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Madame de...

Drama Urgida por la necesidad de dinero para cubrir sus cuantiosos gastos, una condesa vende unos pendientes que le regaló su marido, y a éste le dice que los ha extraviado. El joyero, indiscreto, le cuenta al conde lo sucedido, y le vende la joya que, tras distintos avatares, llegan a manos de un diplomático italiano. (FILMAFFINITY)
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Críticas 26
Críticas ordenadas por utilidad
6 de febrero de 2010
69 de 81 usuarios han encontrado esta crítica útil
“Madame de…” se titula con la fórmula de anonimato que disimula la identidad de una aristócrata, involucrada en frívolos enredos en la Francia de finales del XIX.

Podría subtitularse “Historia de unos pendientes”. Tales piezas, formadas por diamantes de enorme valor, van de mano en mano, en recorrido lleno de formidables coincidencias durante el que se cargan con fuertes simbolismos personales y sirven de elegante hilo conductor al relato.

Tan elegante como los planos largos de una cámara que no se detiene un instante en el travelling; planos suntuosos, equilibrados, en escenarios y decorados detalladísimos, sin incurrir en lo majestuoso.

El mismo equilibrio con que la historia oscila entre la comedia y la tragedia para discurrir por ese filo, a ritmo musical. La narración avanza como esos valses que bailan interminablemente los protagonistas. La cámara y la sucesión de acontecimientos parecen seguir esa cadencia vienesa (para Ophuls, la ciudad por excelencia).

El amor, el destino, la mentira y el perdón, girando circulares, a ritmo de vals.

Los tres actores que arman el triángulo (Danielle Darreux, Charles Boyer y Vittorio de Sica) trabajan a excelente nivel y consiguen que, llegada la culminación del conflicto, la tensión sea máxima.

También contribuye la acertada economía con que se adaptan de la novela original los diálogos.

El Ophuls que dirige esta película es un indiscutible artista. Refinado y culto, aporta lirismo, meditación, preciosismo, melancolía, ligereza, romanticismo, humor, vitalidad, drama y fantasía, todo armonizado con gusto exquisito y encanto irresistible en un conjunto que se puede denominar sin vacilación Arte.

Quien no haya visto aún “Madame de…” es afortunado: tiene aún por delante la ocasión de gozar por primera vez de esta obra maestra.
Archilupo
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31 de octubre de 2009
50 de 55 usuarios han encontrado esta crítica útil
Penúltimo film de Max Ophüls (1902-57), realizador alemán nacionalizado francés. El guión, de Marcel Archard, M. Ophüls y Annette Wademant, con diálogos de M. Archard, adapta la novela “Madame de ...” (1951), de Louise de Vilmorin. Se rueda en el bosque de Rambouillet (Yvelines) y en los platós de Studios Boulogne-Billancourt (Hauts-de-Seine). Es nominado a un Oscar (vestuario). Producido por Ralph Baum (no acreditado) para Franco London Films (Paris) y Rizzoli Film (Roma), se estrena el 16-IX-1953 (Paris).

La acción dramática tiene lugar en Paris, con dos breves escenas en Constantinopla y Basilea, en el último año del XIX (1900). Louise de ... (Darrieux), casada con el barón André de ... (Boyer), general de artillería, se ve obligada a vender unos pendientes al joyero Remy (Debucourt) para liquidar unas deudas que la apremian. Los pendientes a lo largo de la cinta son objeto de compraventa, intercambio o donación como obsequio, al menos, en 9 ocasiones. Louise es desdichada, caprichosa, derrochadora, frívola, coqueta, de belleza estilizada, decidida e insatisfecha. André es patriarcal, posesivo, vanidoso y celoso de las apariencias, las convenciones sociales y su prestigio personal. Fabrizio (De Sica), embajador italiano, conoce a Louise por azar. Es atento, afectuoso, educado y distinguido.

El film suma drama, romance y análisis social. Es una de las 4 obras maestras que el autor realiza en Francia, tras su regreso (1950) de EEUU. En ellas explora los entresijos, secretos, ilusiones y conflictos del amor. Combina con singular habilidad el dramatismo con la ligereza y con toques de ironía y humor. Abundan las digresiones iniciales que sirven para mantener al público a la expectativa de descubrir cuál es la línea argumental básica del film. La narración es liviana, ligera y elegante, sin perjuicio de exponer en profundidad los temas que preocupan al autor y quiere exponer.

Hace uso de una estética esencialmente clásica, que divide el relato en 4 actos, pensados para cumplir las 3 funciones canónicas de presentación, nudo y desenlace. La afición que profesa por el cuidado de los detalles, le impulsa a construir una visualidad rica en matices y elementos de adorno, que le confieren una apariencia de barroquismo de inspiración romántica, acorde con los gustos de la época (1900). Con todo, el armazón de la historia es conceptualmente clasicista y por ello equilibrado, armónico, sólido y dominado por la búsqueda de equivalencias entre el fondo y la forma.

Con la ayuda de elipsis encadenadas y el recurso al simbolismo de unas imágenes envolventes, construye una escena central de enorme fuerza y fuerte contundencia: el vals que descubre a los miembros de la pareja sus sentimientos íntimos, les facilita la comunicación silenciosa de los mismos y les sella su confirmación a través de la expresión corporal asociada a las vueltas del vals y a lo que sucede a su alrededor.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Miquel
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1 de abril de 2007
38 de 50 usuarios han encontrado esta crítica útil
Para valorar justamente esta película en el año 2007 habría que meterse, mas que en la piel, en los conocimientos y experiencias de alguien que viviese hace más de cincuenta años. Y no lo digo por lo del triángulo amoroso que es un tema universal y siempre de actualidad, sino por todo lo demás: lujo, teatros, bailes, admiradores, joyas, viajes, nobleza, sirvientes, lacayos, cuadros de Napoleón, etc, etc, etc.

No quiero decir con ello que para comprender y valorar una obra haya que haber vivido en el tiempo que se refleja. No estoy tan loco. Pero en este siglo 21 empiezan a resultar increíbles estos tipos de personajes intentando recobrar el honor que hace ya mucho tiempo que perdieron. Y esto, en cuestión de cine, es un síntoma de mal envejecimiento.

Dicho queda pues que lo que la pelicula de Ophüls cuenta no me interesa demasiado pero en cambio me parece atractiva la forma de contarmelo. Se nota que Max Ophüls es un director diferente con una inteligencia poco convencional. "Madame de..." en manos de otro director más "normalito" podría haber sido una píldora soporífera. Pero Ophüls le saca partido, con unos diálogos que se mueven entre la comicidad y la ironía, con una serie de casualidades magistralmente imaginadas y puestas en escena para deleite del espectador y sobre todo con dos actorazos de la talla de Charles Boyer y Vittorio de Sica.

Hay quien dice que Boyer está mejor, tal vez porque asociamos el papel sicológicamente más complejo con una mejor disposición interpretativa, pero de Sica está absolutamente creíble en su papel de noble diplomático y seductor y esto es lo máximo que puede pedirsele a un actor. En cuanto a Danielle Darrieux, está bastante bien en su papel, pero claro, al lado de dos fieras interpretativas como Boyer y de Sica, pues se queda algo rezagada. No obstante admiramos su finura, su estilizada belleza y también, quede claro, su buen hacer.

No me gustó lo que me cuenta pero si me gustó como me lo cuenta Ophüls. Por ello la calificaré con un 7, eso si, alto.
FATHER CAPRIO
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14 de diciembre de 2005
28 de 33 usuarios han encontrado esta crítica útil
Excelente melodrama, retrato cínico de una sociedad de apariencias e hipocresía. Un triángulo amoroso y unos pendientes que circulan de mano en mano. Excelentes diálogos y planificación. Destaca la actuación de Charles Boyer, aunque también son convincentes las de Danielle Darrieux y Vittorio De Sica, así como las de los secundarios. Es el primer título de Ophüls que veo y me ha dejado satisfecho, para muchos es su mejor film. Dominio absoluto de la puesta en escena y de la planificación.
Darth_Fonsu
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27 de diciembre de 2017
19 de 21 usuarios han encontrado esta crítica útil
En 1950, tras su periplo hollywoodiense, Ophüls, director alemán con nacionalidad francesa, y sin perjuicio, de poseer la alemana, regresa a Francia para iniciar la etapa más brillante de su carrera. Allí realizó cuatro obras maestras –'La ronda', 'El placer', 'Lola Montes' y la cinta que nos ocupa–, donde reflexiona sobre el amor y las relaciones humanas.

Ambientada en la Europa de comienzos del siglo XX –el contexto histórico favorito de Ophüls–, período que supone el ocaso del viejo continente y el inicio de una nueva época de inestabilidad, 'Madame de…' es un sencillo y fantástico melodrama entre un triángulo amoroso que termina en tragedia.

Toda la filmografía de este cineasta y, consecuentemente, las diversas escenas de la película, se encuentran marcadas por el expresionismo, el impresionismo y el barroquismo. Ophüls, autor de referencia de Stanley Kubrick, mueve la cámara de forma fluida, conformando un trabajo de cámara sin igual.

A ritmo de valses y unos pendientes que sirven de refinado hilo conductor de la trama, el filme está lleno de escenas magistrales, como pueden ser, el plano secuencia que presenta al personaje femenino y que sirve para definir totalmente su personalidad, o el vals que revela a los miembros de la pareja sus sentimientos íntimos.
José Manuel Barba Márquez
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