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España España · Madrid
Críticas de Simoun
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Críticas 6
Críticas ordenadas por utilidad
9
16 de julio de 2012
10 de 11 usuarios han encontrado esta crítica útil
Entre las grandes películas que tuve el gusto de ver en el XIV Festival de Cine Alemán de Madrid esta se alza como una de mis favoritas (por no decir mi favorita a secas...).

Hans Weingartner ya me sorprendió muy gratamente con "Los edukadores", película que recomiendo a todo el mundo; es rebelde, divertida por momentos o más amarga e incisiva en otros, crítica con la sociedad y la situación actual de su país (aunque el tema es bastante extrapolable a otros lugares).

Al igual que en "Los edukadores", "La suma de todas mis partes" es a ratos divertida a ratos contundentemente crítica y amarga. El papel protagonista está bordado, al igual que el del joven actor que le acompaña.

Me encanta la manera en la que el director aborda el tema de la enfermedad mental, los estigmas de la sociedad hacia este grupo marginal y las ansias de libertad que tiene el protagonista. Hans consigue que te identifiques con Peter y hace que puedas llegar a comprenderle, un poco.

Es una película que habla sobre la libertad y la felicidad de sus dos protagonistas.

Yo por mi parte recomendaría totalmente la película, si teneis ocasión de verla mi consejo es que no desaprovecheis la ocasión.
Simoun
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8
20 de diciembre de 2014
5 de 6 usuarios han encontrado esta crítica útil
Me resulta difícil enmarcarla en un sólo género o encasillarla de alguna manera (que tampoco quiero hacerlo, ¿qué más da?, no creo en géneros) pues es una mezcla de ciencia ficción, drama, sátira, película que habla sobre su propia industria (el cine). Es onírica, transgresora, original, diferente, fresca, reflexiva, metafórica… mescolanza de animación y de imagen real, con un pie entre alucinación psicótica y el realismo propio de una visión pesimista y descarnada del futuro (y del presente), desolador y narcisista… puedo emplear muchos adjetivos para definirla pero ninguno de ellos por separado… “El congreso” se presenta como simbiosis de géneros y subgéneros que coge lo que necesita de aquí y de allá y hace un remiendo tipo patchwork cinematográfico.

Robin Wright (interpretándose a sí misma): actriz en horas bajas, empezando a envejecer, inestable emocionalmente y con un hijo pequeño que ha padecido desde siempre una enfermedad rara (similar a la sintomatología de una persona con sinestesia) ambos factores la han influido muy negativamente en su carrera (cancelaciones de última hora, depresiones esporádicas, baja confianza en sí misma y carácter irritable). Parece que los estudios empiezan a rechazarla por sistema.

Todo parece ir de mal en peor… y será en este momento cuando los estudios Miramount (acrónimo de los reales Paramount y Miramax) le hagan una curiosa propuesta: “¿querrías ser inmortal y que tu cuerpo rejuvenecido siguiera haciendo cine durante años?… nada de envejecer, nada de arrugas… ni siquiera nada de esfuerzo…”. Lo que le están ofreciendo es la creación de un sucedáneo de su persona, un ser virtual que actuaría por ella; poseería su imagen, su cara, su físico, expresiones faciales… y sería contratada y trabajaría en su lugar… a cambio de que ellos se quedaran con los derechos de imagen y el personaje sería íntegramente de su propiedad, le pagarían una suculenta suma de dinero al comienzo y debería desaparecer, no volver a actuar públicamente en ningún medio de comunicación del mundo.

Le lanzan esta oferta en forma de ultimátum. Robin deberá elegir entre esto o la pérdida de promoción y caída en el olvido.

Empieza a darle vuelta y a pensar en su hijo, en los precios de los cuidados médicos, en el tiempo que nunca ha tenido para estar con él, para cuidar de él… también reflexiona sobre sí misma y su decadencia física y mental… fama o anonimato… belleza o vejez… perder el derecho de elegir en qué películas salir, la intimidad de su personaje, de su imagen, no volver a trabajar como actriz…

Será una decisión sin retorno.

Entré a ver “El congreso” sin estar condicionada por nadie, ni siquiera tenía pensado qué ver esa tarde. No tardé mucho en decidirme al fijarme en un cartel promocional que tenían colgado a la puerta de los cines Golem. Me fijé en que estaba firmada por Ari Folman(¡¡el director de “Vals con Bahir“!!), en el reparto (Keitel es mi punto débil) y, especialmente, me convencí al leer que estaba basada en un relato de Stanislaw Lem… con semejantes premisas y una historia probablemente escrita bajo los efectos del consumo de hongos alucinógenos… (es broma pero es que si lees algo del escritor es lo que acabas pensando) el caso es que no me lo pensé dos veces y me lancé a la aventura.

Como anécdota comentar que cuando llevaba más o menos media película (en las primeras escenas de animación) la pareja que estaba sentada a mi lado no lo soportó más y se fueron ligeramente indignados (“esto es una fumada”… – palabras textuales de la chica…) sobra decir que a mí me encantó y que, incluso, me emocioné y estuve a punto de llorar en un par de ocasiones.

Posee más cualidades que defectos. Las guindas del pastel fueron, por un lado, el increíble uso de las técnicas de animación. ¡Qué maravilla!. No queda nada forzado, da mucho juego y es original de verdad (a veces pienso que todo está ya inventado). Los dibujos tienen una plasticidad asombrosa y, si te dejas llevar, consiguen que te sumerjas y captan por completo tu atención. Tienen una clara influencia del trazo de las historias gráficas que se están haciendo actualmente en europa, especialmente de los artistas franceses. Los personajes se alargan y estiran, para luego encogerse, sus brazos se vuelven alas con las que echar a volar, aparecen caricaturas y personajes con colores muy vivos y cálidos como máscara de su oscuro interior… consigue metáforas visuales, algunas casi poéticas, muy efectivas con los giros tan oníricos del guión.

El reparto está muy bien escogido: Wright muy natural, sabía que era buena pero me han sorprendido los matices de registro a los que llega, Keitel siempre sobresaliente (la duda ofende) y el también el resto de secundarios (Giamatti hace una aparición muy fugaz pero efectiva), la banda sonora también me ha llamado la atención…

Y, sobretodo, el guión es lo que más me ha sorprendido. Los diálogos son brillantes y darían pie a buenos debates. Me gusta cómo está tratado el tema de la vejez de la protagonista o la soberbia y el narcisismo. La animación da mucho juego con todos estos temas, sobretodo al mostrar las diferencias, tan humanas, entre la idea de uno mismo que mostramos ante los demás y lo que en verdad somos (podemos verlo muy bien en la escena de la fiesta -congreso- que tiene lugar hacia la mitad de la película con la idea de poder transformarse cualquiera durante un tiempo determinado en lo que se desee sólo “bebiendo la esencia” del famoso a imitar).

La recomiendo totalmente a cualquiera que se atreva, no es una película sencilla de ver y entender. Da pie a paranoias mentales de diversa índole. Es marciana y provocativa, pasando de lo psicodélico a lo poético y de lo poético a lo psicodélico. Con lecturas y mensajes encriptados por doquier. Buen ejemplo de lo que Meliés quiso enseñarnos con su cine: pura magia grabada. En dos palabras: Cine valiente.
Simoun
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La sal de la Tierra
Documental
Francia2014
8.1
9,864
Documental, Intervenciones de: Sebastião Salgado
9
20 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Siempre disfruto mucho viendo los trabajos documentales de Win Wenders. Sin embargo, en esta ocasión iba sólo por el nombre: ni siquiera tenía claro de qué trataba en concreto.

“La sal de la tierra” explora la vida profesional del fotógrafo Sebastiao Salgado. Es un documental filmado entre dos: Wenders comparte la dirección con el más indicado; el hijo de Salgado: Juliano Ribeiro Salgado. Juliano brinda matices más profundos y crea un ambiente medio biográfico que se ve marcado por la ambigüedad de un hijo añorando el tiempo que no pudo pasar junto a su padre y el orgullo y ensalzamiento de su figura.

Cosechó muy buenas críticas entre los festivales a los que se presentó: se hizo con el premio especial de una de las secciones del Festival de Cannes además del codiciado premio del público en el último Festival de San Sebastián.

Personalmente me ha parecido un trabajo muy elegante y con mucha sensibilidad que partía de un complicado proyecto… Wenders consigue salir airoso ante la perspectiva de un largometraje tan estático y a la vez tan vivo. Los diálogos están muy bien construidos y nada sobra o falta. Un trabajo al que se podría calificar como redondo (y eso que soy una crítica muy exigente).

El trabajo tiene un ritmo tranquilo y abundan las pausas de cámara en las que se enfocan fotografías en blanco y negro del artista: imágenes de la guerra africana entre Tutsis y Hutus, personas sin hogar, calles llenas de muertos a machetazos, niños desnutridos prácticamente sin vida, con las costillas clareando en sus diminutos cuerpecitos… retratos hiper-realistas que te hielan la sangre en las venas y te hacen temblar de rabia… la naturaleza humana en su más cruda expresión… menciono todo esto no como una morbosa recreación si no para preparar al futuro espectador ante lo que verá, no será algo fácil (a mí se me escapaban las lágrimas) e incluso el propio Salgado cayó en una crisis existencial que marcaría su vida… más no todo está perdido ni todo es sufrimiento y ese es el mensaje más importante que quiere dejarnos como legado… la luz al final del túnel se aproxima y Salgado es capaz de ver más allá de la barbarie y encontrar el rayo de esperanza que necesitaba y que le hará descubrir la otra cara amistosa de nuestro planeta de manos de un proyecto de reconstrucción de… pero no digo nada más, sólo comentar que consigue sacarte del hoyo al que previamente te lanza en las dos primeras partes del documental y finalmente dejarte con un buen sabor de boca y con impulsos de rebeldía y motivación, mandando un mensaje final de esperanza y vitalidad.

¡La rabia y la esperanza se funden y, eso sí, no saldrás como entraste!.
Simoun
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5
20 de diciembre de 2014
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una película de Ventura Pons en la que el catalán, en mi opinión, peca de lo que suele pecar a menudo: incluyendo demasiado diálogo (en este caso en forma de narrador con voz en off)... como bien dicen algunos directores el secreto del lenguaje audiovisual clásico debe ser el que emplee las imágenes como medio de expresión sin abusar de la palabra.

"Animales heridos" se presenta como un ensayo en voz en off sobre la infidelidad y las relaciones humanas, sobre personajes que se hieren unos a otros y se retiran para lamerse las heridas en privado... Como tal (como ensayo) es bueno, lo que nos cuenta el director es interesante y tiene puntos muy sarcásticos... pero como producto audiovisual creo que es en cierta manera fallido.

Las interpretaciones de los personajes están correctas sin sobresalir demasiado... y creo que ésta es una buena frase para describirla en conjunto: es correcta pero nada imprescindible o sobresaliente.
Simoun
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2
20 de diciembre de 2014
2 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Luis Marías comienza como guionista de los dos primeros trabajos de Enrique Urbizu además de haber ganado un Goya al Mejor Guión Adaptado por “Mensaka”.

Nos presenta ahora una historia enmarcada en el conflicto vasco y sus consecuencias en un policía. Su mujer morirá a causa de una bomba puesta en su coche y su hija perderá las dos piernas. Carlos, obsesionado y cegado por la ira, buscará venganza.

Sin duda es el año de las películas de corte policíaco o “thriller” con mayor o menos acierto desde “La isla mínima” o “El niño” hasta la reciente “La ignorancia de la sangre”.

En este caso la película de Marías, en mi opinión y a mi pesar, creo que posee un guión no demasiado acertado ya que adolece de previsible y de excesivamente melodramático mostrándose por momentos excesivamente sobrecargado y obvio.
El mensaje que parece pretender enviar se esfuma en el aire antes de volverse consistente, se queda en simple intención que no acaba de cuajar, creándonos unas expectativas demasiado complejas y elevadas que no alcanza por simplista y plano.
No me acaba de convencer para nada, el director no se tira a la piscina y el presunto trasfondo político acaba antes de empezar.

Lo que tiene más a su favor es el trabajo de interpretación de Coronado y Berrocal, consiguen mostrarse creíbles aunque no me parecen muy acertados ni los diálogos ni la banda sonora. El personaje de Aida Folch está francamente desaprovechado, podía haber dado más de sí si se hubiera tratado de manera diferente.

Mención especial al joven Gorka Zufiaurre, demuestra con creces su valía y sus ganas de superación.

Una pena aunque habrá que darle más oportunidades a Marías, un pinchazo lo puede tener cualquiera y habrá que esperar a su próximo trabajo.
Simoun
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