arrow

Bang Bang Baby (2014)

Premios
2014: Festival de Toronto: Mejor primera película canadiense
6
Entre un Sueño y un Duro Lugar
'Bang Bang Baby' es una película rara.
No rara de "peculiar" o "atípica", sino rara en todo el extenso significado de la palabra.

La mejor manera de clasificarla sería como musical, aunque también es ciencia ficción. Pero tampoco ciencia ficción de monstruos o realidades paralelas, sino ciencia ficción con un toque romántico.
Para colmo, ese romance funciona más como excusa para hablar de ese difícil período adolescente en que los sueños chocan contra las responsabilidades y las posibilidades, o sea que no deja de tener un cierto carácter existencial.
Y, como guinda de todo el pastel, luce un estilo descaradamente setentero, más cómodo cuánto más recargado e irreal, hasta el punto de que los escenarios parecen maquetas teatrales (iluminaciones imposibles y muebles que se notan falsos incluidos).

Pero si aceptas esos peajes puedes llevarte una buena recompensa: la historia de la joven Stepphy atrapada en una localidad rural, soñando con conocer a su ídolo Bobby Shore en un concurso musical, mientras sobre el pueblo se cierne la amenaza de una niebla púrpura que provoca horribles mutaciones.
Es la clase de argumento que se ahogaría en su concepto inicial, pero sorprendentemente consigue una ligera implicación emocional que se va haciendo fuerte a medida que pasan los minutos. La estética de los 60 y el homenaje a las trasnochadas películas de Elvis, el divertimento inicial, poco a poco va dando paso a una curiosa historia de madurez, que tiene en la actuación de Jane Levy su mejor baza.

Ella, Stepphy, se permite el lujo de perseguir un sueño porque conoce bien el otro posible extremo, la perspectiva de una vida entera desperdiciada en un pobre pueblito, cuidando de su padre enfermo y aguantando a los tres babosos que van de buenos pero solo quieren meterse en sus bragas.
La fuerza de su sueño la lleva al extremo de grabar una cinta cantando para entrar en el mencionado concurso musical, y durante unos segundos el espectador tendría la seguridad de que va a triunfar, pero la película tiene una inusual crueldad al recordar que eso no basta: lejos de resultar la afortunada ganadora que hemos visto millones de veces, no solo pierde sino que encima se hunde hasta el extremo. Sin ningún premio de consolación, sin ninguna esperanza de que todo pueda cambiar.
La tan clásica imagen de los dos jóvenes enamorados teniendo sexo en un coche a la luz de la luna se transforma en la siniestra oportunidad que se le presenta a Fabián, uno de los babosos oficiales de Stepphy, para consumar su obsesión con ella, mientras en la radio suenan los acordes ahogados de una canción de amor.
En apenas unos minutos, se pasa de "la película que creías que sería" a "la película que no esperabas que fuera".

Y podría haber sido algo dramático a partir de ahí, pero pronto corta esa posibilidad de raíz, cuando aparece Bobby Shore en escena sin que la coherencia sufra un segundo: espontáneamente, gracias a una casualidad, como pasaba en las mejores comedias románticas setenteras.
Sobra decir que Stepphy acabará teniendo implicaciones románticas con él, pero lo más interesante del tema es que el sueño de conocerle pasa a no ser tan idílico como parecía. Bobby es manipulador, rastrero y sobrado. Pero también es encantador, entregado cuando debe y no niega una canción a su querido público. No te puede caer demasiado mal, pero tampoco demasiado bien.
¿Será posible? ¿Que alguien se haya atrevido a demoler a surrealistas golpes el típico esquema que dice que la protagonista debe cumplir su sueño y dejar atrás su entorno, o al contrario, desechar su sueño porque es mejor su entorno?

Stepphy no encuentra salidas fáciles.
Y, mientras percibimos que no todo es tan de color rosa, y la estética suave ya deja de engañarnos, advertimos que esto puede ser algo más que una rareza, y puede estar hablando de cosas muy jodidas.
Stepphy se autoengaña queriendo a Bobby y rogando que se quede con ella, pero tampoco quiere quedarse con Fabián para cuidar de su padre enfermo y ser la perfecta esposa. Necesita otra alternativa, pero esas son todas las que conoce.
La historia no pierde oportunidad de que veamos como esos hombres están satisfechos de reducirla, controlarla, y hacerla manejable para que nunca escape de su lado. Cambiar una cárcel en forma de sombra de Bobby Shore por otra en forma de pueblo pequeño, sombrío y encerrado en sus miserias.

Entre las canciones, entre los homenajes y entre la estética recargada está una muchacha buscándose a si misma, haciendo propio camino donde antes solo había obediencia dependiente.
Y eso, desde luego, es lo último que esperaba encontrarme en un extraño y curioso musical existencialista, y a la vez la principal razón para darle una oportunidad.
[Leer más +]
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Más información sobre Bang Bang Baby
Fichas más visitadas