Si fuera hacer un resumen de esta película partiendo tan sólo de las escenas elegiría dos de ellas: la del diálogo de Cristina en la barca y la de Román en la Asamblea.
Las dos son especialmente bellas porque nos hablan del verdadero concepto de la felicidad. La felicidad que obtenemos no por acumular cosas o vivir en un entorno de perfección y belleza, sino más bien la que nos llega de la admiración que nuestra familia, amigos, pareja sienten por nosotros. Simplemente por lo que somos y por lo que les hacemos sentir... Nada más!

Para mí la escena del metro es la más fuerte de toda la película. Se tiene ahí el retrato fiel del ser humano que muchas veces vende sus propios sueños y deseos por lo que "vale" el dinero.
La película podría muy bien terminar ahí... Sería un buen mensaje de cierre, pero lo que viene enseguida nos enseña algo todavía mejor, aunque más cruel: que nosotros, seres "humanos" nos vendemos TODO (o casi todo) el tiempo, muchas veces, sin tener tampoco conciencia de.
Juliana

Decir que ver esta película significa la oportunidad para pensar sobre algo que, por lo menos en mi país (Brasil), tras un poco más de 100 años de la abolición de la esclavitud, sigue siendo un estigma absurdo que califica la gente en función no de su capacidad intelectual sino a partir del color de la piel, sería, como mínimo, reducirla a un pedagogismo superficial.
Hace mucho que no veía una película que tratara de la amistad de una manera tan delicada, tan poética y a la vez alejada de las metáforas usuales que disponen los amigos en un círculo en el cual necesariamente hay que haber intimidad absoluta.
Además, vale muchísimo la pena verla, para percibir cómo es lindo ver a un profesional que se entrega por amor a su profesión, cuidando para que pueda dejar su huella en aquello a que se dedica.