Distancias cortas (2015)

Moverse a placer entre el drama y la comedia no es algo que se consiga con facilidad, y son realmente muy pocos los realizadores que logran ejecutarlo sin perderse en el intento, y esta es una película que precisamente provoca que las lágrimas de conmoción se fundan con las derramadas por las risas.

Cuando pensamos en el relato de un hombre que sufre de obesidad mórbida quizá venga a nuestra mente, en un plano principal, el aspecto social (tal vez las burlas o las miradas juiciosas, etc.), pero aquí, aunque dicho elemento queda implícito, se trata de la lucha de un hombre que lidia con su entorno más inmediato; las dificultades para llevar a cabo las tareas domésticas más básicas, las escasas posibilidades de mantener una convivencia con otras personas, y la impotencia de sus seres queridos ante su grave situación.

"Distancias cortas" no es un filme sobre la enfermedad ni la soledad, es una película sobre seguir adelante pese a lo complicado que en ocasiones resulte la vida, es una película que nos invita a no perder la esperanza, a no sumergirnos en un pozo de pretextos, y nos insta a buscar el modo de reinventarnos, incluso cuando pareciera que existen pocas razones para hacerlo, es una película acerca de no quedarse inmóvil, que nos dice que a veces la respuesta puede estar debajo de nuestra propia cama.

Creo que sobran las razones para reiterar que este es un filme maravilloso, con una historia redonda (sin dobles sentidos), personajes entrañables, un diseño sonoro impecable (cosa rara en nuestro cine), una magnifica dirección, un diseño de producción bastante pulcro, y unas interpretaciones -el señor Luca Ortega a la vanguardia- que se pueden enmarcar y colgarse en la sala de cualquier casa.

Recomiendo el visionado de esta cinta a todo aquel que tenga acceso a ella, creo que es una oportunidad irrepetible de ver una propuesta mexicana de excelente manufactura que cuenta con todo el potencial para convertirse en uno de los grandes exponentes de la “dramedia” nacional contemporánea. "Distancias cortas", vale su peso en oro.

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Fede es un hombre de más de 40 años que padece obesidad mórbida, no sale de casa y solo recibe la visita ocasional de su hermana, quien le quiere y al mismo tiempo le muestra cierto rechazo, y su cuñado, quien le muestra en una cámara digital las fotos de sus últimas vacaciones.

Fede recuerda que tiene un viejo rollo sin revelar y decide emprender la odisea de salir para obtener las fotos, en la tienda se hace de una pequeña cámara que será el pretexto para conocer a Paulo, el solitario chico dependiente, con quien entablará una amistad a la que se sumará su cuñado Ramón.

‘Distancias cortas’ es la ópera prima de Alejandro Guzmán Álvarez, quien logra solventar el principal prejuicio de la película, dando un tratamiento noble a su personaje, no reparando en la enfermedad y centrándose en relatar su historia de amistad, alejándose de un predecible patetismo pero dejando como única mancha ese subrayado a la miseria que rodea al personaje principal.

El relato pone foco en el desarrollo de la amistad entre Fede y Paulo, personajes dispares que encuentran en el otro el paliativo para su soledad, y ésta se narra de manera orgánica y natural, aunque con la sensación de que algo más de sustancia se pudo agregar.

El relato descansa en la interpretación de Luca Ortega, quien da vida a Fede, él es baterista de la banda San Pascualito Rey y ha compuesto música para la película, quien consigue dar forma a su personaje de manera notable y amigable más no logra volverlo lo suficientemente entrañable que precisaba el relato

Una historia de nobles intenciones que logra equilibrar lo dramático y la comedia, pero que se queda corta en lo emotivo.


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