuras en el espacio sino el lanzamiento de algún nuevo producto de los de Cupertino. Porque aquí el cine deja de ser un producto artístico con opciones de ser devorado por las masas, sino un negocio planificado que igualmente será devorado por las masas. Y por ello recurren al mismo guion una y otra vez (¿no se han dado cuenta de que Disney no está haciendo otra cosa que contar estas supuestamente nuevas historias tal y como las contó Lucas cuando creó las originales?).

En fin. Para qué seguir. Los fans ya tienen su alimento. Supongo que con eso basta.
DeProfundis
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1
24 de agosto de 2023
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Aburridísima y, como es habitual en el cine español, los actores hacen lo que pueden con un guion basado en ir soltando frases de continuidad según avanza la trama. El escenario de confinamiento durante la pandemia sobra, de hecho los protagonistas no se acogen a esa situación en ningún momento. La dirección es mala, malísima, exhibiendo innumerables pobrezas, desde la dirección de actores al orden y planos de las secuencias. El montaje alarga el tedio hasta un límite difícilmente soportable.

Horrible. Evítese.
DeProfundis
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